Notas
[1] En los capítulos que siguen, las notas al pie son en su mayoría del tipo tradicional: esto es, comentan el texto en lugar de identificar una fuente. Para evitar alargar lo que ya de por sí es un libro muy extenso, dirigido al público en general, no hemos incluido un sistema completo de referencias, sino que las fuentes de Postguerra, así como su bibliografía completa, pueden consultarse en la página web del Remarque Institute [http://www.nyu.edu/pages/remarque/]. <<
[1] O por Stalin, que ordenó el fusilamiento de 23.000 oficiales polacos en el bosque de Katyn en 1940, culpando posteriormente de ello a los alemanes.<<
[2] A modo de comparación, el consumo medio de calorías diarias en Francia en 1990 era de 3.618.<<
[3] Su temor estaba más que justificado. El ejército británico desplazado a Austria les entregaría más tarde a las autoridades yugoslavas (cumpliendo un acuerdo aliado de devolver a dichos prisioneros al Gobierno contra el que habían luchado), y al menos 40.000 de ellos fueron ejecutados.<<
[4] Estos tampoco tenían grandes posibilidades de elección; durante los años de la Depresión, cualquiera que renunciara a una oferta de contrato de trabajo alemana se arriesgaba a perder las prestaciones por desempleo holandesas.<<
[5] En un discurso pronunciado en Bratislava el 9 de mayo de 1945, Beneš declaró que los checos y los eslovacos ya no deseaban vivir en el mismo Estado que los húngaros y los alemanes. Este sentimiento, y las acciones que le sucedieron, ha pesado en las relaciones checo-alemanas y eslovaco-húngaras desde entonces.<<
[6] Con la significativa excepción de griegos y turcos, con arreglo al Tratado de Lausana de 1923.<<
[7] A finales de mayo de 1945, el ejército británico entregó a las autoridades yugoslavas 10.000 soldados y civiles eslovenos que habían huido a Austria. La mayoría de ellos fue transportada en camiones en dirección al sur, a los bosques de Kočevje, donde los fusilaron inmediatamente.<<
[8] La División Halychnya o División Galitzia de las Waffen SS estaba integrada por ucranianos que habían sido ciudadanos de la Polonia de entreguerras, y cuya región de origen había sido incorporada a la URSS después de la guerra, por lo que no se les repatrió a la Unión Soviética, a pesar de haber luchado contra ella junto a la Wehrmacht, y las autoridades occidentales los trataron como ciudadanos apatridas.<<
[9] Durante la guerra, a los partisanos chetnik se los llamó así por las guerrillas de las tierras altas que habían luchado contra los gobernantes otomanos de Serbia en el siglo XVIII.<<
[10] Pero no todas: el apoyo oportunista de los comunistas griegos a la anexión a la comunista Bulgaria de las regiones de etnia eslava del norte de Grecia contribuyó poco a promover su causa.<<
[11] Sin embargo, nótese que el protectorado de Bohemia estaba dirigido en 1942 por sólo 1.900 burócratas alemanes. En éste y en otros aspectos, Checoslovaquia fue occidental, al menos en parte.<<
[1] Todavía en 1960, 62 de los 64 prefectos responsables en ese momento de la administración provincial de Italia habían ejercido sus cargos durante el fascismo, así como 135 jefes de policía. <<
[2] En tiempo de guerra, la Domobran era la Guardia Nacional croata. Por supuesto, el comportamiento de los partisanos comunistas de Tito con frecuencia no había sido mucho mejor: pero estos últimos habían ganado. <<
[3] En 1946, el Länderrat (Consejo de regiones) de Alemania Occidental recomendó a las autoridades aliadas que, a la vista de la existente escasez en Alemania, se redujeran las raciones de comida para las personas desplazadas. El general Lucius Clay se limitó a responder con un recordatorio de que la comida en cuestión era suministrada por otras naciones europeas, víctimas de la agresión alemana. <<
[4] Stephan Hermlin, Bestimmungsorte (Berlín, 1985), p. 46, citado en Frank Stern, The Whitewashing of the Yellow Badge (1992), p. xvi. <<
[1] Los últimos partisanos armados italianos fueron acorralados en los alrededores de Bolonia tras una serie de operaciones militares en el otoño de 1948.<<
[2] Jean Monnet nació en Cognac en 1888, hijo de un comerciante de licor. Tras dejar la escuela pasó muchos años viviendo y trabajando en el extranjero, sobre todo en Londres. Después de la Primera Guerra Mundial fue nombrado secretario general de la nueva Sociedad de Naciones. Gran parte de la Segunda Guerra Mundial la pasó en Estados Unidos, negociando suministros de armas en nombre del Gobierno británico y el Gobierno francés libre. Su dedicación a la planificación económica y su posterior contribución al Plan Schuman para la cooperación económica europea se basaba en un grado de conocimiento de la organización a gran escala y la colaboración entre Estados que resultaban insólitos para un francés de su clase y de su época.<<
[3] Citado en Maureen Walker, London 1945 (2004), p. 150.<<
[4] Téngase en cuenta no obstante que 4 de cada 10 votantes comunistas franceses estaban a favor de aceptar la ayuda del Plan Marshall, a pesar de la oposición de su partido. El recelo francés hacia el Plan Marshall no era tanto político como cultural; muchos parecían haberse sentido especialmente ofendidos por lo que describían como «des questionnaires insipides et nombreux» de las burocracias estadounidenses, un recordatorio particularmente irritante de su subordinación a una civilización inferior.<<
[1] La frontera entre Polonia y la Rusia soviética propuesta por el ministro de Asuntos Exteriores británico tras la Primera Guerra Mundial.<<
[2] Stalin había roto relaciones con el gobierno polaco exiliado en Londres en 1943, a consecuencia de la solicitud formulada por dicho gobierno para que se efectuara una inspección internacional de la masacre de Katyn. Los alemanes, descubridores del emplazamiento, sostenían justificadamente que los soviéticos habían llevado a cabo en dicho lugar una ejecución masiva de oficiales polacos capturados. Las autoridades soviéticas y sus partidarios occidentales lo negaron de manera airada entonces y durante los cincuenta años siguientes.<<
[3] La India y algunos otros dominios británicos de ultramar poseían importantes cantidades de libras esterlinas en forma de créditos, acumuladas sobre todo durante los años de la guerra. Si la libra hubiera sido libremente convertible en dólares en los primeros años de la postguerra, muchas de estas reservas habrían podido agotarse, lo que habría debilitado aún más las ya frágiles reservas de moneda extranjera de Gran Bretaña. Por esta razón, tras un inicial y desastroso experimento con la convertibilidad impuesta por Washington como condición para los préstamos estadounidenses, Gran Bretaña volvió a instaurar los controles de la libra esterlina en 1947.<<
[4] Según Kennan, «nuestros líderes en Washington no tenían ni idea, y probablemente habrían sido incapaces de imaginar lo que la ocupación soviética, apoyada por la policía secreta rusa de la época de Beria, significó para los que vivieron bajo ella».<<
[5] Uriah Heep y Bill Sikes son dos personajes de la novela David Copperfield de Charles Dickens, en la que el primero representa a un servil y codicioso empleado al servicio del segundo. (N. de los T.)<<
[6] En febrero de 1945, a la pregunta de quién contribuiría masa la recuperación francesa, el 25 por ciento de los encuestados respondió que la URSS y el 24 por ciento que Estados Unidos.<<
[7] Es probable que Marshall no se quedara mucho más tranquilo al saber por Bidault que este énfasis público en la amenaza alemana estaba destinado a un consumo estrictamente doméstico.<<
[8] Con arreglo a los términos de un acuerdo secreto checo-soviético firmado en marzo de 1945, la URSS tenía derecho a realizar excavaciones y extracciones de uranio de los depósitos de Jachymov, en la Bohemia occidental.<<
[9] En Polonia, por supuesto, era cualquier cosa menos tranquilizador, precisamente por resultar tan conocido.<<
[10] Se cuenta que en 1990 Edvard Shevardnadze, el secretario de Asuntos Exteriores soviético, comentó en cierta ocasión que, a pesar de los cuarenta años de Guerra Fría con Estados Unidos, cuando sus nietos jugaban a la guerra, Alemania seguía siendo el enemigo.<<
[11] Italia perdió todas sus colonias, pagó 3.60 millones de dólares en concepto de indemnización a la URSS, Yugoslavia, Grecia, Albania y Etiopía, y cedió la península de Istria a Yugoslavia. La ubicación de la ciudad fronteriza de Trieste permaneció en disputa durante ocho años más.<<
[12] Dicha adaptación resultaría bastante fácil. En palabras de un recluta norteamericano, agradablemente sorprendido ante el caluroso recibimiento dispensado por los alemanes, después de la más bien gélida acogida de los franceses a sus liberadores, «Diablos, esta gente es mucho más noble y cordial que los franceses. Son de los nuestros». La cita aparece en The U.S. Army in the Occupation of Germany, 1944-46, de Earl Ziemke (Washington DC, 1985), p. 142.<<
[13] En septiembre de 1947, Andréi Zhdánov, hablando como siempre por boca de su amo, informó a los delegados del congreso fundacional del Cominform de que la Doctrina Truman iba dirigida como mínimo tanto a Gran Bretaña como a la URSS, «dado que representa la expulsión de Gran Bretaña de su esfera de influencia en el Mediterráneo y Oriente Próximo».<<
[1] Los búlgaros en realidad habían ido oscilando ostensiblemente a lo largo de los años del progermanismo más entusiasta al ultraeslavismo. Ninguna de las dos cosas les había dado muy buenos resultados. Como señalaba un comentarista local de la época, Bulgaria siempre elige la carta equivocada… ¡y la lanza sobre la mesa!<<
[2] No fue ésta la primera vez que personal ruso armado supervisaba personalmente unas elecciones polacas decisivas: las elecciones parlamentarias locales de 1772 en las que se pedía a los polacos que eligieran a los representantes que confirmarían la partición de su país, también se llevaron a cabo bajo la amenazadora presencia de tropas extranjeras cuyo objetivo era garantizar el resultado deseado.<<
[3] El Partido Agrario de las tierras checas y su socio, el Partido Popular de Eslovaquia, habían sido prohibidos después de la guerra acusados de connivencia con las políticas nazis.<<
[4] La opinión pública occidental también se vio influida por la muerte de Masaryk el 10 de marzo de 1948, producida, según se informó, por «caerse» desde su ventana al patio del ministerio de Asuntos Exteriores. Las circunstancias exactas de su muerte nunca se han esclarecido.<<
[5] Cuando Tito cerró la frontera terrestre griega con Yugoslavia en julio de 1949, después de su ruptura con Stalin, la resistencia comunista griega se vino abajo casi inmediatamente.<<
[6] En realidad, el PCI experimentó un leve aumento en el número de votos en dichas elecciones de 1948, pero sólo a costa de la estrepitosa pérdida de votos de los socialistas. Los victoriosos Cristianodemócratas vencieron a la combinación de las fuerzas de izquierda por más de cuatro millones de votos.<<
[7] No fue casualidad que los asesores soviéticos fueran retirados de Yugoslavia el 18 de marzo de 1948, sólo cuarenta y ocho horas antes de que el general Sokolovsky abandonara la reunión del Consejo de Control Aliado que se estaba celebrando en Alemania.<<
[8] Si hubiera deseado hacerlo, no hubiera encontrado grandes impedimentos prácticos. En la primavera de 1948 la Unión Soviética tenía trescientas divisiones a las puertas de Berlín. Estados Unidos no tenía más que 60.000 soldados en toda Europa, de los cuales menos de 7.000 se encontraban en Berlín.<<
[9] La Ley Básica era deliberadamente provisional, «para dotar de un nuevo orden a la vida política durante un periodo transitorio»: es decir, hasta la reunificación del país.<<
[10] El ministro de Finanzas francés, Henri Queuille, se quejó ante el embajador de Estados Unidos en Francia de la «completa falta de lealtad» de Gran Bretaña.<<
[11] Un punto de vista que queda graciosamente plasmado en las siguientes líneas, escritas por un autor anónimo durante las negociaciones sobre el préstamo de la postguerra a Gran Bretaña:
In Washington Lord Halifax
Once whispered to Lord Keynes:
"It’s true they have the moneybags
But we have all the brains."
