Reconocimientos

Aunque ésta es una obra de ficción, se desarrolla en un lugar real: Vieques. La Casa del Francés realmente existe, en mejores condiciones de las que he descrito y con un pasado diferente. Tengo una gran deuda con Irving y Helen Greenblatt por su hospitalidad y generosidad y por permitirme que la imaginaria América González trabajara en su maravilloso hotel.

Muchísimas gracias a mi amiga y agente Molly Friedrich por guiarme y alentarme, y a mi editora, Peternelle van Arsdale, por aventurarse conmigo y con El sueño de América.

Gracias a Judith Azaña y a todas las empleadas que me contaron sus historias e impresiones.

A la Dra. Nina Torres-Vidal, de la Universidad del Sagrado Corazón, le agradezco las muchas horas que tan generosamente donó para ayudarme a corregir y a revisar los errores y los fracasos en la traducción de la primera edición. Aprendí mucho, maestra.

Y, finalmenete, queridos Frank, Lucas e Ila: gracias. Su apoyo es para mí lo más importante de todo.