Me siento más agotada que nunca, sin un deseo siquiera de vivir, me duele la cabeza como no tienes idea, creo que es migraña o será uno de esos dolores que se inventa una, el apetito también ha emigrado a tierras lejanas, el tedio me ha rebajado ¿Sabes lo que es sentirse a sí? Totalmente abandonada, falta de fuerzas siquiera de pensar, la resaca placentera me ha abandonado hace tiempo, tal vez así han de sentirse las mujeres anoréxicas.
No seas ingenua, ridícula, me digo a mi misma, cuando pienso en las posibilidades que representa un hombre, nos aferramos a él, como si éste fuera la panacea de todos nuestros problemas, sin saber que al fin y al cabo estamos arriesgándonos a enfrentar nuevas problemáticas de pareja, de noviazgo, de formas de ser, de pensar, de gustos, aficiones y mil cosas más en las que es difícil tener la compatibilidad al cien por ciento.
Abuso de la utopía, para creer y aferrarme algunas veces a algo que me mantenga a flote, en este momento si tuviera que elegir entre un hombre y un bolígrafo, claro que elegiría el bolígrafo, porque éste representa un millón de posibilidades de lo que yo pueda crear con él, dar explicaciones, disculparme, razonar contigo, argumentar con descaro mis opiniones una magia expresada en un lienzo en blanco que se transforma a voluntad propia, mil bocetos recorren mi mente y los anoto donde quiera que la luz de la razón me alumbre, a veces tenuemente como esas luciérnagas que chisporrotean entre la negrura nocturna.
Puedo crear mil fantasías, aunque a veces debo confesarte que temo a ese lienzo en blanco, oscilo a veces entre escribir o no hacerlo, pero antes de que vuelen las ideas intento atraparlas en el papel, se me vino a la mente la conciencia, ya sabes esa vocecilla que me acompaña a todas partes, incluso detrás del espejo, o en las penumbras más impenetrables, allí está como inseparable aerosol en el peinado.
Sabes, estoy harta de esas hipócritas conciencias persignadas escudadas en la fe inexistente que critican todo cuanto alcanzan a vislumbrar con los ojos, ven moros con tranchetes, quieren pasar por señoritas decimonónicas y ruborizarse falsamente por cuestiones triviales y se ufanan en el placer, tal vez pensando que ni Dios puede verlas, por eso digo que son hipócritas conciencias con una fe cicatera.
Yo mi querido Adán, creo que todos y todas somos de carne y hueso, sentimos, exploramos, creemos, vivimos, dependemos irremediablemente de ese fervoroso deseo de amar y ser amados; pobrecillas cabecillas de cera, extinguidas que creen en esa utopía de la virginidad para las otras pero no para sí mismas; vivimos en el siglo XXI ¡Por Dios! ¿Qué acaso no se han dado cuenta todavía?
Un mito creado y reproducido hasta el hartazgo por los hombres para envalentonarse y así buscar la pureza en los más recónditos lugares cual caballero medieval, buscando la pureza en la mujer amada y deshonrar a cuantas florecillas campiranas encuentran a su paso, ¿Qué acaso las otras no valemos lo mismo? ¿El fruto prohibido sólo pueden tomarlo ellos? Embeberse cada día de la savia emanada por un cuerpo femenino, de cuando en cuando, después de la jornada laboral, un poco de permisividad varonil no daña a nadie.
Pero creo que no, creo que ellos piensan que algunas de nosotras somos platos de segunda mesa, las que nos aventuramos a explorar la sexualidad tempranamente ¿Sólo ellos tienen el derecho al placer? ¡Claro que no! Recalcitrantemente No. Pero tal vez, es la maldición de Eva, por haber sido la embaucadora y haber tentado al hombre desde los primeros tiempos de la humanidad. La mujer del siglo XXI, es más libre, hemos cambiado nuestra forma de pensar acerca de la sexualidad y de la relación de pareja, pero no puedo generalizar porque somos millones de personas en el mundo, me digo a mí misma que muchas de nosotras somos más open mind, un poco, sólo un poco.
Cada una de nosotras decide lo que hace en su vida, no hay reglas escritas que te limiten, sólo la decencia y las buenas costumbres, los valores, la cultura, la ideología y un sinfín de vagones más que transitan por la vida de todos los seres humanos, tampoco estoy declarando que en lo personal es válida cualquier forma de satisfacción sexual, o que enarbolo la bandera de la promiscuidad, válgame Dios; ¡No! Lo que te estoy compartiendo es simple y llanamente que tenemos la llave de este mundo de la sensualidad, del deseo, de la entrega mutua, con el consentimiento de la otra persona.
Hay manifestaciones de deseo que en lo personal no van con mi forma de ser, ya sabes soy sólo una mujer tradicional empedernida en algunas naderías, pero las respeto; puedo tener amigas con preferencias distintas, incluso fetichistas, personas de carne y hueso; personas maravillosas que forman parte de mi vida, o que se encuentran por allí como siluetas del pasado pero que en su momento significaron un aprendizaje en este largo camino; tú tal vez no las entenderías, mi querido Adán, tú eres un hombre conservador apegado a los usos y costumbres que se te impusieron y está bien.
No creo que seamos platos de segunda mesa, somos mujeres independientes, exitosas, creativas, sobresalientes, extraordinarias, inolvidables, confiadas, responsables, pero todos estos adjetivos de nuestra forma de ser dependen de cada una de nosotras las Evas, para salir…salir del purgatorio en que esas conciencias hipócritas nos hunden a veces, incluso hasta la depresión por sentirnos poca cosa; casi nada….nada. Tenemos defectos, por supuesto pero dar un paso en falso y no tener un hombre que haya correspondido a esa entrega, no significa que somos unas fracasadas, o abandonar el nido por qué ya no soportaba el dolor, para mí, para mí no es un fracaso, ¿Qué acaso pensaban que me quedaría con él hasta que la muerte me llevara a mi por delante? ¿Por su culpa? ¡Qué estupidez!
Creo que tengo que repetirme esto último a mí misma y pegarlo por todas las paredes de la casa para recordarme, que el centro de atención no es el hombre, soy yo y lo que haga con la dinámica de mi vida real es sólo cuestión que me pertenece a mí y a nadie más, no hay vida perfecta un poco de virtud sacrificada no creo que me haga tanto daño. Me voy mi niño hermoso, ya vez este mareo me sirvió para darme un buen consejo que no olvidaré, y tú tampoco, recuérdamelo cuando esté perdiendo el tiempo atormentándome por la rabia vertida por esas cabecillas de cera.
Destino, realidad, el reto es mantenerme funcionando con la mente en esa cartulina y unos rotuladores para escribir ese último mensaje para no sucumbir mentalmente a las presiones de los demás, y tener la excusa perfecta para disfrutar las cosas y estirar la felicidad, seguiré pensando en ello en lo que resta de la noche, te dejo por lo pronto, pero te espero otro día para seguir conversaciones pendientes que andan por allí rondando entre mis neuronas.
Tu Eva del fruto prohibido.