LA PELOTA

Si hubiera que describir a la pelota, así, en dos patadas, diríamos que es una especie de bola más o menos elástica inventada principalmente para que el personal disfrute con ella practicando juegos o deportes. Lo suyo es que sean esféricas, aunque también las hay «amelonadas» o «apepinadas» como las que se utilizan en el rugbi y en el fútbol americano.

¿Se necesita ser niño para jugar con la pelota? Por supuesto que no, son precisamente los adultos quienes más lo hacen y los que más rentabilidad le sacan a la cosa.

¿Se necesita saber quién fue su creador para hacer uso de ella? Tampoco, porque todavía no ha nacido el listo que pueda asegurar que conoce el nombre del autor del invento en cuestión. Es más, hoy por hoy es discutible dónde y cuándo aparece por primera vez la pelota. Así que, de momento, está en el tejado de los historiadores.

Sin pretender sentar cátedra sobre sus orígenes, remontémonos a la época en que la pelota estaba en cueros (entonces no se decía en pelotas). Para ser más claros, situémonos en China, en el siglo IV a. C., donde según prestigiosos especialistas fue inventada la pelota de cuero. Algunos aseguran que los chinos las rellenaban en un principio con chinas (con piedrecitas, no con féminas compatriotas), pero tal supuesto no es muy verosímil. Parece más aceptable la teoría que sostiene que las rellenaban con cerdas (no gorrinas, sino raíces como las de los cepillos).

Dicen, cuentan, relatan que Fu-Hi, uno de los cinco grandes gobernantes de la antigüedad, que además era un inventor de la leche, tuvo la idea de apelmazar una serie de raíces duras hasta formar y modelar una masa esférica que luego recubrió con pedazos de cuero crudo... ¡Manías de mandatario!

¿Qué pretendía Fu-Hi? Seguramente, como era emperador y tenía de todo, se aburría como un chino y se dijo: «Voy a inventar un objeto cachondo y juguetón», y así lo hizo. A lo tonto me lo bailo, y como quien no quiere la cosa, hizo una pelota. Lo primero que se le ocurrió en un arranque lúdico es pasársela de mano en mano con uno de sus consejeros (este pensó inmediatamente que al jefe se le había ido la olla). Aquella especie de pelota en un principio solo valía para eso, pero ni se hacían partidos ni campeonatos, ni existían reglas de juego ni nada: tuya-mía, tuya-mía y pare usted de contar.

En cambio, más tarde, en Egipto, Grecia, Roma, Japón y en la misma China, sí que empezaron a organizarse juegos de pelota. Las culturas mesoamericanas fueron las primeras en usar pelotas que botaban y rebotaban, porque fueron ellos los que inventaron las pelotas de caucho y látex. Aquellas ya eran pelotas como está mandado y empezaron las competiciones.

A partir de entonces las pelotas no es que evolucionaran una barbaridad, en realidad lo único que cambiaron a través de los tiempos fueron los tamaños, los materiales de fabricación y los distintos usos que de ella se hacía a medida que al personal más desocupado le daba por inventarse juegos nuevos.

Siendo absolutamente honestos hay que decir que la utilidad de la pelota, fuera del contexto deportivo o lúdico, es absolutamente nula. Que aporta más bien poco, vamos. Por ejemplo, que se sepa, a lo largo de la historia nunca se pudo emplear como arma ni tampoco fue motivo de orgullo entre sus poseedores. Por más pelotas que uno tuviera, jamás era considerado más valiente ni más poderoso. Pero es que ni siquiera marcó estilo artísticamente hablando. No se sabe nada de pelotas dóricas, jónicas o corintias. Ni de pelotas barrocas, góticas, románicas o neoclásicas. Las pelotas son pelotas y ya está, sirven para lo que sirven y tampoco hay que pedirles más.

