Agradecimientos

En las sugerencias bibliográficas figuran algunos científicos y amigos que, desde la lejanía, no dudaron en apoyar mi búsqueda de las razones evolutivas y biológicas del amor. Quiero citar, muy especialmente, a Antonio Damasio, premio Príncipe de Asturias y director del Brain and Creativity Institute de la University of Southern California; al psiquiatra Elkhonon Goldberg, catedrático de neurología de la Universidad de Nueva York; y a Daniel Gilbert, de la Universidad de Harvard. Este libro ha sido pensado y escrito con la intención de contribuir desde los postulados de la ciencia a correr parte del velo que ha cubierto hasta ahora la vida sentimental de la gente.

En Atlanta, Estados Unidos, me ayudó sobremanera la investigación de Javier Sánchez Lamelas, responsable global de marcas en la multinacional Coca-Cola, así como Jesús Gallardo, director de Planificación e Investigación de Mercados para la empresa Coca-Cola en España, en el esclarecimiento de los vínculos del amor con la búsqueda de la felicidad en el marco de la teoría y la práctica del márketing.

En un espacio más cercano e íntimo, este libro habría sido distinto -tan diferente como una cueva primitiva y un rascacielos de la Quinta Avenida- sin el cuestionamiento constante, la dedicación y la inteligencia de mi hija, la escritora y editora Elsa Punset.

En el comienzo primordial, antes de que nada cuajara, estaban de nuevo los bioquímicos e investigadores Gustavo Bodelón y Celina Costas, que allanaron el camino abriendo las vías acertadas para la documentación básica sobre el amor. El camino recorrido por la ciencia en este campo es más corto y disperso que en el caso de emociones positivas como la felicidad. Por ello su esfuerzo y clarividencia tuvieron que ser mayores.

Al final del trayecto estaba, como en otras ocasiones, Mercè Piqueras, miembro del grupo de ecogenética microbiana que dirige el profesor Ricardo Guerrero, del departamento de microbiología de la Universidad de Barcelona, que no sólo se hizo cargo de la revisión fiel de todo el texto y de cuestionar determinados contenidos, sino de mi cuestionamiento de sus propios cuestionamientos.

En el mundo editorial, Destino, del Grupo Planeta, Jesús Badenes y Emili Rosales apostaron por la convicción revolucionaria de que el ensayo científico puede invadir públicos no menos amplios que los reservados hasta hace bien poco a los libros de ficción y conectar, sobre todo, con el corazón de los jóvenes. En este ámbito quiero agradecer, por último pero muy especialmente, a mi editor Gonzalo Pontón Gijón los desvelos y la sabiduría que ha derrochado con mi obra. Gonzalo ha superado, incluso, la reconocida profesionalidad de los editores de Estados Unidos, como acabo de descubrir con el lanzamiento allí de la versión americana de mi libro anterior sobre la felicidad, The Happiness Trip. A Scientific Journey (Chelsea Green Publishing).

Por último, no quiero pasar por alto la ayuda eficiente y cariñosa de Miriam Peláez, bióloga de Smart Planet, del productor de TVE Fernando González Tejedor y de Palmira Febeas, de Destino, en la identificación y el procesamiento de las ilustraciones del libro.