[En Washington, Lord Halifax, susurró en cierta ocasión a Lord Keynes: «es verdad que ellos tienen el dinero pero nosotros tenemos el cerebro»].<<
[12] Lógicamente, los alemanes no recordaban la guerra de la misma manera por lo que, durante las décadas siguientes, se quedarían perplejos cada vez que en los cánticos de los hinchas de fútbol ingleses o en los periódicos sensacionalistas británicos se hacía referencia a ellos con apelativos como «hunos», krauts (calificativo despectivo cuyo significado literal en alemán es «coles»), u otros similares.<<
[1] Kenneth Jowett, catedrático de la Universidad de Berkeley, California.<<
[2] Las instituciones de la República Democrática Alemana eran algo distintas, y reflejaban su carácter provisional a los ojos soviéticos. Pero el espíritu de sus leyes y costumbres era impecablemente ortodoxo.<<
[3] Empresarios y comerciantes privados de la Nueva Política Económica (NEP) soviética durante los años 20. (N. de los T.)<<
[4] Los Estados bálticos, plenamente incorporados a la propia Unión Soviética, estaban en una situación incluso peor que la del resto de la Europa del Este. En 1949, a los koljoses del norte de Estonia se les exigió que empezaran a suministrar el grano antes incluso de que hubiera comenzado la cosecha, a fin de mantenerse a la par con Letonia, cuatrocientos kilómetros al sur. Para 1953 las condiciones rurales en la hasta entonces próspera Estonia se habían deteriorado hasta tal punto que las vacas que el viento derribaba estaban demasiado débiles para volver a ponerse en pie sin ayuda.<<
[5] Los primeros miembros del Comecon fueron Bulgaria, Checoslovaquia, Hungría, Polonia, Rumania y la URSS, y a ellos se unirían al poco tiempo Albania y la RDA. A lo largo de los años siguientes también se incorporarían Yugoslavia, Mongolia, China, Corea del Norte y Vietnam del Norte. En 1963, la cuota del Comecon en el mercado internacional era del 12 por ciento; en 1979 se situaba en el 9 por ciento y seguía en descenso.<<
[6] En virtud de la Constitución de 1946, las repúblicas constituyentes (Serbia, Croacia, Eslovenia, Bosnia, Macedonia y Montenegro) eran libres de separarse de la Federación, un derecho del que se les privaría siete años más tarde.<<
[7] Resulta significativo que Stalin dejara en paz a sus físicos nucleares y nunca se atreviera a cuestionar sus cálculos. Puede que Stalin estuviera loco, pero no era estúpido.<<
[8] De todos modos, fueron ejecutados. Tres semanas después de su muerte, el régimen publicó la «confesión» póstuma de Petkov. Pero se trataba de una falsificación tan obvia que enseguida abochornó incluso a la Bulgaria comunista. Las autoridades dejaron por tanto de referirse a ella, y al jefe de la policía secreta búlgara que de forma tan imprudente había dispuesto su publicación se le fusiló debidamente.<<
[9] Todavía en 1966, cuatro quintas partes de los empleados del Estado polacos sólo contaban con una formación académica primaria. La dirección del país estaba en manos de una casta administrativa sorprendentemente infracualificada.<<
[10] En 1924, Kostov, que entonces tenía 27 años, fue arrestado y torturado por la policía búlgara. Ante el temor de llegar a traicionar a sus camaradas comunistas (clandestinos), saltó de una ventana del cuarto piso del cuartel general de la policía búlgara y se rompió las dos piernas.<<
[11] El Bund era un movimiento laborista judío enraizado en la Rusia zarista anterior a la guerra y cuya actividad durante el periodo de entreguerras estuvo circunscrita a Polonia.<<
[12] Véase Under a Cruel Star, de Heda Margolius Kovály (1986). Durante los dieciocho meses que siguieron al final de la Segunda Guerra Mundial fueron asesinados más judíos en Polonia, Hungría y Checoslovaquia que en los diez años anteriores a la guerra.<<
[13] Stalin’s Secret Pogrom: The Postwar Inquisition of the Jewish Anti-Fascist Committee (Yale University Press, 2002), editado por Joshua Rubenstein y Vladímir Náumov, página 52. Con arreglo al modelo habitual, el propio Komarov sería más tarde encarcelado y ejecutado, alegando hasta el último momento sus credenciales antisemitas.<<
[14] Los supervivientes fueron puestos en libertad años más tarde, aunque tanto ellos como otras víctimas no serían completamente rehabilitados y exonerados hasta 1968.<<
[15] El léxico era muy preciso. Cuando André Marty fue «juzgado» extraoficialmente por el Comité Central del Partido Comunista Francés en diciembre de 1952, su «fiscal», Léon Mauvais, le acusó de referirse a la «Internacional Trotskista» en lugar de a la «escoria trotskista» o al «grupo de espías de la policía trotskista», que eran los términos comunistas «naturales y habituales» para referirse a los trotskistas. Este lapsus lingüístico puso a Marty bajo grave sospecha.<<
[16] Catherine Merridale, Night of Stone: Death and Memory in 20th-Century Russia (2000), página 249.<<
[a] Esta afirmación es notoriamente falsa. Pauker fue ministra entre 1947 y 1952; pero, sin ir más lejos, en España, Federica Montseny fue ministra de Sanidad una década antes, entre 1936 y 1937. Se trata de un error de los traductores. El original inglés dice «the first female foreign minister anywhere in the world». Esto se debería traducir como «la primera mujer que ocupó el cargo de ministro de asuntos exteriores en todo el mundo» (N. del E.d.)<<
[1] Trabajadores que producían por encima de lo normal, conocidos también por estajanovistas. (N. de los T.)<<
[2] Zdeněk Mlynář, Night Frost in Prague (Londres, 1980), p. 2.<<
[3] Brecht, como era característico de él, se cubrió las espaldas guardándose un pasaporte austríaco.<<
[4] La más conocida de todas la constituyó por supuesto Arthur Koestler, pero entonces podía ser igualmente descrito como húngaro, austríaco, francés o judío.<<
[5] En aquellos años, el PSI se distinguía del resto de los partidos socialistas europeos por su proximidad y subordinación a los comunistas, un modelo mucho más conocido en la Europa del Este.<<
[6] En la película Sciuscià de De Sica (realizada en 1946 y ambientada en ese mismo año), el director de una cárcel de jóvenes no sólo saluda al estilo fascista (una costumbre con la que no puede romper) sino que se refiere con evidente nostalgia a las bajas cifras de delincuencia de la época de Mussolini.<<
[7] A pesar de sus propios recelos acerca de la política cultural soviética, Paul Éluard se negaba a criticar el zhdanovismo delante de los camaradas de la clase trabajadora de su célula local del Partido. Como explicó a Claude Roy: «Pobrecillos, les desanimaría. No debemos desalentar a los que toman parte en esta lucha; no lo comprenderían».<<
[8] Francois Fejtő, que vivía en París, señaló algunos años después que mientras que los comunistas italianos habían dispensado una cálida aunque cautelosa acogida a su historia sobre la Europa del Este, el PCF la condenó como si fuera tan sólo la obra de un renegado más.<<
[9] En este sentido, Emmanuel Mounier afirmaba en Esprit en febrero de 1946: «El anticomunismo […] es la fuerza cristalizadora necesaria y suficiente para una vuelta del fascismo».<<
[10] Asimismo, el culto a Mao en Occidente alcanzó su cénit en el momento de la Revolución Cultural, precisamente cuando y porque Mao estaba persiguiendo a los escritores, artistas y profesores.<<
[11] En aquellos años, el «progresismo», como Raymond Aron señaló irónicamente, consistía en «presentar los argumentos comunistas como si emanaran espontáneamente de la especulación independiente».<<
[12] Estos sentimientos se ven inintencionadamente caricaturizados en esta descripción de la experiencia de un niño en su primer día de clase con un profesor comunista de primaria, en Praga, en abril de 1948: «Niños, todos sabéis que en América la gente vive en agujeros excavados en la tierra y son esclavos de unos cuantos capitalistas que se llevan todo el beneficio. Pero en Rusia todos son felices, y nosotros en Praga también somos muy felices, gracias al gobierno de Klement Gottwald. Ahora, niños, repetid en voz alta conmigo: “Estamos muy contentos y aprobamos el gobierno de Gottwald”».<<
[13] «Éramos intolerantes con la imbecilidad en aquellos terrenos que conocíamos bien», escribió en poeta francés Claude Roy, que se unió al PCF durante la guerra tras un anterior coqueteo con la formación de extrema derecha Action Francaise, «pero perdonábamos los crímenes en cuestiones de las que sabíamos poco».<<
[a] La obra se publicó originalmente en polaco con el nombre Proszę państwa do gazu. La traducción inglesa This Way to the Gas, Ladies and Gentlemen fue publicada por Penguin Books en 1992. No consta que exista una traducción al castellano. (N. del E.d.)<<
[b] «Novela en clave», donde se representa a personas reales mediante personajes ficticios. (N. de los T.)<<
[c] Invento: error de traducción, del inglés artifact. (N. del E.d.). <<
[1] Luc Sante, The Factory of Facts (1998), p. 27.<<
[2] No era la única en hacer alusiones a la época victoriana. El Primer Ministro británico en aquel momento, Winston Churchill, solía recordar a su público que él había participado en la última carga de caballería del ejército británico, en Omdurman, Sudán, en septiembre de 1898.<<
[3] En los libros de texto de historia de bachillerato, el mensaje del ascenso al poder del general Franco no dejaba lugar a dudas: «¡El futuro de una España unida, después de tres siglos, con su destino en el pasado! […]. La antigua procesión no se ha detenido […]. Por su senda avanzan los vivos y los muertos, rebosantes de la cristiandad en la que un mundo desorientado y convulsionado por las catástrofes encuentra su eje y su ancla […]. Esta es la gran tarea que Dios ha reservado a la España de hoy […]. Un destino excepcional […]. ¡Por el Imperio, hacia Dios!». Feliciano Cereceda, Historia del imperio español y de la hispanidad (Madrid, 1943), pp. 273-274, citado en Carolyn Boyd, Historia Patria: Politics, History and National [dentity in Spain, 1875-1975 (Princeton, 1997),p. 252.<<
[4] En referencia al cantante Bing Crosby.<<
[5] El humor británico de la época de la guerra se había centrado principalmente en la escasez material, en inocentes insinuaciones sexuales y en un trasfondo de resentimiento hacia los privilegiados y envidiados soldados norteamericanos. A veces, en los tres a la vez: «Have you heard about the new Utility underpants? One Yank and they’re off!» («¿Has oído hablar de los nuevos calzoncillos Prácticos? ¡Una paja y se tiran!», en el que se juega con el doble significado del término yank para designar a un yankee o norteamericano y el acto de masturbarse).<<
[6] Aunque cabe destacar que el número de publicaciones dedicadas al cine en Francia superaba al de Italia y el Reino Unido juntos.<<
[7] Trevor Grundy, Memoir of a Fascist Childhood (1998), p. 19.<<
[8] En la Europa del Este el racionamiento no se abandonó hasta 1958 en Checoslovaquia, Hungría, Polonia y Bulgaria, hasta 1954 en Rumania, 1957 en Albania y 1958 en Alemania del Este. Pero dado que la economía comunista generó una escasez sistemática, no pueden establecerse comparaciones válidas con la Europa occidental.<<
[a] El popular chiste al que se hace referencia es: «Summer is gone. Winter draws on!», que juega con la similitud entre la pronunciación de «draws on» y «drawers on» (drawers significa «pololos», antigua prenda interior femenina de invierno), que convierte la frase «El verano se acabó. Se acerca el invierno» en «El verano se acabó. A ponerse los pololos», en clara alusión a «se acabó el sexo». (N. de los T.)<<
[1] J. H. Plumb, The Growth of Political Stability in Early Eighteenth-Century England 1675-1725 (Londres, 1967), p. xvii.<<
[2] En marzo de 1951, bajo la presión estadounidense, los holandeses, sobreponiéndose a sus considerables tendencias neutralistas, habían aceptado de mala gana duplicar su presupuesto de defensa y preparar a cinco divisiones para su despliegue en 1954.<<
[3] Basados, según Eden, en una idea que le vino a la mente durante su baño matutino.<<
[4] La única restricción explícita que se impuso al rearme alemán fue la prohibición absoluta de cualquier tipo de programa nuclear alemán, en aquel momento y para siempre.<<
[5] La neutralidad austríaca no figuraba en el texto original; fue incluida por el Parlamento austríaco durante el debate sobre el Tratado del Estado.<<
[6] Los estadounidenses no fueron los únicos en asustarse ante la exhibición de la capacidad armamentística soviética. En 1960, el primer ministro conservador británico, Harold Macmillan, concluyó en privado que «Ellos [la URSS] ya no temen una agresión. Tienen al menos el mismo poder nuclear que Occidente. Tienen líneas interiores [de comunicación]. Tienen una economía boyante, y pronto superarán a la sociedad capitalista en la carrera por la riqueza material».<<
[7] No quedó claro qué capacidad de decisión, caso de tener alguna, les correspondería a los británicos en su utilización. En aquel momento (1952) un comunicado conjunto de Churchill y Traman declaraba, de forma bastante ambigua, que «el uso de estas bases en una emergencia sería materia de una decisión conjunta […] tomada a la luz de las circunstancias de] momento concreto».<<
[8] La presión estadounidense sobre británicos y franceses para que se retiraran de Suez en noviembre de 1956 (véase el capítulo IX) había generado el temor entre los países de la OTAN de que cuando la guerra se produjera Estados Unidos pudiera replegarse a su hemisferio y abandonar a los europeos a su suerte. De ahí que Washington percibiera la necesidad de «mantenerse firme», primero en Berlín y más adelante en Cuba, a fin de tranquilizar a los vulnerables aliados de Estados Unidos.<<
[9] Este comentario de Kennedy no sólo se hizo confidencialmente, sino que incluso se excluyó de los documentos de la cumbre cuando se publicaron por primera vez treinta años más tarde.<<
[10] Como descubrirían en 1990, sus temores no eran infundados.<<