Cuando la pelota se convierte en balón parece como si adquiriera mayor importancia (circunstancia que a la pelota le molesta bastante y a veces se coge un buen rebote). Hay que decir que esta consideración es totalmente injusta porque, bien mirado, la pelota es un invento mucho más redondo. Los balones al fin y al cabo son una especie de esfera toda llena de costuras, formada por fragmentos pentagonales y hexagonales de cuero que le confieren esa redondez en porciones tan característica. Baste decir que los primeros balones tenían formas «icosaédricas», las cuales permitían que el balón rodara a pesar de tener un montón de lados. Así que el balón es solo relativamente redondo, se mire por el lado que se mire. Eso sí, da mucho juego, sobre todo en los deportes.

Fútbol, baloncesto, balonmano, voleibol, son juegos deportivos que tienen su razón de ser en el balón, como sus propios nombres indican. Pero es que hay muchos otros deportes que se juegan a base de pelotas, como son el golf, el tenis, el frontón, el béisbol, el pádel y tantos otros que tampoco es cuestión de enumerar ahora.

Nos guste o no, lo cierto es que el rey de todos es el balón de fútbol. Le solemos llamar impropiamente «esférico», cuando solamente es un icosaedro truncado con doce pentágonos y veinte hexágonos regulares, como dijimos anteriormente. Para los balones de fútbol la FIFA define tres niveles de calidad diferentes:

FIFA approved: Aprobado por la FIFA.

FIFA inspected: Inspeccionado por la FIFA.

IMS (International Matchball Standard): Balón internacional estándar.

Dicho esto, hay algo que resulta inevitable: por mucho pedigrí que tenga un balón de fútbol, siempre va a llevar una vida muy arrastrada y lo van a tratar a patadas.

Si decíamos anteriormente que la pelota no había jugado un papel importante en el mundo de la ciencia y de las artes, hay que hacerle justicia en cuanto a lo que ha aportado en lo tocante al enriquecimiento de nuestro lenguaje. Como botón de muestra, una pequeña selección de palabras o frases que tienen como origen el vocablo «pelota»:

PELOTA, LA: Cabeza. «Se te ha ido la pelota», estás chalado, zumbado.

PELOTAZO: Negocio (por lo general, sucio). Chollo, producto de un chanchullo.

PELOTA, UN: Adulador, chupaculos, que le da coba a sus superiores.

PELOTILLERO: Adulador que le da coba a sus superiores exageradamente.

PELOTERO: Cierta especie de escarabajo con tendencias futbolísticas.

PELOTAS, POR: Hacer una cosa por obligación, o más concretamente, por huevos.

PELOTILLAS: Pequeñas suciedades más o menos esféricas que salen en el ombligo y en ciertos jerséis de mala calidad.

PELOTAS, EN: Estado de desnudez física o intelectual, «estar en pelotas», no saber nada.

TOCAPELOTAS: Tipo desagradable que molesta continuamente. «Mosca cojonera.»

PELOTÓN: En ciclismo, mogollón de ciclistas. En el ejército, mogollón de soldados.

PELOTAS, ECHARLE: Atreverse a hacer algo difícil o que da «yu-yu».

PELOTUDO: Boludo, tipo borde y pesado, normalmente argentino.

PELOTARI: Vasco que se lo hace con una pelota vasca.

Por último, ya en el capítulo de las curiosidades, nos ha sorprendido un comunicado de IDEA (Instituto de Estudios Absurdos) según el cual, tras una rigurosa investigación basada en cálculos infinitesimales y experimentos eólicos, se ha llegado a la conclusión de que si el aire contenido en todos los balones fabricados en el mundo durante diez años pudiera soltarse de una vez y simultáneamente, se formaría un pifostio en forma de vendaval capaz de arrasar la ciudad de Nueva York y probablemente también Cuenca.

Nos hemos puesto en contacto con IDEA para saber si la cosa iba en serio o era una coña y nos han contestado que no pueden dar más información que la que sucintamente suministra su departamento de comunicación. ¡Vamos, que han echado balones fuera!