Capítulo 14

GINGER, 4:35 de la tarde

La sala interior parecía vacía. No tuve que entrar para comprobar sus rincones; tenía el inconfundible aspecto del abandono y mi corazón daba tumbos. Estaba ya desbordando resentimiento y quería poner las cosas en su sitio de una vez.

La guapa recepcionista negra, o secretaria, o lo que fuese, estaba tras su escritorio. Recordaba su nombre. Sarah la había llamado Ginger. Me miraba con controlada diversión y yo estaba bastante seguro de que ella me recordaba.

—¿Puedo ayudarlo? —me preguntó.

—No lo sé. ¿Puede decirme dónde está la señorita Vosto… Vostovek?

En mi impaciencia, todavía me equivocaba con el nombre.

Advertí que era tonto preguntar. Se había ido.

Pero Ginger dijo:

—No sé dónde pueda estar, pero sé que volverá. ¿Quiere esperarla?

Su voz era amistosa y continuaba al parecer divertida. No estaba muy seguro de cuál era la causa de su diversión, pero me hizo sentirme intranquilo. Me senté bruscamente y sin poder estarme quieto. No tenía nada para leer, y aunque consultaba mi reloj bastante a menudo, su capacidad de consuelo y distracción me estaba agudamente limitada. La ecuanimidad de Ginger, su aparente calidez y su no menos aparente aceptación de la confidencia de que Sarah tenía que volver, fue todo lo que me mantuvo en el asiento después de un rato.