[11] Anatoly Dobrynin, En confianza (Fondo de Cultura Económica, 1998). La aversión de Jruschov a la guerra era auténtica. Como escribió a Kennedy el 26 de octubre, en el punto álgido de la crisis cubana: «Si de verdad estallara la guerra, no estaría en nuestras manos pararla, porque la lógica de la guerra es así. He participado en dos guerras y sé que la guerra termina una vez que ha arrasado ciudades y pueblos, y ha sembrado la muerte y la destrucción por todas partes».<<
[12] Todavía en 1971, el 95 por ciento de los funcionarios italianos había iniciado su trayectoria profesional antes del derrocamiento del fascismo. <<
[13] Aunque a la luz de la historia anterior de Italia no es del todo justo echar la culpa de la corrupción institucionalizada del país a la política exterior estadounidense. Véase Eric J. Hobsbawm, Historia del siglo XX, 1914-1991 (Barcelona, Editorial Crítica, 1998).<<
[14] En las elecciones de 1945 los comunistas austríacos no recibieron más que 174.000 votos —un cinco por ciento—, con los que obtuvieron una representación parlamentaria de cinco diputados. A partir de entonces no desempeñaron ningún pape! en la política austríaca.<<
[15] En vísperas del Anschluss de 1938, había 189.000 judíos en Viena. Cuando la ciudad fue liberada en 1945, quedaban menos de 1.000.<<
[16] En Bélgica, el largo tiempo establecido Partido Católico cambió su nombre por el de Cristiano para enfatizar su carácter más multiconfesional y sus aspiraciones más modernas y reformistas. En Holanda, donde las distinciones entre las distintas confesiones cristianas revestían una mayor importancia, el Partido Católico mantuvo su antiguo nombre.<<
[17] Ante lo que Resnais respondió «Naturalmente, no me había dado cuenta de que el régimen nacionalsocialista estaría representado en Cannes. Claro que ahora ya lo sé».<<
[18] «Nadie puede quitarnos esta vergüenza».<<
[19] Con una hipérbole inintencionadamente reveladora, describió el Tratado de No Proliferación Nuclear como un «Plan Morgenthau elevado al cuadrado».<<
[20] Muchas de las más importantes figuras públicas de Alemania (incluido el canciller federal y el ministro de Asuntos Exteriores en el momento de escribir este libro, 2005) pertenecieron a esta generación de niños criados por madres trabajadoras en familias monoparentales.<<
[1] Cuando al dictador portugués Antonio de Oliveira Salazar le preguntaron en 1968 (siete años después de la revuelta angoleña iniciada en febrero de 1961) para cuándo preveía la independencia de las colonias africanas de Portugal, Angola y Mozambique, respondió: «Es un problema que durará siglos». «Unos quinientos años. Y entre tanto tendrán que seguir participando en el proceso de desarrollo». (Véase Tom Gallagher, Portugal. A Twentieth-Century Interpretation, 1983, p. 200). Pero entonces ya era legendario el rotundo rechazo que sentía Salazar hacia el mundo moderno: durante la mayor parte de la década de 1950 consiguió mantener a Coca-Cola fuera de su país, algo que ni siquiera los franceses fueron capaces de lograr.<<
[2] La pretensión francesa no carecía en ciertas ocasiones de fundamento: Félix Eboué, el gobernador general del África ecuatorial francesa en 1945, ocupaba un alto cargo en la administración colonial francesa, y era negro.<<
[3] Según algunas fuentes, De Gaulle evitaba las referencias directas al autogobierno colonial por miedo a que los colonos europeos, especialmente en el caso de Argelia, aprovecharan esta ocasión para separarse de Francia y establecer un Estado segregacionista basado en el modelo sudafricano. Su temor no era infundado, como los hechos vendrían a demostrar más adelante.<<
[4] Tanto para sus partidarios como para sus detractores, la encarnación de Ho Chi Minh como icono comunista internacional quedó confirmada el 14 de enero de 1950, cuando Mao y Stalin fueron los primeros en reconocer su recién declarada República Democrática de Vietnam.<<
[5] Estos hechos se describen de forma memorable en la película de Gilles Pontecorvo La Battaglia di Algeri (La batalla de Argel).<<
[6] El referéndum estableció una nueva Quinta República. De Gaulle fue elegido su primer presidente tres meses más tarde.<<
[7] Cuando los belgas abandonaron el Congo en 1960 no dejaron tras de sí más que una treintena de licenciados universitarios congoleños para cubrir cuatro mil puestos administrativos de responsabilidad.<<
[8] Entre 1954 y 1962, dos millones de soldados franceses sirvieron en Argelia, de los cuales 1,2 millones eran reclutas.<<
[9] Citado por Fernand L’Huillier en Dialogues Franco-Allemandes 1925-1933 (Estrasburgo, 1971), pp. 35-36.<<
[10] El Canal había estado siempre dentro del territorio egipcio y su pertenencia a Egipto era indiscutible. Pero la mayoría de sus ingresos iban a parar a esta compañía de propiedad extranjera.<<
[11] Citado en The European Rescue of the Nation-State (Berkeley y Los Ángeles, University of California Press, 1992), de Alan Milward, p. 429.<<
[12] Andrew Moravscik, The Choice for Europe. Social Purpose and State Power from Messina to Maastricht (Ithaca, Cornell University Press, 1998), p. 137.<<
[13] La directiva estalinista se mantuvo firmemente en su sitio, los juicios continuaron celebrándose, a puerta cerrada, durante dos años más y el 1 de mayo de 1955 se erigió una grotesca y descomunal estatua de Stalin sobre una colina cercana a Praga. La desestalinización no llegaría a Checoslovaquia hasta una década más tarde, con dramáticas consecuencias.<<
[14] Kádár, al que Nagy había liberado de la prisión tres años antes, fue nombrado primer secretario del Partido húngaro el 25 de octubre. Éste sustituyó a Gerő, cuyas fuerzas de seguridad habían disparado contra manifestantes indefensos en la plaza del Parlamento aquella misma mañana.<<
[15] El hecho de que el líder soviético supiera esto en una fecha tan temprana como el 28 de octubre, tres días antes de que comenzara la invasión anglofrancesa, sugiere que la inteligencia soviética era incluso mejor de lo que los Aliados Occidentales se temían en aquella época.<<
[16] Incluso Gomułka, en Polonia, accedió con bastante facilidad a los argumentos soviéticos. En Polonia, el abandono de Nagy del Pacto de Varsovia constituía una fuente de preocupación —el temor de los polacos al revisionismo territorial alemán hacía que se sintieran especialmente interesados en los acuerdos de seguridad garantizados por el armamento soviético—. Debe señalarse, sin embargo, que en una reunión con Jruschov celebrada en mayo de 1957, Gomułka trató por todos los medios, aunque sin éxito, de disuadir al líder soviético de llevar a Nagy a juicio.<<
[17] En las organizaciones más retrógradas, como el Partido Comunista Francés (que durante mucho tiempo negó tener conocimiento de las acusaciones de Jruschov hacia Stalin), la deserción de muchos de sus miembros no se debió tanto a lo que estaba ocurriendo en el bloque soviético como a la prohibición por parte de los dirigentes locales de debatirlo.<<
[1] No debería sin embargo exagerarse la velocidad a la que se suprimieron las antiguas regulaciones. Bien entrada ya la década de 1960, el gobierno italiano, por ejemplo, creyó políticamente prudente mantener los aranceles y las cuotas de la era fascista sobre los automóviles extranjeros, como medida para proteger a los fabricantes nacionales (básicamente la FIAT). El gobierno británico siguió estrategias similares. <<
[2] Gran parte del cual se reciclaría en forma de préstamos a este mismo Tercer Mundo, actualmente bajo el peso de asfixiantes deudas. <<
[3] El caso de Gran Bretaña, como muchas otras veces, era diferente. En 1956 el 74 por ciento de las exportaciones del Reino Unido iban dirigidas fuera de Europa, principalmente a sus colonias y a la Commonwealth. Incluso en 1973, cuando el Reino Unido entró finalmente en la CEE, solamente una tercera parte de su comercio de exportación iba destinado a los doce países que constituirían la Unión Europea en 1992. <<
[4] A modo de comparación, cabría señalar que la cifra correspondiente a Estados Unidos en 1950 era de un 12 por ciento de empleados en el sector agrícola. <<
[5] Suecia constituye en parte una excepción —la clave de la prosperidad de Suecia durante la postguerra radicó en el desarrollo de una especialización en la fabricación de artículos de lujo—. Pero los suecos tenían acceso a un contingente de mano de obra emigrante (finlandesa) barata e inmediatamente disponible, así como a una industria hidroeléctrica que amortiguaba los efectos de las subidas de precio del petróleo en este país. Al igual que Suiza, y por motivos similares, Suecia constituía un caso especial. <<
[6] El contraste con prácticas del pasado es ilustrativo. Durante la primera etapa de la industrialización francesa incluso los más importantes bancos de inversión parisienses denegaron los recursos para fomentar la modernización de la infraestructura industrial agraria, y no recibieron ayuda o apoyo del Gobierno. La precaria condición de las industrias, carreteras, redes ferroviarias e infraestructuras francesas en 1945 daban un elocuente testimonio de estas deficiencias. <<
[7] En 1950, Yugoslavia, Polonia, Rumania y Albania eran los únicos países europeos en los que el número de niños que moría antes de cumplir el año era superior a uno de cada diez. En Europa occidental el país peor situado a este respecto era Portugal, donde la tasa de mortalidad infantil era de 94,1 por mil. <<
[8] Al año siguiente, en marzo de 1956, este derecho se extendió a todos los trabajadores franceses. Los trabajadores de Renault obtuvieron cuatro semanas de vacaciones pagadas en 1962, pero en esta ocasión el resto del país tardaría aún siete años más en conseguir lo mismo. <<
[9] A consecuencia de lo cual, a medida que el turismo empezó a desarrollarse a finales de los años sesenta, la propia Grecia sufrió una escasez de trabajadores en los sectores laborales menos cualificados. <<
[10] Sólo quince años antes, en 1958, había 25.000 italianos, 4.000 yugoslavos y un número de turcos no lo bastante significativo para figurar siquiera en los censos oficiales. <<
[11] Estas draconianas restricciones a la inmigración colonial reflejaban la opinión dominante en los dos partidos mayoritarios. Sin embargo, menos de una generación antes y en circunstancias bastante distintas, el primer ministro laborista Clement Attlee había escrito, en julio de 1948: «Es tradicional que los súbditos británicos, sean o no de origen colonial (y cualquiera que sea su raza o color), sean libremente admitidos en el Reino Unido. Esta tradición no debe, en mi opinión, perderse, especialmente en un momento en el que estamos importando gran cantidad de mano de obra extranjera». <<
[12] La excepción la constituyó Italia, donde en 1971 menos del 5 por ciento de todas las compras se realizaban en los 538 supermercados del país y la mayoría de la gente seguía acudiendo a las tiendas especializadas del barrio. Esto todavía era así veinte años más tarde: en 1991, año en el que las tiendas de alimentación de Alemania habían descendido a 37.000 y las de Francia a sólo 21.500, en Italia seguía habiendo 182.432. En términos per cápita, esta cifra sólo era superada por Polonia. <<
[13] También existían objeciones «culturales». En 1952 el escritor comunista francés Roger Vailland afirmaba que «en un país como Francia, donde —salvo dos meses al año, y no todos los años— hace tanto frío que un cajón de comida puesto sobre la repisa de la ventana puede mantener el asado durante un fin de semana, o más, un frigorífico no es más que un “símbolo”, una “mistificación” (americana)». <<
[14] Sólo en 1963, Electricité de France comenzaría a actualizar sus líneas de potencia urbanas para permitir el funcionamiento simultáneo de varios electrodomésticos; las zonas rurales tardarían algunos años más en conseguirlo. <<
[15] Un incremento exponencial perfectamente reflejado en la primera escena de la película Ocho y medio de Fellini (1963). Incluso para los propios parámetros de Fellini, este atasco de tráfico hubiera sido de todo punto impensable sólo unos años antes. <<
[16] La respuesta local a esta innovación sentó un precedente histórico. Los automovilistas ingleses, al considerar las tarifas de los parquímetros como un tipo de impuesto no autorizado, evitaban el pago. Los franceses para manifestar su desaprobación decapitaban los parquímetros parisienses. <<
[17] Los primeros hipermercados europeos, definidos como grandes almacenes con un mínimo de 2.300 metros cuadrados en una sola planta y situados por lo general a más de tres kilómetros del centro de la ciudad, comenzaron a aparecer a finales de la década de 1960. En 1973, en Europa occidental había unos 750 de estos gigantescos almacenes, 620 de ellos sólo en Francia y Alemania Occidental. En aquel mismo año, en Italia no había más que tres. Veinte años después, en Francia había ya 8.000 hipermercados… y en Italia sólo 118. <<
[18] Entre 1959 y 1973 el número de personas que viajaban a España pasó de los 3 a los 34 millones. Ya en 1906 la cifra de turistas que visitaban España al año —17,3 millones— superaba con mucho las de Francia o Italia. En algunas zonas del litoral nordeste y mediterráneo español la transición de una economía preindustrial a la era de la tarjeta de crédito se completó en una sola generación. El impacto estético y psicológico de este hecho no siempre fue positivo. <<
[19] A excepción de la península Ibérica y el sur de los Balcanes, donde el número de aparatos de radio en 1960 era más o menos comparable al de Europa occidental treinta y cinco años antes, y donde la gente todavía se reunía en los cafés para escuchar las noticias o música. <<
[20] Paul Ginsborg, A History of Contemporary Italy. Society and Politics 1943-1988 (1990), página 240. <<
