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La triangulación posruptura y la shadenfreude
No ha terminado todo con el descarte, la traición y el abandono.
La fiesta no ha hecho más que empezar para tu pareja psicópata.
No se conforma con haberte dejado tirado, sino que necesita verte destruido.
Forma parte de su naturaleza vampírica alimentarse de los sentimientos tóxicos de dolor y daño emocional de sus víctimas.
Sin esperar ni un instante, y en pocos días, te hará comprender cómo ya has sido reemplazado por el siguiente en la lista, colocando fotos en su Facebook o haciéndote llegar a través de mil creativas maneras la nueva y maravillosa noticia de su nueva relación.
Si no sabías nada, te preguntas cómo es posible que hayas sido reemplazado tan rápidamente.
Si ya tenías información parcial o albergabas sospechas, todo finalmente queda confirmado. Todo estaba ya pre-cocinado.
Tú has sido el último en saberlo.
Te preguntas por qué necesita restregarte por la nariz de forma tan poco elegante e indigna su traición, y no encuentras razones válidas porque tú piensas como una persona con empatía normal.
La única razón posible es la pura maldad. Por eso no te cabe en la cabeza.
Es algo que en alemán se denomina shadenfreude, es decir, la alegría y el regodeo que sienten los psicópatas por hacerle daño a una persona.
En ello se manifiesta lo que se oculta detrás de su apariencia: una personalidad malvada para la que resulta obsesivo destruir en los demás su crecimiento espiritual o felicidad para así preservar un YO enfermizo.
Mientras descubres la verdad de todo, el entorno de tu pareja psicópata, merced a sus artes de manipulación, te imputa ser responsable de todo lo que ha ocurrido y saluda con gozo la nueva relación, así como la liberación que ha conseguido alcanzar de una persona loquita e inestable como tú.
Todo ello te enfurece, y te altera aún más, complicando cada vez más tu imagen pública y confirmando la falsa acusación contra ti de tu ex pareja psicópata.
La triangulación póstuma sigue en el guión del psicópata como forma de ostentar su poder y una actitud ganadora en todos y en cada uno de los juegos existenciales a los que juega.
Si durante la relación utilizó la triangulación, el flirteo y la estrategia de la coqueta para torturar a su pareja, fue para cosechar los beneficios de un deseo mimético que quedaba exacerbado en su víctima por el obstáculo que representaba un virtual adversario o rival.
El psicópata sabe que triangular de este modo hace subir su cotización y descender hasta el sótano la autoestima de su pareja.
Su autoestima queda destruida, lo mismo que su confianza y seguridad en sí misma.
Ahora, tras la traición, la triangulación posruptura tiene la misma función satánica para un psicópata: mantener una imagen inflada y falsa de ganador y poderoso, a costa del sufrimiento emocional de su víctima.
Alegando su libertad, y acusando de los sentimientos que causa en su víctima su perversa triangulación, todo psicópata disfruta doblemente de una excitación que significa para él la shadenfreude.