CARTA 7

Sobre el enamoramiento

 

Soy como un colibrí que revolotea suavemente, las palabras se vuelven tangibles, todas se acumulan y se desbordan y ya sabes no me puedo contener y tengo que contártelo, hoy, hoy te quiero hablar sobre el enamoramiento, no es que esté enamorada, sino más bien estoy con el corazón vacante y clausurado por un tiempo.

 

El enamoramiento es una etapa en la cual la adrenalina está a flor de piel, la ceguera hace imperceptibles los defectos, ni siquiera el tacto es capaz de descifrar la verdad bajo la epidermis; no dura mucho aunque los efectos son irreversibles, dolores de cabeza, maridos insoportables, llenos de defectos, piel flácida, trabajar arduamente como esclava sin el mínimo reconocimiento, etc.

 

Iba en el autobús escuchando a una de esas mujeres como yo con ganas de sacar lo que piensan, y que mejor hacerlo que con un perfecto extraño, una de las cosas que más me llamó la atención era que estaba perdidamente enamorada de su marido, el cual no era un dechado de virtudes o un Adonis moderno, sino todo lo contrario, pero que ella al verlo percibía a un ser maravilloso; que estupidez, pensé yo, dejen que caiga la venda que cubre su mirada para que se pueda dar cuenta del cíclope que tiene por marido, pero en fin cada quien habla desde su perspectiva, desde su atalaya, desde su ventana.

 

Decía que su marido podría estar rodeado de otros hombres apuestos, digamos en una reunión, y que si ella iba a buscarlo, su mirada e interés se encontraba focalizada de manera absoluta en su “maridito”, al dueño de su corazón y que todo lo demás a su alrededor salía sobrando, era inexistente para ella; casi suelto una sonora carcajada pero me contuve, pensé a esta creo que le dieron “toloache”, para embrutecerla a tal grado, pero luego dudé de este pensamiento pesimista; así es el enamoramiento, de esto me di cuenta cuando dijo que tenía seis meses de casada, y así pude entender su perspectiva.

 

No dudo que lo que haya dicho sea cierto, el amor es ciego, o más bien el enamoramiento productor de sustancias alucinógenas que nos hacen ver maravillas, ninguno de los dos tiene defecto físico o alguno interno que sea notorio a simple vista; pero este embeleso es sólo una etapa en cualquier relación, el tiempo va propiciando que ésta evolucione, se transforme, se consolide o bien se evapore por completo, dejando sólo huellas, como esas del parabrisas del automóvil, que al lloviznar un poco con el polvo mezclado deja sobre la superficie esas pequeñas marcas de gotas muertas a plena luz del día.

 

Quiero decirte que cuatro son los cimientos fundamentales que debieran sostener a la pareja y pienso que éstos son la comunicación, el respeto, la confianza y la autoestima, otros dirán que existen más pero déjame te explico mis razonamientos en este sentido, primeramente si hay una relación de pareja debiera existir la comunicación, un diálogo franco para que ambos estén en sintonía, establezcan acuerdos cuando algo no esté funcionando dentro de la relación.

 

El respeto es el segundo cimiento y éste debe ser mutuo, si me quiero a mí misma y quiero a mi pareja la respeto no la agredo en forma alguna, ni siquiera puedo ser capaz de engañar a la persona que amo, pronunciar esta palabra me hace sentir bien en cierto sentido, estoy alucinando creo pensando en una fantástica relación donde el respeto sea el oxígeno de cada día.

 

Si en realidad existe este valor arraigado, como tercer refuerzo de la relación surgirá la confianza, y esta es vital pues si tienes confianza en tu pareja, los celos no podrán tener un campo propicio para gestarse y ambos podrán tener amigos y amigas, salir con ellos cada quien por su lado sin que los carcoma la angustia o el miedo a ser engañados, pero la pertinaz vocecilla demoniaca no creo que lo permita.

 

Y por último la autoestima aunque no menos importante, este valor es el que amalgama a los otros tres pues si cada uno de los integrantes se ama a sí mismo, se quiere, se respeta, y busca su bienestar qué pareja no quisiera ser feliz, cumplir la promesa del anillo que nos recuerda ese ciclo continuo donde pueden existir imprevistos a lo largo del camino, no sé si logres creerme tal vez sólo estoy divagando en este estado de enajenación mental, hablando de absurdos que a nadie le interesan.

 

No lo sé, mañana lo pensamos juntos, mi querido amigo silencioso.

 

Tu incrédula Eva María.

 
Cartas a Adán
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