[21] Tal vez merezca la pena resaltar la marginalidad del jazz. Al igual que la música folk norteamericana de los años sesenta, el jazz sólo lo apreciaba y consumía un reducido número de personas en Europa occidental, por lo general cultas, burguesas o bohemias (o, en la mayoría de los casos, ambas cosas a la vez) y bastante mayores que el entusiasta típico de rock and roll. La situación en la Europa del Este era algo distinta. Allí el jazz era americano (y negro) y, por tanto, exótico y subversivo, occidental pero radical e iba acompañado de un trasfondo del que carecía en Occidente. <<
[22] El escritor estadounidense William Stead publicó en 1902 The Americanization of the World anticipándose un poco, aunque no mucho, a esta idea. <<
[a] Término acuñado por J. B. Priestley para designar una sociedad manipulada por la publicidad. (N. de los T.) <<
[b] Nombre de una famosa cadena de grandes almacenes. (N. de los T.) <<
[c] Mezcla de folk, jazz y rock. (N. de los T.)<<
[1] En 1960 la economía alemana creció a un ritmo del 9 por ciento anual, y la británica a un 2,6 por ciento: el más bajo del mundo desarrollado, excepto Irlanda, que en aquella época todavía estaba muv lejos de ser «desarrollado».<<
[2] Citado en Peter Hennessy, Never Again. Britain 1945-1951 (1993), p. 117.<<
[1] Los partidos e intelectuales liberales de Alemania e Italia, al igual que el reducido grupo de partidarios del libre mercado del Partido Conservador de Gran Bretaña, no participaban de este consenso. Pero, en aquel momento —y en parte por esta razón— su influencia era bastante escasa.<<
[2] A diferencia de Italia, que tuvo 13 gobiernos y 11 primeros ministros diferentes durante el mismo periodo, o de Francia, con 23 gobiernos y 17 primeros ministros entre 1945 y 1968. Los líderes de partido de larga duración constituían una especialidad sueca: el predecesor de Erlander en el cargo de presidente del Partido Socialdemócrata Sueco, Per Albin Hansson, se había mantenido en el cargo desde 1926 a 1946.<<
[3] El Pacto de Saltsjöbaden recordaba en ciertos aspectos la Arbeitsfrieden (Paz Laboral) alcanzada en Suiza el año anterior, por la que empresarios y trabajadores acordaban establecer un sistema de negociación colectiva no confrontacional que constituiría uno de los pilares de la futura y duradera estabilidad y prosperidad del país. Sin embargo, mientras que la Arbeitsfrieden suiza iba dirigida a mantener al Gobierno fuera de la negociación económica, el Pacto de Saltsjöbaden comprometía al Gobierno a trabajar en armonía con propietarios y empleados, en pro del interés común.<<
[4] El índice de suicidios más alto de Europa occidental en 1973 correspondía en efecto a los países más prósperos y desarrollados: Dinamarca, Austria, Finlandia y Alemania Occidental. Y el más bajo a los más pobres: el índice de suicidios danés, per cápita, equivalía seis veces al de Italia y catorce veces al de Irlanda. En qué medida esto puede achacarse al efecto depresivo de la prosperidad, el clima, la latitud, la alimentación, la religión, las estructuras familiares o el estado del bienestar es algo que aún hoy sigue sin estar claro.<<
[5] Irónicamente, fueron los socialdemócratas suecos los que durante mucho tiempo mostraron más interés por los teóricos «austromarxistas» de la Viena de principios del siglo XX, Otto Bauer y Rudolf Hilferding. Sus sucesores austríacos, sin embargo, prefirieron en cambio dejar todo aquello atrás, salvo por alguna reminiscencia ocasional, como la del programa de 1958 del Partido Socialista Austriaco, donde se afirmaba de forma bastante confusa que «el socialismo democrático ocupa una posición intermedia entre el capitalismo y la dictadura»…<<
[6] Para esta traducción, véase Bark & Gress, From Shadow to Substance. A History of West Germany, volumen 1 (1992), capítulo 16.<<
[7] La destrucción de las escuelas estatales selectivas de Inglaterra se limitó a conducir a más personas de clase media al sector privado, lo que mejoró las perspectivas y los beneficios de las «escuelas públicas» de pago que los radicales laboristas tanto despreciaban. Entre tanto, la selección seguía produciéndose, pero más por ingresos que por méritos: los padres que podían permitírselo se compraban una casa en un «buen» distrito escolar, por tanto los niños de las familias más pobres quedaban en manos de las escuelas de nivel más bajo y de los peores profesores, y con unas perspectivas mucho más reducidas de movilidad educativa ascendente. La «globalización» de la enseñanza secundaria británica constituyó la norma más socialmente retrógrada de la Inglaterra de la postguerra.<<
[8] Con la desaparición de la política clerical, el anticlericalismo político perdió su razón de ser, y finalizó así un ciclo de disputas y obsesiones que había durado casi dos siglos.<<
[9] Sin embargo, en Irlanda la autoridad de la Iglesia y su implicación en la política cotidiana se prolongó durante mucho más tiempo, hasta bien entrada la década de 1990.<<
[10] En un significativo arrebato, Osborne califica la realeza británica como «el oro que llena un bocado de decadencia».<<
[11] Los gustos de Godard, en concreto, eran decididamente eclécticos. Se dice que Johnny Guitar (1954), de Nicholas Ray protagonizada por Joan Crawford, le dejó «cautivado».<<
[12] Es indudable que los italianos sabían diseñar coches, como cualquier entusiasta de las carreras automovilísticas estaría dispuesto a atestiguar. Fueron las carrocerías italianas las primeras en eliminar los guardabarros, estribos y otras prominencias innecesarias de los pequeños coches familiares (al igual que los sastres milaneses eliminarían durante aquellos mismos años las vueltas de los pantalones e inventarían las líneas y el corte recto y limpio del traje italiano moderno). Lo que los fabricantes de coches italianos parecían incapaces de conseguir con un mínimo grado de fiabilidad era construir los coches que sus diseñadores habían imaginado.<<
[13] En el sorprendido comentario de un crítico parisiense, los miles de apartamentos idénticos amontonados en los nuevos grands ensembles eran «verdaderas casas de hojalata incorporadas en una estructura vertical, como muchas botellas diferentes dentro de un mismo botellero para vino». Véase Pierre Agard, «L’Unité de résidence» en Esprit, octubre-noviembre de 1953. Agradezco al Dr. Nicole Rudolph la referencia textual.<<
[14] A diferencia de Rotterdam: sepultado bajo las bombas alemanas y reconstruido por fases, el puerto holandés se convirtió en una ciudad consciente y genuinamente «diseñada».<<
[a] El original dice comprehensive education, es decir educación comprensiva: aquella en la que los alumnos permanecen en las mismas aulas, sin diferenciación, durante el mayor tiempo posible o, al menos, durante la educación obligatoria (según definición de Jorge Calero) (N. del E. d.).<<
[1] Obviamente, esto no era aplicable a pequeñas y elitistas academias como la École Polytechnique o la École Normale Supérieure de Francia, las cuales admitían a un reducido número de alumnos tras pasar un riguroso examen selectivo e impartían una enseñanza de muy alta calidad. Pero este tipo de casos eran poco frecuentes y sumamente atípicos.<<
[2] A mediados de 1960 sólo el 44 por ciento de los estudiantes universitarios italianos se licenciaba; estas cifras empeorarían aún más a lo largo de la década de 1970.<<
[3] En el bloque comunista, «los sesenta», como cultura popular, se vivieron necesariamente como un fenómeno de segunda mano. Pero esta diferencia no debe exagerarse. Por utilizar el referente de la época: todo el mundo en Europa del Este sabía quiénes eran los Beatles y muchos habían escuchado su música. Y no sólo los Beatles: cuando la estrella del rock francés, Johnny Hallyday, actuó en Košice (Eslovaquia), en 1966, 24.000 personas acudieron a verlo.<<
[4] Los Beatles procedían de la clase trabajadora de Liverpool —o, en el caso de Paul McCartney, de un par de escalones más arriba—. El otro icono de la música rock, los Rolling Stones, eran más convencionalmente bohemios en su temática, en consonancia con el contexto social de sus integrantes, pertenecientes a la clase media londinense. Este hándicap se superó con un estilo calculadamente más duro, y con una adecuada publicidad de sus vidas privadas, ostentosamente obscenas.<<
[5] Adviértase, no obstante, que durante la mayor parte de los años sesenta aún estaba prohibido en muchas partes de la Europa occidental y oriental difundir información sobre la contracepción. Gran Bretaña constituyó la excepción, al autorizar el uso de la pildora anticonceptiva en 1961 (al otro lado del Canal, el cantante Antoine vendió un millón de discos en 1966, en los que imaginaba lastimeramente una Francia en la que la píldora se vendiera algún día «en las tiendas Monoprix»).<<
[6] En las provincias más alejadas, sin embargo, donde las boinas, las gorras e incluso los sombreretes femeninos se seguían utilizando diariamente, el cambio se produjo con cierto retraso. Aquí pasaría algo más de tiempo hasta que los sombreros dejaran de ser un indicador tradicional fiable del origen regional e incluso de la clase social.<<
[7] Que en la década siguiente habría de evolucionar sin excesiva dificultad hacia la moda de las cabezas rapadas.<<
[8] En 1960 el «existentialismo» (al igual que el «estructuralismo» algunos años después) ya se había convertido en una etiqueta que se aplicaba a todo tipo de cosas, de forma similar a lo ocurrido con el término «bohemio» en décadas anteriores: los estudiantes de arte en paro que acudían a ver a los Beatles en el Reeperbahn de Hamburgo se autodenominaban «Exis».<<
[9] En cuyo caso podría parecer extraño que el entonces famoso psicoanalista Jacques Lacan fuera popularmente asimilado con esta categoría. Pero Lacan constituía un caso especial. Incluso para los laxos niveles del París de los años sesenta, él se mantenía absolutamente ignorante de los avances contemporáneos en medicina, biología y neurología, sin que ello perjudicara en absoluto su actividad o su reputación.<<
[10] En el momento de escribir este libro, el PSGB continúa existiendo. Impermeable al cambio, y demasiado pequeño para verse negativamente afectado por su propia insignificancia, es probable que sobreviva indefinidamente.<<
[11] Como el casi contemporáneo de Gramsci, el marxista alemán Karl Korsch, o los escritores austromarxistas Otto Bauer y Rudolf Hilferding.<<
[12] La afirmación de Althusser se basaba en una estrambótica versión estructuralista de Marx, cuyo atractivo para los jóvenes en busca de la Teoría era directamente proporcional a su opacidad jesuítica (a los expertos de edades más avanzadas no logró impresionarlos). Pero la aserción de la autoridad estaba bastante clara: sólo hay una manera correcta de interpretar a Marx, insistía, y es la mía. En Francia la estrella de Althusser se apagó con la caída del Partido cuya causa éste apoyaba; hoy en día su atractivo oscurantista se limita a los grupos marginales del academicismo anglosajón.<<
[13] Y no sin cierta razón. Como Raoul Vaneigem, un situacionista belga, escribió en 1967: «Con un mundo de placeres extáticos por conquistar, no tenemos nada que perder salvo nuestro aburrimiento». Es difícil estar seguro, desde la retrospectiva, de si dichos eslóganes eran ingeniosos, inocentes o meramente cínicos. En todo caso, apenas hacían peligrar el status quo.<<
[14] Esto era origen de conflictos desde hacía tiempo. En enero de 1966, después de meses de disputas, en un colegio mayor de Antony, en el sur de París, un recién nombrado director había introducido lo que entonces se consideraba un régimen radical. Los chicos y las chicas de más de veintiún años podían a partir de aquel momento recibir a miembros del sexo opuesto en sus habitaciones. Los menores de veintiún años podían hacerlo con el permiso por escrito de sus padres. Estas innovaciones tan liberales no se produjeron en ningún otro sitio.<<
[15] El ministro para la Juventud, François Missoffe, había ido a Nanterre a inaugurar unas instalaciones deportivas. Cohn-Bendit, un estudiante enragé, le preguntó por qué el ministro de Educación no hacía nada para solucionar las disputas por los dormitorios en los colegios mayores (o «problemas sexuales», como él los denominó). El ministro, en respuesta a la provocación, sugirió que si Cohn-Bendit tenía problemas sexuales debía zambullirse en la espléndida nueva piscina. «Eso» replicó Cohn-Bendit, de origen alemán, «es lo que la Juventud Hitleriana solía decir».<<
[16] Según se sabría más tarde, para visitar al ejército francés en Alemania y garantizarse su lealtad y su disponibilidad en caso de tener que recurrir a él. Pero entonces este hecho era desconocido.<<
[17] Esto era a todas luces incierto. El Partido Comunista Francés no tenía una estrategia coherente en 1968 más allá de mostrar su menosprecio por los radicales estudiantiles y tratar de preservar su influencia en el movimiento laboral. Hacerse con el poder político estaba bastante alejado de su capacidad o de su imaginación.<<
[18] Entre los líderes estudiantiles no había mujeres. En las fotos y los documentales de la época las chicas aparecen colgadas de los hombros de sus novios, pero, en el mejor de los casos, no eran más que las tropas de infantería auxiliares del ejército estudiantil. La revuelta juvenil de 1968 se centró en gran parte en el sexo, pero se mostró bastante indiferente a las desigualdades de género.<<
[19] Robert Lumley, States of Emergency. Cultures of Revolt in Italy from 1968 to 1978 (Londres, 1990), p. 96.<<
[20] El propio Berlín Occidental había adquirido cierto ambiente contracultural durante aquellos años. Fosilizado por su peculiar aislamiento en el centro de las tensiones políticas internacionales, dependiente de las dádivas de Bonn y de Washington, con un futuro marcado por una perdurable inestabilidad, la ciudad había quedado suspendida en el tiempo y en el espacio. Esto la hacía especialmente atractiva a los disidentes, radicales y cualquiera en busca de extremismos políticos y culturales. La ironía de la situación de Berlín Oeste —que su supervivencia como bohemio puesto de avanzada de Occidente dependiera por completo de la presencia de soldados estadounidenses— no era captada por muchos de sus jóvenes residentes.<<
