CARTAS PARA EL EDITOR
Traducido por Verito
LOS 14 DE MONUMENT
Cómo escapé del epicentro del Desastre de las Cuatro
Esquinas con mis amigos
Al Editor:
Leí algunas historias increíbles en su periódico sobre los
sobrevivientes del Megatsunami. En el centro de refugiados de
Quilchena en Vancouver, Canadá, a veces leen las cartas para todos
después del almuerzo. Algunas veces la gente festeja. Pero he
notado que la mayoría de las cartas que comparte son de gente de la
Costa Este.
Tal vez es porque sus lectores están más interesados en
personas de su propia zona. O tal vez es porque el correo es un
desastre y no está recibiendo las cartas de por aquí. Sin embargo,
le estoy enviando nuestra historia, con la esperanza de que después
de que la imprima, nuestros padres sean capaces de
encontrarnos.
En la mañana del 28 de septiembre, 2024, estaba en un autobús
escolar cuando comenzó una tormenta de granizo monstruosa. Nuestra
conductora, la señora Wooly, condujo el autobús a través de las
puertas delanteras de nuestro hipermercado local, Greenway, para
ponernos a salvo. Todos juntos, éramos 14.
La señora Wooly fue a pedir ayuda, y mientras esperábamos,
bajaron las compuertas antidisturbios, atrapándonos adentro. Fue
sólo entonces que encontramos una televisión antigua instalada en
una tienda y nos enteramos del Megatsunami. Cuando golpeó el
terremoto la mañana siguiente, y se derramaron los químicos en el
aire, sellamos la puerta y nos refugiamos en la tienda.
Nos quedamos en la tienda por dos semanas, y nos hubiéramos
quedado más tiempo, sólo para morir en los ataques aéreos, pero a
un chico de nuestro grupo, Brayden, le dispararon. Habíamos
arreglado el autobús escolar, así que algunos de nosotros decidimos
irnos para tratar de llegar al Aeropuerto Internacional de
Denver.
Mi hermano, Dean Grieder, se quedó atrás junto con una chica
embarazada llamada Astrid Heyman y tres de los chicos más pequeños,
Chloe Frasier y los gemelos, Caroline y Henry McKinley. Tanto Dean
como Astrid son tipo O y tenían miedo de volver a exponerse y
atacarnos, como habían hecho antes.
Partimos hacia la oscuridad completa y fue aterrador. Niko
Mills, nuestro líder, conducía. Éramos ocho a bordo, en edades
desde 17 a 8. Ver lista completa abajo. Vimos cuerpos
en la carretera y cosas terribles. Estábamos a un poco más de mitad
de camino cuando nuestro autobús fue emboscado por cadetes de la
Fuerza Aérea. Nos sacaron del autobús y no nos dejaron tomar
ninguno de nuestros suministros, excepto por una de las mochilas
que usaba Niko.
En el camino, perdimos a una de nuestro grupo. Josie Miller se
quitó su máscara de aire y enloqueció apropósito (era tipo O),
cuando nos perseguía un soldado trastornado. Ella entregó su vida
para protegernos.
Otro hombre nos ayudó, Mario Scietto. Nos caímos en una trampa
que habían armado padre e hijo. Estaban tratando de robar nuestras
máscaras y agua. Mario nos ayudó a salir y nos dejó descansar en su
refugio antibombas.
Caminamos hasta llegar al punto de recogida del AID. En el
aeropuerto, encontramos a la señora Wooly, que forma parte de la
Guardia Nacional y fue llamada a servir. Niko y yo le contamos a la
señora Wooly sobre mi hermano y el resto de los chicos en el
Greenway. Cuando nos enteramos de la Operación Fénix (el ataque de
la Fuerza Aérea que destruyó los componentes MORS y la nube NEGRA y
que también arrasó con la zona de las Cuatro Esquinas), intentamos
ayudar a la señora Wooly a encontrar un piloto dispuesto a ir a una
misión de rescate. Le estábamos rogando ayuda a un piloto cuando se
acercó otro y dijo que nos llevaría. Era el padre de los gemelos
que habían quedado atrás con Dean y Astrid.
Nos fuimos rápidamente hacia Monument en el helicóptero
Wildcat del Capitán McKinley. Mientras aterrizábamos en el techo,
vimos caer las primeras bombas sobre NORAD. Al principio, entramos
en pánico. ¡Dean y el resto no estaban en la tienda! Se habían ido
para intentar llegar al AID justo antes de que aterrizáramos. Pero
Dean, mi hermano, nos vio en el techo. Vino corriendo y los
rescatamos a todos.
Vientos abrazadoramente calientes por el ataque aéreo casi nos
derriban y pudimos ver bombas agujerando el cielo negro en todas
direcciones, pero logramos salir.
De los catorce, doce logramos salir con vida. Once están aquí
en Quilchena, pero de todos nosotros, sólo cinco encontraron a sus
padres, o han tenido alguna noticia sobre ellos.
Somos:
Alex y Dean Grieder, 13 y 16 años
Jake Simonsen, 18 años
Astrid Heyman, 17 años
Niko Mills, 16 años
Sahalia Wenner, 13 años
Chloe Frasier, 10 años
Batista Harrison, 9 años
Max Skolnik, 8 años
Ulises Dominguez, 8 años
Caroline y Henry McKinley, 5 años
Y
Josie Miller, 15 años, presuntamente muerta.
Brayden Cutlass, 17 años, fallecido.
Por favor, si tiene alguna información sobre nuestros padres o
miembros familiares, llame al Coordinador de Reubicación del Centro
de Refugiados de Quilchena.
Atentamente,
Alex Grieder