48
1° movimiento. La idealización: “Nunca he conocido a alguien así”
“Eres un ser especial para mí...”
La sensación que refieren todas las víctimas es exactamente esa. Te sientes barrido por una fantasía que parece haberse hecho realidad.
Lo cierto es que tu mente está siendo manipulada por tu factor abstractivo o imaginativo, debidamente manipulado y activado por los botones emocionales que está pulsando tu psicópata.
Se convierte en el foco permanente de todos tus pensamientos en cada minuto del día. Crees estar enamorado de él o ella pues no eres capaz de centrar tu atención en otra cosa.
Todos los centros de placer regulados por el sistema cerebral opiáceo están activados. Eres cerebralmente un drogadicto en pleno disfrute de sustancias.
No te extrañes que esta sensación placentera es una de las mayores experiencias emocionales de tu vida.
Sin embargo, como todas las demás adicciones, siempre llega el día del síndrome de abstinencia.
Su bombardeo constante, sus e-mails, Watsapp, llamadas telefónicas a todas horas, contactos mediante el chat, Skype, envíos de mensajes, canciones, frases románticas, poemas, etc., no te van a dejar recuperarte de la dosis administrada anteriormente.
El proceso de volverte un adicto al psicópata tiene como verdadero gobernante a alguien que se encuentra al otro lado de la consola de mandos de tu vida, manejando las palancas correspondientes para que te conviertas en un adepto o adicto a su persona.
Cuando quieres darte cuenta, es demasiado tarde. Mientras dura, es muy difícil que puedas cobrar consciencia de lo que te está ocurriendo en verdad.
Cuanto más alto subes, mayor es el daño que te produce la caída.
La mitomanía de esta fase se materializa en numerosas formas fácilmente identificables.
Al cabo de poco tiempo, te has convertido en alguien especial para el psicópata, que no duda en llamarte por un nombre nuevo del que solo ambos conocen el significado. Comparten poemas, canciones, secretos, etc. que te hacen sentir único en la vida del psicópata.
Te sientes de nuevo como un adolescente y crees que ha llegado por fin el verdadero amor, pues la intensidad emocional con la que has sido manipulado surte el efecto de enamoramiento en tu cerebro emocional. En él se despliega entonces una miríada de sustancias opiáceas que te generan un intenso e inefable sentimiento de euforia amorosa y de excitación emocional.