[21] Los ecos de esta inversión de los términos volverían a dejarse oír durante la primera guerra del Golfo, en 1991, cuando los alemanes que se oponían a ella no dudaron en calificar a Estados Unidos como el mayor criminal de guerra del siglo XX… y a Alemania como su principal víctima.<<
[a] Esta parte es confusa, porque parece presuponer que la obra se escribió en inglés y se tradujo luego al francés. La realidad es la contraria: Frantz Fanon, que era nativo de la Martinica francesa escribió el libro en francés, que se publicó en 1961 con el título de Les Damnés de la Terre. La cita de Sartre corresponde al prólogo de esta primera edición. (N. Del E. d.) <<
[1] Aunque fue sustituido por una renovada versión mitologizada según la cual el propio Stalin —y sus crímenes— pasaban bastante inadvertidos.<<
[2] La credibilidad del sistema soviético descansaba en una enorme medida en su capacidad de obtener resultados de la agricultura. Durante la mayor parte de sus ochenta años de vida, la agricultura estuvo constantemente en situación de emergencia, de una forma u otra. Esto no hubiera resultado muy sorprendente a un observador europeo del siglo XVIII o incluso a uno africano del siglo XX, pero a la Unión Soviética se le suponían unos niveles de producción mucho más altos.<<
[3] Un año después de su liberación, Siniavski emigró a Francia y ocupó un puesto de profesor de literatura rusa en la Sorbona. Daniel permaneció en Rusia, donde moriría en 1988.<<
[4] Aunque el economista reformista más conocido de los años sesenta fue un checo, Ota Šik, fue la escuela húngara la que tuvo una mayor influencia e impacto en la práctica.<<
[5] Djilas pasó cuatro años en prisión a raíz de la aparición de La nueva clase en Occidente, y poco después de su liberación volvió a ser encarcelado por cuatro años más.<<
[6] Richard Nixon no fue en absoluto el último estadounidense al que sedujo el dictador rumano. Impresionado por Nicolae Ceaușescu durante una visita a realizada a Rumania en 1978, el senador George McGovern le elogió como «uno de los mayores defensores del control de armas»; y aun en septiembre de 1983, cuando ya se conocía la terrible verdad sobre el régimen de Ceaușescu, el vicepresidente George Bush le describió memorablemente como «uno de los buenos comunistas de Europa».<<
[7] La traducción al francés de la Carta Abierta que circuló por París al año siguiente fue distribuida por la Jeunesse Communiste Révolutionnaire, una organización trotskista.<<
[8] De los aproximadamente 30.000 judíos de la Polonia de mediados de los años sesenta, menos de 7.500 pertenecían a las organizaciones judías oficiales.<<
[9] En 1966 una edición en lengua polaca del libelo antisemita Los protocolos de los sabios de Sión circulaba extraoficialmente en círculos del Partido, en las universidades y en el ejército.<<
[10] Novotný no era el único que temía una reacción violenta. El 5 de abril de 1963 el líder comunista italiano Palmiro Togliatti escribió en secreto a Novotný y sus colegas para pedirles que retrasaran las noticias sobre la rehabilitación de Slánský y otras víctimas del juicio hasta pasadas las próximas elecciones italianas. Como el jefe del PCI entendía perfectamente, los checos no eran los únicos que tenían motivos para sentirse indignados ante la colaboración de sus líderes en el encubrimiento del asesinato judicial a gran escala cometido apenas diez años antes.<<
[11] En diciembre de 1967 los miembros del Partido representaban el 16,9 por ciento de la población checoslovaca: la proporción más alta de todos los Estados comunistas.<<
[12] Jiří Pelikán, The Czechoslovak Political Trials. The Suppressed Report of the Dubček Government’s Commisson of Inquiry, 1968 (Stanford, 1971), p. 17.<<
[13] No puede decirse que se tratara de una petición espontánea. Dos semanas antes —en una reunión secreta celebrada cerca del lago Balaton, en Hungría, organizada por János Kádár—, Vasiľ Biľak (uno de los oponentes de Dubček dentro de la dirección del Partido checoslovaco) fue aconsejado por Shelest de que a Moscú le agradaría una «carta de invitación». La susodicha carta alude explícitamente a la «pérdida de control» del Partido, la probabilidad de un «golpe contrarrevolucionario» y los «riesgos para el socialismo», antes de solicitar la «intervención y la asistencia de todo tipo». Y termina: «Le pedimos que trate nuestra declaración con la máxima confidencialidad, razón por la que le escribimos, personalmente, en ruso».<<
[14] Dado que Ceaușescu se negó a tomar parte en la invasión o a permitir que las tropas del Pacto de Varsovia atravesaran territorio rumano, el contingente búlgaro tuvo que ser aerotransportado a Ucrania. Aunque su presencia apenas justificaba que hubiera que tomarse tantas molestias, la importancia de distribuir la responsabilidad del ataque entre el mayor número posible de Estados fraternales prevaleció sobre cualquier otra consideración.<<
[15] Después de 1989 se supo que la policía secreta checa había establecido durante los años de la normalización una unidad especial para seguir y controlar a los judíos del país: un eco del pasado de Checoslovaquia, como también de la Polonia de la época. A las autoridades no les había pasado desapercibido que sólo uno de los principales colegas de Dubček se había negado a firmar el documento de Moscú por el que renunciaba a sus acciones. Se trataba de František Kriegel, el único judío del grupo.<<
[16] Milan Šimečka, Obnovení Pořádku (La restauración del orden), (Bratislava, 1984, publicación clandestina). Ochenta mil checos y eslovacos huyeron al exilio tras la invasión soviética.<<
[17] A la propia generación del baby boom nunca le faltó empleo. Fue su sucesora, la de los nacidos después de 1953, la que entró en el mercado de trabajo justo cuando el empleo empezaba a escasear cada vez más. Como es lógico, la política de esta siguiente generación sería muy distinta.<<
[18] Sólo en España, donde el ciclo de protesta social continuó hasta mediados de los setenta antes de fusionarse con el movimiento por el retorno de la democracia parlamentaria, la agitación de los años sesenta anunció una genuina transformación política, como veremos en el capítulo XVI.<<
[19] El caso Profumo, acaecido en Gran Bretaña en 1963 (un escándalo deliciosamente polifacético, con ingredientes sexuales, clasistas, raciales, políticos y de espionaje que mantuvo en vilo al país durante meses), habría sido impensable algunos años atrás. Los deslices de una élite en decadencia podían seguir despertando cierto interés malsano pero, después de los años sesenta, ya no sorprendían a nadie.<<
[1] El déficit presupuestario estadounidense pasó de mil seiscientos millones de dólares en 1965 a veinticinco mil doscientos en 1968. <<
[2] Como elemento de comparación, en plena crisis de 1973, las importaciones de petróleo estadounidenses no presentaban más del 36 por ciento del consumo interno. <<
[3] Una media, evidentemente, no es más que eso, una inedia. En 1976, un año especialmente sombrío, en el que el número de desempleados británicos superó por primera vez desde la guerra el millón y la inflación anual se acercó al 25 por ciento; los índices de crecimiento de todos los países registraron niveles ínfimos; en Italia, la economía nacional llegó incluso a reducirse, por primera vez desde 1940. <<
[4] Siglas inglesas, respectivamente, de Asociación Nacional de Funcionarios de los Entes Locales, Unión Nacional de Empleados Públicos y Asociación de Personal Científico, Técnico y Directivo. <<
[5] Este acrónimo tenía una utilidad política concreta: al recuperar el nombre de una antigua moneda de plata francesa del siglo XVIII —el écu [escudo]—, ayudaba a mitigar la insatisfacción que sentía París al tener que reconocer la creciente primacía de Alemania Occidental en los asuntos europeos. <<
[6] Citado en Harold James, International Monetary Cooperation unce Bretton Woods (NY, Oxford, 1996), p. 180. <<
[7] El suceso más tristemente famoso sucedió el 17 de octubre de 1961, cuando la policía francesa asesinó a unos 200 argelinos, muchos de ellos ahogados en el Sena, después de una manifestación que recorrió todo París. En aquel momento, el prefecto de la policía parisina era Maurice Papon, más tarde acusado y condenado por crímenes contra la humanidad por su colaboración en la captura y envío de judíos franceses a Auschwitz durante la guerra. Véase el epílogo. <<
[8] Los «provisionales» tomaban su nombre de la Declaración de Dublín del 24 de abril de 1916, cuando los sediciosos proclamaron un gobierno provisional. <<
[9] En esa época se calculó que el coste de mantener la presencia británica en Irlanda del Norte ascendía a tres mil millones de libras esterlinas anuales, en un momento en el que Londres sufría enormes presiones para equilibrar su presupuesto. <<
[10] El intachable Partido Socialista Francés llegó incluso a constituir un Comité para la Defensa de los Derechos Humanos en la República Federal, ofreciendo su cualificación y asistencia práctica a acusados de actos terroristas. <<
[11] Al igual que en Alemania, llegó un momento en el que la policía encontró a los dirigentes, pero para perderlos nuevamente. Renato Curcio, detenido en 1974, se escapó de la cárcel en febrero de 1975, aunque fue capturado de nuevo 11 meses después. <<
[12] Negri, inicialmente liberado, fue detenido de nuevo en 1983. En junio de 1984 fue juzgado y condenado a treinta años de cárcel. <<
[13] Una de ellas, la infame Logia P2, era un misterioso entramado masónico formado por políticos de derechas, banqueros y policías, organizado por Licio Gelli, que había sido un ardiente defensor de la «república social» de Benito Mussolini entre 1943 y 1945. Entre sus 962 miembros figuraban 30 generales, ocho almirantes, 43 parlamentarios, tres ministros en ejercicio y una muestra bastante representativa de altas jerarquías de la Iglesia católica, la industria y la banca privada. <<
[14] El punk europeo occidental dejó tras de sí un regusto especialmente desagradable en la Europa oriental de los últimos años del comunismo, donde fue adoptado bandas nihilistas muy minoritarias que cínicamente se aferraban a un legado de disidencia política y musical para lograr sus propios fines. Con una repelente combinación de pornografía e incorrección política, los Spions, un grupo punk húngaro de los años ochenta, grabó Anna Frank: «¡Una relación un tanto forzada antes de que vengan a por ti, Anna Frank! ¡Haz el amor conmigo! ¡Grita, perra! ¡Anna Frank! ¡Si no lo haces, te entregaré! Anna Frank, los muchachos te están esperando». <<
[1] En el Reino Unido, esta tendencia, que se remontaba al tradicional entusiasmo que suscitaban prácticas como el vegetarianismo y la «autenticidad» de los materiales de construcción y textiles, con frecuencia se solapaba con redes de sociedades socialistas y asociaciones de excursionistas: era la respuesta de la izquierda a la caza, el tiro y la pesca de los conservadores. En la Europa continental las culturas de izquierdas y de derechas tenían una historia muy diferente. Mientras que en el Reino Unido la Good Food Guide (Guía de la buena alimentación) la iniciaron y publicaron socialistas fabianos, presentándola desde el principio como una aportación a la lucha de clases en el frente gastronómico, la Guía Michelin francesa fue siempre una empresa exclusivamente económica, aunque dirigida a un público muy similar.<<
[2] En 1980 la Unión Soviética liberaba a la atmósfera casi tanto dióxido de carbono como Estados Unidos; estadística ésta que, para sus admiradores y hasta hace bien poco, habría sido más motivo de orgullo que de vergüenza.<<
[3] En regímenes restrictivos en otros aspectos, y con ciertos límites, las protestas de contenido ecologista —dado su carácter supuestamente apolítico— proporcionaban un espacio seguro para la acción política y la expresión del sentimiento nacional. Ya en 1983 el problema de la contaminación del agua había llevado al diez por ciento de la población de la Lituania soviética a formar parte de la Asociación para la Protección de la Naturaleza Lituana.<<
[4] Este tipo de existencialismo heideggeriano tendió otro puente con Occidente: el filósofo francés Emmanuel Mounier ya había dicho muchos años antes que en el existencialismo de contemporáneos como Sartre apreciaba una «barrera subjetiva» frente a lo que él vilipendiaba por considerarlo «materialismo objetivo» y de «tecnología». En décadas posteriores, los herederos intelectuales de Mounier del círculo de escritores de la revista Esprit serían de los primeros de Europa occidental en publicar y en celebrar a Havel y a sus compañeros en la disidencia.<<
[5] En esos mismos años, Moscú financió incluso al minúsculo Partido Comunista de Estados Unidos, para el que llegó a desembolsar 42 millones de dólares, una reveladora muestra de su indiscriminada generosidad.<<
[6] El 13 de abril de 1976, sólo nueve semanas antes de las elecciones italianas, Kissinger declaró públicamente que Estados Unidos no «acogería de buen grado» la entrada de los comunistas en el Gobierno italiano, con lo que confirmó las intuiciones de Berlinguer.<<
[7] Una de las primeras decisiones que tomó Brandt al llegar al poder en 1969 fue la de cambiar el nombre del «Ministerio de Asuntos Panalemanas» por el de «Ministerio de Relaciones Interalemanas», con el fin de aplacar los temores que sentía Alemania del Este a que la República Federal continuara proclamando su derecho legal a hablar en nombre de todos los alemanes, y para mostrar su disposición a tener tratos con la República Democrática, considerándola una entidad independiente y permanente.<<
