60
Dr. Jeckyll y Mr. Hyde al mismo tiempo
Lo cierto es que tu sistema psíquico está sometido simultáneamente a dos fuerzas contradictorias que literalmente te enloquecen.
Una de estas fuerzas tiende a apegarse a tu psicópata personal y a no dejar bajo ningún concepto que salga de tu vida.
La otra fuerza contrapuesta a la primera tiende a huir, salir corriendo, echar o expulsar al psicópata de tu vida con urgencia.
Son dos tendencias irreconciliables en las que no cabe ninguna mediación.
De ahí que experimentes un lío mental que no entiende nadie a tu alrededor: ni tu familia, ni tus amigos, ni siquiera tu psicólogo.
Esas dos fuerzas contrapuestas son características de lo que los psicólogos denominamos el doble vínculo psicopático.
El doble vínculo es algo normal, esperable y característico en las relaciones con psicópatas.
Por un lado, sientes que el “amor de tu vida”, finalmente desenmascarado, ha resultado ser alguien que abusó de ti, de tu ingenuidad, de tu confianza, de tu amor y de tus bienes y dinero.
Sientes que no puedes, ni debes seguir en una relación con alguien así en tu vida, que ya te ha dado sobradas muestras de su capacidad de mentirte, engañarte, traicionarte y abusar sistemáticamente de tu confianza.
Ahora conoces que la persona que creías te amaba y compartía tu vida contigo, aquella alma gemela, es un fraude monumental, pues ya no existe.
Y sin embargo, al mismo tiempo, toda una parte de ti desea y anhela volver con este ser.
Sientes que le quieres, le necesitas, y que no puedes vivir sin él.
La razón estriba en que, en realidad, debajo de tu relación con tu psicópata personal ha habido dos relaciones distintas y simultáneas.
Por un lado está la relación con la máscara (el Dr. Jeckyll) y por otro está el contacto abrasivo y tóxico, es decir, con la persona real y verdadera de tu psicópata personal (Mr. Hyde).
¿Cómo saber cual de los dos es el ser real?
Por sus obras lo conocerán.
Con tu psicópata no debes atender jamás a lo que te dice: en cambio, debes observar y analizar su comportamiento. En su comportamiento radica su verdadera identidad. Cada quien es hijo de sus obras.
Por eso haz oídos sordos a lo que dice y solo fíjate en cómo actúa en verdad.
Sus actuaciones hablan de quien es en realidad detrás de su máscara.
Su autopropaganda, manipulación, victimismo y culpabilización del otro, oculta un experto en simulación y camuflaje que siempre logra engañarte una vez más...