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MARCOS DE REFERENCIA
D
esde una perspectiva, la Cuña gira con sobrecogedora velocidad angular, bordeando la velocidad de la luz.
Desde la perspectiva matemática, permanece en estado estacionario en una geometría múltiple. Quieta, silenciosa. Líneas de espacio-tiempo plegado se arremolinan a su alrededor.
Desde esta perspectiva, a pesar de los forzados gradientes y las desgarradoras torsiones, la Cuña es una isla de serena estabilidad. La radiación gravitatoria del agujero negro se condensa alrededor de sus resbaladizos contornos.
La lamen olas lánguidas y apacibles. Las tensiones de la torsión juegan como intrincadas telarañas a lo largo de sus protuberancias lustrosas y palpitantes.
Esta presión impide que la Cuña se disgregue. Lo ha hecho durante un intervalo cuya longitud —o duración— depende de la geometría propia de cada observador.
Desde otro punto de vista, la Cuña está engarzada en una incesante y furiosa lucha con el agujero negro.
Las fuerzas combaten. El Comilón desea comer. La Cuña se atasca entre las mandíbulas del Comilón. Las entreabre. Tapa la garganta. Se salva.
Todo lo dicho es cierto.
Cada planteamiento configura un marco de referencia. La verdad es la suma de todos los marcos de referencia.
Por las líneas de los campos magnéticos que orlan la Cuña, elásticas pero irrompibles, gotean ondas de vibrante complejidad. Transmiten información de la única manera posible por la apretada urdimbre de la Cuña.
A lo largo de esos haces —delgadas e intrincadas líneas de vida— la civilización mecánica conversa con su delegado. Las inteligencias mecánicas se reúnen en paquetes, elaboran escurridizos análisis de datos. Revolotean sobre la turbulencia del vasto disco de acreción, bajo el granizo eterno de la radiación dura. Contra esta tormenta, estas mentes escurridizas usan defensas de cerámica y metal.
Haciendo ondear los campos magnéticos, conversan con el delegado. Voces huecas en un pozo enorme.
En el fondo, la criatura solitaria oye. Responde. Siempre en medio de la discordia, el delegado debe debatir mientras actúa. Dividiendo una vez más su inteligencia, asigna distintas porciones de la misma a estas ocupaciones.
No disfruta de los placeres de sus gobernantes, que flotan en la majestuosa lejanía. Debe soportar la fricción y conmoción de los parajes de la Cuña. Buscando, siempre buscando.
Todos los que participan en esta conversación piensan a la velocidad de la luz. Sin embargo, sus voces no pueden escapar a sus orígenes ni a las presunciones de su especie.
Yo/tú he explorado una vasta gama de bóvedas y espacios, ¦›A‹¦. ¡No obstante, nada encuentras!
¡He descubierto un tesoro de cultura primate!
Esa no era tu misión, ¦›A‹¦.
Lo sé muy bien. Según nuestros antiguos datos son unos primates especiales, portadores de un mensaje. Los he buscado. Pero es difícil distinguirlos de las hordas de primates que pululan aquí.
¿Tantos son? ¿Ocultándose de nosotros?
Nos temen, y supongo que con razón.
¡Busca a los portadores del mensaje! Termina con esta molestia.
Aquí los espacios son innumerables.
Continúa. Asegura los tres estratos genéticos mínimos que nosotro/vosotros necesitamos.
Tenemos la información biológica básica de la generación más antigua, la del «abuelo». Pero la naturaleza del mensaje codificado exige tres generaciones. Descendencia biológica directa.
Los Legados implicaban sin duda alguna que nosotros/vosotros necesitábamos analizarlos en profundidad. Esto significa copias completas y viables.
Yo/nosotros creo que no. Bien podrían estar muertos.
Estudio atentamente cada muerte definitiva que provoco. Mis subunidades son igualmente cuidadosas. No pasaré por alto la marca característica del primate que necesitamos, el más joven. Yo lo conocí.
¿En su planeta?
Fue útil para apresar el yo de su padre cuando yo deseaba hacer una captura.
Espero que vosotros/nosotros podáis hacer lo mismo ahora/aquí.
Vosotros/nosotros estáis saliendo de nuestro campo visual. ¿Se está dañando la Cuña?
He navegado por las variaciones, pero hay un trasfondo perturbador. Algo más acecha en estos parajes distorsionados.
¿Qué es? Yo/tú he oído informes de unidades anteriores que nosotros/todos enviamos a la Cuña. Antes de perderlas de vista.
No sé cómo describirlo. Una presencia trémula y tenue, más allá de mis campos. Pero no es localizada.
Se trata de un eco.
Creo que no. Viene de todas partes pero no repite lo que envío. Estoy inquieto.
Sofoca vuestras/nuestras reacciones. Tú/nosotros actúas por nosotros/todos, recuérdalo.
No es momento para titubeos.
Mátalos a todos si vosotros/nosotros podéis. Yo/nosotros deseo terminar con esta vejación.
He infligido la muerte definitiva a muchos. Mis factores se sobrecargan. ¡Tantos tesoros para conocer y saborear!
Olvida tu/nuestro extraño sentido de la belleza. Nunca un medio tan fuerte como tú/nosotros ha penetrado tan profundamente en la Cuña. Conócelos, sí. Luego liquida a esos parásitos en su última guarida.
¡Extermínalos!
Obedezco.