[8] Esta ficción legal y las cuestiones emocionales que comportaba explican la renuencia inicial de la Unión Cristianodemócrata (CDU) a firmar el acuerdo marco de 1973, por el que se establecían relaciones con Alemania del Este, y también la insistencia de este partido en la necesidad de mantener abierta la cuestión de las fronteras orientales hasta 1990.<<
[9] Desde sus mismos comienzos, la Ostpolitik concedió una atención y unos privilegios especiales a los Volksdeutsche, los alemanes que seguían viviendo fuera de las fronteras de Alemania, al este o al sur. En función de criterios familiares o de origen étnico, a dichas personas se les concedía la plena ciudadanía alemana si podían llegar a la República Federal. Cientos de miles de residentes de Ucrania, Rusia, Rumania, Hungría y otros países descubrieron de repente ancestros alemanes que durante el medio siglo anterior habían hecho todo lo posible por ocultar.<<
[10] El primer Grupo de Helsinki se fundó el 12 de mayo de 1976 en Moscú. Entre sus primeros 11 miembros figuraban Yuri Orlov. Yelena Bónner y Anatoly Sharansky. Dos años después nacía Helsinki Watch, la organización internacional que, aglutinando varios grupos, pretendía especialmente sacar a la luz las vulneraciones de derechos humanos en los Estados firmantes de Helsinki.<<
[a] Error de traducción. Aquí la palabra inglesa egregious no se traduce por «egregio» sino por «horrible» o «pésimo» (N. del E. d.).<<
[1] La práctica de los guardias de Makronisos, consistente en obligar a los comunistas a arrepentirse para luego ocuparse de los que se negaban a hacerlo, era muy parecida a la técnica utilizada durante esos mismos años por los comunistas rumanos en la prisión de Pitești, aunque ligeramente menos sanguinaria. Véase el capítulo VI.<<
[2] Al principio, al igual que en otros países de Europa, Estados Unidos esperaba encontrar amigos y aliados en el centro izquierda del espectro político griego. Sin embargo, no tardó en desengañarse y pasó a establecer una estrecha y duradera amistad con la derecha nacionalista y militarista.<<
[3] Y a Z, la influyente película dirigida por Costa Gavras en 1969, basada en el caso Lambrakis.<<
[4] Quizá los oficiales, la mayoría formados en las escuelas militares de la dictadura de preguerra de Ioannis Metaxás, no fueran tan impopulares como proclamaban sus críticos extranjeros. Pero sí se tenía razón al suponer que contaban con la simpatía (y quizá más) de Estados Unidos. Lo que era fundamentalmente una tardía prolongación de la guerra civil griega de los años cuarenta pasó a considerarse la última gran causa de la secular guerra civil europea. Grecia, y no España, era ahora la vara de zahorí del sentimiento político polarizado.<<
[5] Desde 1962, Grecia tenía estatus de país asociado a la Comunidad Económica Europea.<<
[6] Sin embargo, la propia Junta militar no escapó al castigo. Once de sus líderes fueron juzgados y condenados en agosto de 1975. Tres recibieron condenas de muerte, más tarde sustituidas por cadenas perpetuas. Papadópoulos murió en prisión en 1999, sin arrepentirse nunca. El general de brigada Ioannides fue condenado por un tribunal posterior por su papel en la represión de la revuelta en la Escuela Politécnica. En el momento de escribir este libro continuaba encarcelado.<<
[7] Maurras murió en 1952, a los ochenta y cuatro años. Salazar, hijo de un administrador de fincas, nació en Vimeiro, Portugal, el 28 de abril de 1889, sólo una semana después que Hitler. Para un hombre que seguía gobernando un Estado europeo a finales de la década de 1960, sus raíces se hundían inusualmente en las costumbres del siglo anterior (su madre había nacido en 1846).<<
[8] En 1973, dos tercios de las importaciones y exportaciones portuguesas tenían como origen o destino Europa occidental.<<
[9] No obstante, al puritanismo de los jóvenes oficiales y de sus aliados izquierdistas no le complació mucho la posterior efusión de lo que ellos consideraban pornografía literaria y cinematográfica, que compensaba las restricciones culturales sufridas durante cincuenta años por Portugal. Hubo un momento en el que incluso trataron de prohibir que se interpretaran los tradicionales fados, porque les parecía que fomentaban «la amargura y el fatalismo» y que, por tanto, eran hostiles a sus objetivos de progreso cultural y social.<<
[10] Todavía en 1963, el dictador no había dudado en ejecutar a un comunista detenido, Julián Grimau, desafiando las múltiples críticas internacionales.<<
[11] Una irónica consecuencia de las libertades cuidadosamente calibradas que Franco permitió a los militantes universitarios durante su última década es que los estudiantes españoles de la generación de los sesenta, al volver la vista atrás, suelen exagerar su papel en la posterior lucha por la democracia del país.<<
[12] Véase el capítulo VII. A consecuencia de ello, hubo líderes católicos que, sin mácula alguna de pasado franquista, lograron desempeñar un papel activo en la transición a la democracia al servir de puente entre radicales y conservadores.<<
[13] Un mes antes de ser legalizado, el PCE organizó en Madrid un encuentro público de partidos eurocomunistas de Europa occidental.<<
[14] La distribución sociogeográfica de los votos emitidos en 1977 era asombrosamente parecida a la de las elecciones de 1936: la cultura política del país había que dado realmente congelada durante cuatro décadas.<<
[15] Según el artículo 151 de la Constitución, se concedería estatuto de autonomía a cualquier región que lo solicitara.<<
[16] Posteriormente, en 1982 y 1985, habría dos nuevas conspiraciones contra el Rey y el Parlamento, ambas frustradas con facilidad.<<
[17] A mediados de los ochenta, las cifras de desempleo oficiales indicaban que más de uno de cada cinco individuos en edad de trabajar estaba en paro. Es probable que la cifra real se acercara más a uno de cada cuatro. En un país que todavía carecía de una red social totalmente operativa y en el que pocas personas tenían planes de pensiones privados, estas cifras apuntan una generalizada situación de penuria.<<
[18] En 1982, el PSOE hizo campaña con el lema «OTAN, de entrada no». Cuatro años más tarde, en sus carteles se pedía el sí «en interés de España».<<
[19] El programa de nacionalizaciones, tradicional entre los socialistas, apenas se aplicó en España, donde el régimen autoritario ya poseía gran parte de la economía oficial.<<
[20] Era muy llamativo que la nueva Constitución española de 1978, concebida principalmente para reconciliar a los polos antagónicos de la historia del país —la izquierda y la derecha; la Iglesia y los anticlericales; el centro y la periferia— guardara un completo silencio sobre el régimen al que sustituía.<<
[21] Sus películas —como La mala educación, de 2004— también muestran un anticlericalismo bastante evidente. Quizá sea éste el único aspecto en el que Almodóvar se ha mantenido siempre fiel a una antigua tradición de disidencia cultural española.<<
[22] Víctor Pérez-Díaz, España puesta a prueba, 1976-1996, (Madrid, Alianza Editorial, 1996), p. 79.<<
[23] En ambas ocasiones, la capital, Oslo, votó mayoritariamente a favor. Pero esta decisión fue impulsada por una coalición antieuropea compuesta por radicales, ecologistas, «nacionalistas lingüísticos» y agricultores de las provincias costeras y septentrionales junto a pescadores que se oponían enérgicamente a limitar la zona costera de pesca exclusiva a las doce millas que dictaba la CEE. La entrada de Dinamarca supuso la incorporación a la CEE de Groenlandia, que en aquel momento seguía siendo gobernada desde Copenhague. Pero después de que la isla accediera a la autonomía en 1979, se convocó un referéndum en el que el país decidió abandonar la CEE, y se convirtió en el único Estado miembro que ha llegado a hacer tal cosa.<<
[24] Sin embargo, todo esto se compensaba con las nuevas oportunidades de inversión que proporcionaban al sector privado: la proporción de acciones en manos extranjeras dentro de las empresas españolas creció en un 374 por ciento entre 1983y 1992.<<
[25] Más de una voz influyente se alzó en Bruselas suplicando a la Comisión Europea que le pusiera en evidencia.<<
[26] Por supuesto, también hacía tiempo que la política agrícola común (PAC), la otra gran carga del presupuesto de la Unión Europea, había acentuado las mismas distorsiones regionales que supuestamente los fondos de cohesión y otras subvenciones trataban ahora de eliminar.<<
[27] Lo normal es que los países más ricos estuvieran menos en deuda con Bruselas y que controlaran sus asuntos de forma más estricta. En Francia, pese a la «descentralización» consagrada en ciertas leyes aprobadas en los años ochenta, las riendas del poder presupuestario seguían estando bien agarradas por París. En consecuencia, las regiones prósperas del país siguieron la tendencia internacional y se aprovecharon de sus contactos en la Unión Europea, mientras que las más pobres siguieron dependiendo principalmente de las ayudas estatales.<<
[28] Desde entonces, el «área Schengen» se ha ampliado para incorporar a otros estados miembros de la Unión Europea, pero el Reino Unido se ha mantenido fuera, y Francia, entre otros participantes, se ha reservado el derecho a volver a imponer el control fronterizo por razones de seguridad.<<
[1] Si no hubiera sido por la característica curva ascendente de la tasa de nacimientos de las comunidades inmigrantes procedentes de Asia, África y el Caribe, las cifras habrían sido aún más bajas.<<
[2] En Europa del Este fue Hungría, donde la economía sumergida proporcionaba a muchas personas un nivel de vida más elevado que en otros lugares del bloque soviético, donde primero se alcanzaron en esos mismos años índices de natalidad igualmente bajos (véase el capítulo XVIII).<<
[3] El resentimiento más furioso se concentraba en los sindicatos de funcionarios, que incluían a empleados públicos mal pagados, como los basureros o las enfermeras. Los principales sindicatos industriales confiaban mucho más en los recortes de Callaghan: mientras los laboristas cumplieran su promesa de proteger a los trabajadores fabriles cualificados, dejando intactos sus privilegios, sus líderes estarían encantados de tolerar la apostasía del Gobierno. Se quedaron bastante desconcertados cuando se dieron cuenta de que con Margaret Thatcher no se podía llegar a esos acuerdos.<<
[4] En 1996 (su último año de existencia) la red de ferrocarriles pública británica presumía de tener la subvención menos cuantiosa de todos los ferrocarriles europeos. Ese mismo año, los franceses planeaban invertir en sus ferrocarriles el equivalente a 21 libras esterlinas por habitante; los italianos, 33, y los británicos sólo nueve.<<
[5] Y también de la pobreza privada. Al romper el vínculo entre las pensiones y los salarios, Thatcher redujo drásticamente los ingresos en concepto de jubilación de la mayoría de sus conciudadanos. En 1997 las pensiones públicas del Reino Unido sólo representaban el 15 por ciento de los ingresos medios, lo cual suponía el coeficiente más bajo de la Unión Europea.<<
[6] En la década posterior a su retirada de la política, los herederos de Margaret Thatcher en el timón conservador comenzaron el declive con el monótono aburrimiento transmitido por John Major, transitaron por la incompetencia engreída con William Hague y llegaron a su fase de ineptitud terminal con Ian Duncan Smith. Después del largo reinado de la Reina Solar produjo un diluvio de mediocridad.<<
[7] Como ella misma explicó en la conferencia del Partido Conservador escocés del 14 de mayo de 1982: «Cuando te has pasado media vida política ocupándote de asuntos anodinos como el medio ambiente, es estimulante tener una auténtica crisis entre manos».<<
[8] Quizá con la siguiente diferencia: mientras que Margaret Thatcher creía que la privatización era algo parecido a un bien moral, a Tony Blair sencillamente le gustan los ricos.<<
[9] Una encuesta de 1979 ponía de manifiesto que el perfil electoral del Partido Socialista de Mitterrand reflejaba increíblemente al conjunto del país, algo que ninguna otra formación podía decir.<<
[10] Jacques Delors, ex banquero y en su día asesor del primer ministro gaullista Jacques Chaban-Delmas, pasaría a presidir la Comisión Europea entre 1985 y 1995.<<
[11] Incluso durante la depresión económica de mediados de los ochenta, cuando el descontento popular con las políticas del Gobierno estaba en su apogeo, el 57 por ciento de los electores se declaraba contento con la política exterior de Mitterrand.<<
[12] En 1982 el IRI (Instituto per la Ricostruzione Industríale) controlaba, entre otras muchas cosas, toda la fabricación de artículos de hierro fundido del país, dos tercios de la producción de acero especial, un cuarto de la de helados y el 18 por ciento de la de tomates pelados.<<
[13] El objetivo inicial de la Treuhandgesellschaft era convertir el mayor número posible de las nueve mil empresas estatales de Alemania del Este (que daban empleo a siete millones de personas) en auténticas empresas y liquidar las demás. Sin embargo, las presiones políticas llevaron a rehabilitar o fusionar muchas de las compañías improductivas, creando así, irónicamente, un nuevo sector semipúblico subvencionado con fondos estatales (véase el capítulo XXI).<<
[14] Siglas de Instituto per la Ricostruzione Industríale, Instituto Nazionale delle Assicurazioni, Ente Nazionale Idrocarburi, Ente Nazionale per l’Energia Elettrica, respectivamente.<<
[1] Evgenia Ginzburg, Journey into the Whirlwind (Nueva York, Harcourt, Brace & World, 1967); Margarete Buber-Neumann, Von Potsdam nach Moskau: Stationen eines Irrweges (Stuttgart, Deutsche Verlags-Anstalt, 1957); Wolfgang Leonhard, Child of the Revolution (Londres, Pathfinder Press, 1979) (publicado originalmente como Die Revolution entlässt ihre Kinder [Colonia, Kiepenheuer & Witsch, 1955]); Víctor Serge, Mémoires d’un révolutionnaire (París, Seuil, 1951) (traducción de la ed. francesa de 1951: Memorias de un revolucionario [México, El Caballito, 1973]); Boris Souvarine, Staline. Aperçu historique du bolchévisme (París, Les Petits-Fils de Plon et Nourrit, 1935) (publicado en inglés como Stalin, A Critical Survey of Bolshevism [Nueva York, Alliance Book Corporation, Longmans, Green & Co, 1939]).<<
