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Tu situación de vulnerabilidad como atractor del psicópata
Del relato de todas las víctimas de un psicópata personal podemos aprender rápidamente algo esencial: en casi todos los casos la víctima atravesó en su vida una situación previa de elevada vulnerabilidad.
Todo psicópata es un depredador alerta y a la caza de la oportunidad de aprovechar cualquier vulnerabilidad ajena en su beneficio.
Siendo un verdadero lobo oculto bajo la piel de una oveja, el psicópata busca una economía de medios y preferirá atacar a la presa más indefensa y fácil que a la que pueda ofrecer más resistencia o defensa. En este sentido, es proverbial cómo, para un psicópata, toda vulnerabilidad ajena supone un reto irresistible para su capacidad de aprovecharla en su beneficio.
Como los tiburones, una vez que huelen la sangre atacan indefectiblemente a su víctima.
Tus vulnerabilidades personales significaban para tu psicópata una ventana de oportunidad irresistible para él.
La vulnerabilidad no es debilidad.
Todas las personas atravesamos en nuestra vida períodos en los que nos encontramos más susceptibles a ser heridos o dañados. Durante esa época de vulnerabilidad, el sistema inmunitario psicológico se encuentra bajo mínimos, es decir, la persona se encuentra “a tiro” de aquellos que quieran atacarla, criticarla, seducirla o tentarla moralmente.
Hay una serie de situaciones personales, familiares y existenciales que informan al psicópata de sus posibilidades para contigo.
Si atraviesas alguna de estas siguientes situaciones, te conviertes en un objetivo fácil e irresistible para un psicópata.
Tus probabilidades de ser depredado en momentos en que tus defensas pueden estar muy bajas aumentan significativamente, a saber:
• Durante períodos de abandono, soledad a aislamiento de tu familia, amigos o seres queridos.
• Durante o después de procesos de victimización (malos tratos, abusos, mobbing, acoso sexual...).
• Durante o después de separaciones, divorcios o problemas de pareja traumáticos.
• En etapas de disminución radical de tu autoestima.
• Durante la salida de situaciones de fracaso amoroso o salidas dolorosas de romances.
• Durante períodos en los que experimentas una necesidad imperiosa de ser apoyado y validado por los demás.
• Durante períodos en los que sientes que has perdido buena parte de la seguridad en ti mismo o tus convicciones básicas.
• Al llegar y encontrarte solo en una nueva ciudad.
• Con ocasión de la muerte de un ser querido o de una figura de apego seguro.
• En una situación de desempleo o de crisis laboral.
• A la salida de una grave enfermedad.
• En cualquier otra situación de pérdida, abandono o estrés vital y existencial.
Armado con su radar psicológico, verdadero detector de vulnerabilidad, y bien pertrechado por sus enormes capacidades de jugar psicológicamente contigo, su acercamiento se produjo rápidamente, olfateando las enormes posibilidades que un candidato como tú ofrecías.
No hace falta que la víctima revele explícitamente su vulnerabilidad.
La capacidad de identificar mediante tus gestos, tono vital o emocional tu estado mental y emocional le proporciona al depredador una lectura infalible: se encuentra ante una persona en un momento personal y vital bajo, que resulta hiperfavorable a sus planes.
Aunque te parezca increíble, un psicópata golpea cuando la persona que tiene delante se encuentra más hundida y necesitada de apoyo que nunca.
Tu evidente necesidad de apoyo, sanación o consuelo fue la apertura psicológica por la que se coló en tu alma, para violarla.
Tu evidente necesidad de salir de la situación dolorosa o traumática colusionó con su descarada y descomunal oferta de atención, mimos y cuidados hacia ti.
Tanta que te resultaba difícil de creer.
No podías creer que fuera cierto.
Y no lo era.