[2] Entre 1975 y 1981 sólo Francia acogió a 80.000 refugiados indochinos.<<
[3] En 1963, mucho después de haber perdido interés en los comunistas de la propia Francia, aún se podía escuchar al autor de Las manos sucias en Praga, entusiasmado con el realismo socialista ante una desconcertada audiencia de escritores e intelectuales checos.<<
[4] «La Responsabilité envers l’Histoire dispense de la responsabilité envers les êtres humains».<<
[5] «Pour ma part, je pense que s’il y a une grande cause aujourd’hui, c’est la défense des intellectuals». Véase «Les Grandes Causes, ça existe encore?», Le Nouvel Observateur, n.° 1140, septiembre de 1986.<<
[6] Antonino Bruno, Marxismo e idealismo italiano (Florencia, La Nuova Italia, 1977), pp. 99-100.<<
[7] Curiosamente, fue la decisión tomada por el Gobierno checoslovaco de ratificar en 1976 los convenios sobre derechos humanos de las Naciones Unidas (fue el Estado número 35 que lo hizo) la que provocó que dichos convenios fueran vinculantes para la legislación internacional.<<
[8] Pero hasta el ecologismo tenía sus disidentes internos. El escritor eslovaco Milán Šimecka advirtió a sus colegas (Havel entre ellos) que no debían subestimar los beneficios de la modernidad: «Tengo la opinión de que hasta la contaminación que acompaña la prosperidad industrial es mejor que el caos y la brutalidad que asuela esas sociedades en las que la gente no puede satisfacer sus necesidades básicas». Milán Šimecka, «A World With Utopias or Without Them», Cross-Currents, 3,1984, p. 26.<<
[9] Yugoslavia es la excepción que confirma la regla: «Como en Yugoslavia nunca se estableció una cultura oficial (lo cual no impidió la presencia de figuras oficiales en la vida cultural), no podía existir justo lo contrario, una cultura clandestina, alternativa o paralela, como la que cultivaron con profusión otros países socialistas». Dubravka Ugrešić, The Culture of Lies (Pennsylvania State University Press, 1998), p. 37.<<
[10] Y con razón. Como descubrimos más tarde, en esa época los movimientos pacifistas del Reino Unido y de Alemania Occidental estaban profundamente infiltrados por espías soviéticos y de Alemania Oriental.<<
[11] Durante los ochenta, Polonia y Checoslovaquia se deslizaron hacia el crecimiento económico negativo y, de hecho, el tamaño de sus economías se redujo. Probablemente, la de la propia Unión Soviética venía disminuyendo desde 1979.<<
[12] Timothy Garton Ash, The Uses of Adversity (Nueva York, Random House, 1989), p. 9 [Los frutos de la adversidad, Barcelona, Planeta, 1992].<<
[13] Una vez más, en el ámbito agrícola, gran parte de la Unión Soviética, Hungría y Rumania se parecía a los grandes latifundios de los terratenientes del siglo XIX: jornaleros mal pagados, poco productivos y pésimamente equipados trabajaban lo mínimo para los propietarios absentistas, guardando sus energías para su auténtica ocupación, que realizaban en sus parcelas familiares.<<
[14] Agradezco a Paulina Bren que me proporcionara esta referencia.<<
[15] Durante los años de Brézhnev, producir medio kilo de carne de ternera costaba tres rublos y medio, pero en las tiendas se vendía a dos. La Comunidad Europea subvencionaba también a los ganaderos, aproximadamente en las mismas proporciones. Por supuesto, la diferencia radicaba en que Europa occidental podía permitirse una política agraria común y la Unión Soviética no.<<
[16] Hungría entró en el FMI en mayo de 1982, entre mutuas felicitaciones. Hasta 1989 no se reveló que su Gobierno había minimizado gravemente su deuda interna y externa durante la década anterior.<<
[17] Además, al igual que el propio Brézhnev, se encontraban entre los principales consumidores de su tiempo. En un chiste soviético de la época, el líder de la Unión Soviética le está enseñando a su madre su dacha, sus coches y sus pabellones de caza. «Es maravilloso, Leónidas —le dice ella—, «¿pero qué vas a hacer si los comunistas vuelven al poder?».<<
[1] Por supuesto, a la Iglesia le corresponde arremeter contra los ídolos materiales y el pecado del orgullo. Pero Karol Wojtyła fue mucho más allá. En los ejercicios cuaresmales que realizó en 1975 en el Vaticano, tres años antes de convertirse en Papa, anunció abiertamente que de las dos amenazas que sufría la Iglesia, el consumismo y la persecución, la primera era de lejos la más grave y que, por tanto, constituía el principal enemigo.<<
[2] Pensemos en su apoyo inicial al proyecto de instalar un convento carmelita en Auschwitz, abandonado posteriormente ante las protestas internacionales. Su irreflexiva descripción de Polonia bajo la ley marcial como un «enorme campo de concentración» pone de manifiesto una limitación similar.<<
[3] Animado por el Vaticano, Estados Unidos proporcionó a Solidaridad una asistencia económica que, según algunas estimaciones, rondó incluso los cincuenta millones de dólares durante sus años de clandestinidad.<<
[4] Aunque al comienzo de su presidencia, en noviembre de 1981, a Reagan se le escapó la idea de que el estallido de una guerra nuclear en Europa no tenía por qué conducir a un enfrentamiento estratégico. Los aliados de Washington en Europa occidental se quedaron, como mínimo, igual de alarmados que Moscú, y ambos protestaron enérgicamente.<<
[5] Por supuesto, nunca hubo duda alguna de que los Pershing y los Cruise se instalarían en Francia.<<
[6] Después de 1990 se supo que en esos años al menos veinticinco miembros del Bundestag eran agentes a sueldo de la República Democrática.<<
[7] El 13 de diciembre de 1981, el día que fue declarada la ley marcial en Polonia, Schmidt estaba en la República Democrática celebrando unas conversaciones en la cumbre con su homólogo Erich Honecker, y se quedó un tanto confundido, no tanto por la detención de cientos de disidentes polacos como por el impacto desestabilizador que podían tener los sucesos registrados en Polonia sobre la mejora de las relaciones interalemanas.<<
[8] Gracias a un PIB siempre en expansión, en términos relativos el componente defensivo del gasto público estadounidense había descendido paulatinamente desde mediados de los cincuenta hasta 1979, incluso durante los años de la guerra de Vietnam. Después aumentó drásticamente: el desembolso en defensa, dentro del conjunto del gasto federal, suponía un 24 por ciento más en 1987 que en 1980.<<
[9] De hecho, la propia familia de Gorbachov había sufrido enormemente en la época de Stalin: sus dos abuelos padecieron la cárcel y el exilio durante las purgas del dictador. Pero el nuevo líder soviético ni siquiera lo reconoció hasta noviembre de 1990.<<
[10] «Mais, c’est quoi, la dialectique? C’est l’art et la manière de toujours retomber sur ses pattes, mon vieux!»,Jorge Semprún, Quel Beau Dimanche (París, Grasset, 1980), p. 100 [Aquel domingo, Barcelona, Tusquets, 2004].<<
[11] Sobre este tema trata el libro de Zhorés Medvédev Nuclear Disaster in the Urals (Nueva York, Vintage Books, 1979), publicado en el exilio.<<
[12] Según un sondeo realizado algunos meses después, en enero de 1990, la valoración popular con que contaba Gorbachov era sólo ligeramente inferior a la de Pedro el Grande, pero mucho menor que la de Karl Marx y V. I. Lenin.<<
[13] Fue Sájarov el que forzó la consideración pública del asunto, al exigir en directo, por televisión, la derogación del artículo 6 y la recuperación por parte de los representantes del pueblo del poder que les había robado el partido en 1918. El propio Gorbachov desconectó el micrófono de Sájarov, pero ya era demasiado tarde.<<
[14] Gorbachov también se propuso, en el funeral de Chernenko, celebrado en marzo de 1985, conocer y saludar a Alessandro Natta, jefe del Partido Comunista Italiano, que hasta entonces había tenido malas relaciones ron Moscú.<<
[15] En una situación que recordaba irónicamente el fiasco estadounidense en Vietnam, el régimen títere de Kabul, privado ahora del apoyo militar exterior, aguantó renqueante hasta 1992, antes de sucumbir (pese a sus avales internacionales) ante las fuerzas de los talibanes.<<
[16] Andréi Grachev, citado en Archie Brown, The Gorbachev Factor (Oxford, Oxford University Press, 1997), p. 88.<<
[17] En 1986, Estados Unidos levantó el veto a la integración de Polonia en el FMI a cambio de la liberación de todos los presos políticos que quedaban en la cárcel y de una amnistía general.<<
[18] Véase Harold James, International Monetary Cooperation since Bretton Woods (Oxford, IMF y Oxford University Press, 1996), p. 567.<<
[19] Oficialmente, el lugar donde yacía Nagy no se conoció durante treinta años; en realidad, era del dominio público que estaba situado en un rincón apartado y sin placa del cementerio municipal de Budapest.<<
[20] Agradezco al profesor Timothy Garton Ash que me diera esta referencia.<<
[21] Parece que Honecker había calculado, de forma bastante razonable, que Gorbachov no duraría mucho y que se le podría olvidar sin problemas.<<
[22] Tres días después de la visita de Gorbachov, Honecker recibió la de un dignatario chino y comparó la inquietud en la República Democrática con la reciente contrarrevolución china. Es probable que al menos barajara la posibilidad de reeditar en Alemania una masacre como la de la plaza de Tiananmen, y ésta fue una de las razones por las que sus colegas decidieron expulsarle del poder.<<
[23] Para ser justos, hay que reconocer que los disidentes de Alemania Oriental malinterpretaron realmente el coraje de las multitudes en noviembre de 1989, considerando que eran la base de una república socialista renovada. Por otra parte, el origen de esa confusión era su incapacidad para comprender en qué se había convertido el socialismo y su propio papel en la pervivencia del mismo.<<
[24] En ciertos aspectos, su equivalente polaco tuvo lugar entre 1980 y 1981; la transición polaca de diez años después fue algo mucho más calculado y negociado.<<
[25] El autor, que estaba en Praga en aquel momento, puede dar fe de la embriagadora sensación imperante de que la historia se estaba haciendo a cada momento.<<
[26] Una viñeta de uno de los efímeros periódicos estudiantiles de la Praga de diciembre de 1989 captó perfectamente el desfase generacional. Afeitándose frente a un espejo, un cincuentón barrigudo y en camiseta mira fijamente y con gesto de desagrado el reflejo de una mujer chabacana que está en la puerta, con un sucio salto de cama colgándole de los hombros, rulos y un cigarrillo en los labios. «¿No me reconoces? —le dice burlona—. Soy tu sueño de 1968».<<
[27] «Si un pueblo no ha hablado nunca, la primera palabra que dice es poesía». Ferdinando Camon en «Tutto libri», La Stampa, 16 de diciembre de 1989.<<
[28] Por lo menos, hasta la aparición de Mijaíl Gorbachov, momento en el que a Occidente ya no le servía de nada un inconformista antisoviético.<<
[29] Cámaras de televisión filmaron el juicio y el fusilamiento, pero no los emitieron hasta pasados dos días.<<
[30] El discurso oficial era que los turcos no existían. Según Dimitur Stoyanov, ministro del Interior: «En Bulgaria no hay turcos».<<
[31] Esas consideraciones no siempre eran válidas para comunidades rurales remotas o pequeñas ciudades de provincias, donde la policía continuó hasta el final actuando sin la traba de la presencia de las cámaras o de la censura pública.<<
[32] Fue un guiño equívoco al único monumento duradero de los sesenta: la idea de que la juventud es un estado intrínsecamente superior. En palabras de Jerry Rubin, «no te fíes nunca de alguien mayor de treinta».<<
[33] Esta línea de argumentación la desarrollaron, entre otros, Voltaire, y la explica elegantemente Larry Wolff en Inventing Eastern Europe (Stanford University Press, 1994).<<
[34] Hasta la reacción inicial de Reagan ante la declaración de la ley marcial en Polonia fue característicamente tibia. El Washington oficial sólo adoptó una posición enérgica después de que se produjeran clamorosas protestas públicas (entre ellas la de Henry Kissinger).<<
[1] En agosto de 1989 el vicepresidente del Partido Socialdemócrata había criticado al Gobierno de Kohl por «agravar» la crisis al acoger a los refugiados de Alemania del Este que trataban de llegar al Oeste cruzando la frontera húngara, recientemente abierta. Sin embargo, en Berlín (un baluarte tradicional del SPD) su resultado fue mucho mejor en los comicios de 1990 y lograron el 35 por ciento de los sufragios. <<
[2] La reacción del propio Bohley fue apuntar con cierta acritud: «Queríamos justicia y conseguimos el Rechtstaat (Estado de derecho)». <<
[3] La segunda medida de De Maizière fue reconocer por fin la responsabilidad que compartía Alemania del Este en el holocausto y destinar seis millones doscientos mil marcos a reparaciones. <<
[4] No es casual que Mitterrand fuera la única figura política destacada de Occidente que aceptara sin dudarlo el aparente derrocamiento de Gorbachov en el golpe de Estado fallido registrado en Moscú al año siguiente. <<
[5] Es bastante irónico que los sucesores de Mitterrand tengan con ahora que lidiar los condicionantes presupuestarios y las consecuencias sociales de ese mismo tratado. <<
[6] No fue la menor de ellas el nombramiento de Jacques Attali, compinche de Mitterrand, como jefe de una nueva institución, el Banco Europeo de Reconstrucción y Desarrollo (BERD), cuya misión era invertir en la reconstrucción de Europa del Este. Después de gastar millones en remodelar un prestigioso edificio para sí mismo —pero muy poco en los supuestos beneficiarios del banco—, Attali fue ignominiosamente destituido. Que se sepa, la experiencia no causó ningún daño a su considerable autoestima. <<
[7] Hay ciertas pruebas de que Gorbachov aceptó esta cuestión crucial sin darse cuenta, cuando en mayo de 1990 asumió la sugerencia del presidente Bush en el sentido de que el derecho de autodeterminación de Alemania debía incluir la libertad para «elegir sus alianzas». <<
[8] Según Grass, la historia contemporánea alemana consistía en una perenne disposición a inflarse y expandirse, seguida de intentos desesperados de constreñir al resto del continente, o, dicho con sus propias palabras: «Cada pocos años, para combatir nuestro estreñimiento, tan alemán, nos suministramos un enema europeo». <<
[9] Hay que señalar que sólo ocho semanas antes Gorbachov se había negado enérgicamente a considerar ese cambio. <<
[10] En conjunto, las cinco repúblicas de Asia Central —Kazajistán, Kirguistán, Tayikistán, Turkmenistán y Uzbekistán— tenían más extensión (el 18 por ciento del territorio soviético) que cualquier otra república, aparte de la propia Rusia, aunque su participación en el conjunto del PIB soviético en septiembre de 1991 sólo representaba el 9,9 por ciento. Sin embargo, su historia no encaja en los márgenes de este libro. <<
[11] Aunque en general no se predijo. Para una impresionante excepción, véanse los textos de Román Szporluk: escritos a lo largo de los años setenta y ochenta y reunidos en Russia, Ukraine and the Break-Up of the Soviet Union (Stanford, Hoover Institution, 2000). <<
[12] No debe confundirse con la Moldavia histórica, situada al otro lado del río Prut, en Rumania. <<
[13] Como los azeríes son de origen turco, la historia de estas tensiones puede remontarse en parte a las matanzas de armenios registradas en la Turquía otomana durante la Primera Guerra Mundial. <<
[14] La típica imagen que tenían los rusos de sí mismos, una inestable aleación de inseguridad y soberbia, la captaron perfectamente los comentarios vertidos por el filósofo liberal Peter Chaadayev en sus Cartas filosóficas de 1836: «Somos una de esas naciones que no parece formar parte de la raza humana, sino que más bien existe únicamente para dar una gran lección al mundo. No hay duda de que las enseñanzas que estamos destinados a impartir no se perderán, pero quién sabe cuándo nos veremos dentro de la humanidad y por cuántos sufrimientos pasaremos antes de cumplir nuestro destino». <<
[15] Esta es una de las razones por las que el fin de la Unión Soviética fue y sigue siendo una auténtica fuente de pesar para muchos rusos. Para todos los demás, la independencia conllevaba algún tipo de ganancia, para la propia Rusia constituía una pérdida inequívoca. <<
[16] Con una participación del 74 por ciento, Yeltsin consiguió el 57 por ciento de los sufragios. <<
[17] La excepción fue el presidente francés François Mitterrand, todavía incómodo con la desestabilización de Europa oriental y demasiado precipitado en su reconocimiento del éxito conseguido por los conjurados en restaurar el statu quo anterior. <<
[18] Incluso en Ucrania, donde muchos rusoparlantes habían hablado con cautela de la independencia nacional, el golpe de Estado tuvo un impacto enorme en el ánimo popular: el 24 de agosto, el Soviet Supremo Ucraniano votó a favor de la independencia, condicionada a un referéndum, por trescientos cuarenta y seis votos a favor y uno en contra. Cuando se celebró la consulta nacional el 1 de diciembre, el 90,3 por ciento de los sufragios (con una participación del 84 por ciento del electorado) se pronunció a favor de abandonar la Unión Soviética. <<
[19] De voluntad, no de medios. Si Gorbachov o los conspiradores de agosto hubieran optado por recurrir al ejército para aplastar cualquier oposición, no está nada claro que hubieran fracasado. <<
[20] Esto ocasionó cierta inquina entre la población checa. Durante una visita a Praga realizada en 1985, los checos liberales agasajaron a este autor con informes sobre los privilegios que concedía el régimen a la minoría eslovaca. Los maestros de Eslovaquia —contratados para enseñar en las escuelas primarias de Praga y considerados por los padres absolutamente provincianos e incompetentes para esa función— eran uno de los blancos principales del resentimiento. <<
[21] La aparición de un partido húngaro independiente refleja la presencia en territorio eslovaco de unos quinientos mil húngaros, el 10 por ciento de la población de Eslovaquia. <<
[22] Citado en Mladá Fronta Dnes del 12 de marzo de 1991. Véase Abby Innes, Czechoslovakia: The Short Goodbye (New Haven, Yale University Press, 2001), p. 97. <<
[23] La división política resultó más fácil de manejar que la económica: hasta 1999 no se llegó a un acuerdo definitivo para dividir los bienes federales de Checoslovaquia. <<
[1] Entre 1910 y 1990, Zagreb, Belgrado y Skopje (capital de Macedonia) fueron de las ciudades centroeuropeas que crecieron con mayor velocidad.<<
[2] «Mataremos a algunos serbios, deportaremos a otros y obligaremos al resto a abrazar el catolicismo», así se pronunciaba el ministro de Religión ustacha en Zagreb el 22 de julio de 1941.<<
[3] Durante una visita a Skopje, realizada después de la guerra de Kosovo de 1999 con objeto de «recoger datos», este autor fue informado «confidencialmente» por el primer ministro macedonio de que los albaneses (entre ellos el colega del Ejecutivo que acababa de abandonar la habitación) no eran de fiar: «No se puede creer nada de lo que dicen, sencillamente no son como nosotros. No son cristianos».<<
[4] Evidentemente, no era ésta la opinión que tenían los croatas y otros grupos, que podían apuntar el predominio serbio en el ejército nacional (el 60 por ciento del cuerpo de oficiales era serbia en 1984, en justa consonancia con la presencia serbia en el con junto de la población, aunque esto no hiciera más tranquilizadora la situación) y la desproporcionada parte de la inversión y del gasto federal que recibía Belgrado.<<
[5] Como en Yugoslavia la identidad étnica no podía determinarse ni por el aspecto ni por el habla, las milicias que iban de un lado a otro recurrían a los vecinos, que «señalaban» a familias con las que a menudo habían vivido en paz, manteniendo en ocasiones relaciones de amistad durante años e incluso décadas.<<
[6] Entre 1992 y 1994 los organismos de la ONU en los Balcanes fueron prácticamente cómplices de los serbios de Bosnia, pues les permitieron, por ejemplo, el derecho de veto real a las entradas y salidas del sitio de Sarajevo.<<
[7] La insistencia francesa fue la que llevó la ceremonia de la firma a París: un ejercicio de ampulosa compensación que no hizo más que llamar la atención sobre la resistencia que anteriormente había mostrado Francia a actuar contra los serbios.<<
[8] La fuerza de estabilización dirigida por la OTAN fue sustituida por la EUFOR de Unión Europea el 2 de diciembre de 2004.<<
[9] El anciano primer ministro griego Andreas Papandreu, manipulando los sentimientos nacionalistas para lograr éxitos electorales, afirmó que el término Macedonia formaba parte del antiguo patrimonio de su país y que sólo podía aplicarse a la región más septentrional de la propia Grecia. Si el Estado eslavo desgajado del sur de Yugoslavia adoptaba ese nombre, debía de tener ambiciones irredentistas. Lo que Papandreu no podía reconocer era que muchos de los «griegos» de la Macedonia griega eran realmente de origen eslavo, aunque oficialmente helenizados por motivos patrióticos.<<
[10] En el invierno de 1996, después de los resultados palpablemente fraudulentos de las elecciones locales, los estudiantes serbios se manifestaron durante tres meses en las calles de Belgrado, protestando contra la dictadura de Milošević y exigiendo cambios. Sin embargo, no recibieron ni apoyo ni aliento de las potencias occidentales, que, considerando que Milošević era un factor de estabilidad en los años posteriores a Dayton, no hicieron nada por debilitar su posición.<<
[11] Y al igual que en el caso de la atrocidad de Sarajevo, Belgrado y sus apologistas insistían o bien en que nunca había ocurrido o bien en que, cuando esa postura resultó insostenible, que había sido una «provocación» orquestada por las propias víctimas.<<
[12] En Francia, como en otros lugares, el comportamiento de Janvier hizo que se solicitara su procesamiento por corresponsabilidad en la masacre posterior.<<
[13] Entre la generación más joven, partidaria del capitalismo y ansiosa por escapar del gravoso pasado nacional, llegó incluso a dar lugar a un nuevo conformismo que sustituiría el acartonado lenguaje público del comunismo con una adulación ciega de las letanías económicas neoclásicas, alegremente despejada de toda conciencia de su coste social.<<
[14] Haciendo que los nacionalistas se pusieran de los nervios ante la perspectiva de que el país fuera inundado por una avalancha de «prosperidad» común alemana y dando lugar al siguiente chiste:
—Tengo una buena noticia y otra mala sobre el futuro de Checoslovaquia.
—¿Y cuál es la buena?
—¡Vienen los alemanes!
—¿Y la mala?
— Que vienen los alemanes.<<
[15] Estonia, que se ha beneficiado enormemente del hecho de haber sido prácticamente adoptada por sus vecinos escandinavos, fue una notable excepción a este respecto. En 1992, cuando el país abandonó la zona económica del rublo, el 92 por ciento del comercio estonio se realizaba con la antigua Unión Soviética. Cinco años más tarde, alrededor del 75 por ciento de dichos tratos comerciales se hacía con Occidente, en gran medida en la zona báltica.<<
[16] Y hacia la ineficiencia: una de las ironías del ritual privatizador de Europa oriental fue que una vez que las granjas colectivas se dividieron en diminutas parcelas ya no podían trabajarse con tractor, sino únicamente a mano.<<
[17] Se calcula que la inflación en la Ucrania postcomunista llegó a un índice anual del 5.371 por ciento en 1993.<<
[18] Pero quizá el caso de Rumania sea único. En las elecciones municipales celebradas en Bucarest en 1998, el Partido Obrero Rumano empapeló la ciudad con carteles de Nicolae Ceaușescu. «Me asesinaron —se leía en ellos—. ¿Acaso vivís mejor? Recordad todo lo que yo hice por el pueblo rumano».<<
[19] E incluso en ocasiones con fascistas recalcitrantes que volvían sus ojos con nostalgia hacia los «buenos tiempos» de la Segunda Gtierra Mundial, sobre todo en Croacia.<<
[20] Aunque quizá no las acciones interesadas de ciertos importantes escritores, que no habrían corrido un gran riesgo por negarse a prestar sus servicios: es el caso de Christa Wolf, cuya cacareada ambigüedad literaria resulta algo menos admirable si se tiene en cuenta que desde hace poco se sabe que colaboró con la Stasi.<<
[21] Sirva como comparación que en 1941 el personal de la Gestapo no alcanzaba la cifra de 15.000 personas para controlar a toda la Gran Alemania.<<
[22] Del término checo lustrace, que significa «sacar a la luz», aunque la traducción inglesa tiene también connotaciones purgativas [el término checo procede del latín lustrare, que en castellano, más allá del sentido de «purificación» inicial, se utiliza mayormente como sinónimo de «abrillantar», como en la expresión «dar lustre» (N. de los T.)<<
[23] Tengo que agradecer a Jacques Rupnik que me proporcionara esta referencia.<<
[a] El Parlamento de Montenegro proclamó finalmente su independencia de Serbia el 3 de junio de 2006, después de la ajustada victoria de los independentistas en el referéndum celebrado el 21 de mayo anterior. (N. de los T.)<<
[1] La Galia Bélgica de Julio César se encontraba en medio de la línea que separaba los territorios galorromanos de los francos y que marcó a partir de entonces la frontera entre la Europa latina, dominada por Francia, y el norte germánico.<<
[2] Los principales periódicos, Le Soir y De Standaard, no tienen casi lectores fuera de las comunidades de habla francesa y neerlandesa, respectivamente. En consecuencia, ninguno de los dos se preocupa demasiado en informar sobre lo que ocurre en la otra mitad del país. Cuando alguien habla flamenco en la televisión valona (y a la inversa) se utilizan subtítulos. Incluso los paneles de información automática de los trenes interregionales permutan entre flamenco y francés (o a ambos, en el caso de Bruselas), cuando cruzan las fronteras regionales. Algo de verdad tiene el chiste de que el inglés es actualmente la lengua común de Bélgica.<<
[3] Quizá los más dispuestos históricamente trajeran a colación el pasaje del Memorial de Santa Elena, del conde de Las Cases, en el que un Napoleón Bonaparte exiliado auguraba una futura «asociación europea» con «un código, un tribunal, una moneda».<<
[4] Polonia, Hungría y la República Checa entraron en 1999, justo a tiempo de participar (un tanto a regañadientes) en la intervención militar de la OTAN en Kosovo. Bulgaria, Rumania, Estonia, Letonia, Lituania, Eslovaquia y Eslovenia fueron admitidas en 2004.<<
[5] La recesión económica de los primeros noventa también ayudó, contribuyendo a difundir la opinión, especialmente en Suecia, de que los exportadores del país no podrían sobrevivir sin un acceso ilimitado al mercado europeo.<<
[6] Véase el capítulo XXI. Dicho «dolor» fue bastante real. Los países de Europa oriental perdieron entre el 30 y el 40 por ciento de su renta nacional durante los años posteriores a 1989. El primero en recuperar el nivel de aquel año fue Polonia, en 1997; otros no lo lograrían hasta 2000 e incluso más tarde.<<
[7] Un supuesto enormemente optimista. España y Portugal, en los años posteriores a 1986, fecha de su entrada en la CEE, crecieron un promedio de entre el uno y el uno y medio por ciento anual por encima del resto de la Comunidad.<<
[8] El 1 de enero de 2002 se introdujeron y distribuyeron un total de seiscientos mil millones de euros en todos los países de la zona euro, lo cual supone un notable logro técnico.<<
[9] Hasta cierto punto, el hecho de que siguieran funcionando con tan pocos sobresaltos se debía a que la maquinaria federal estaba muy bien engrasada, sobre todo por el dinero: en los años noventa, Suiza seguía siendo, en la mayoría de los sentidos, el país más rico del mundo.<<
[10] Citado en Kenneth Harris, Attlee (Londres, Weidenfeld and Nicolson, 1984), p. 63.<<
[11] Puede que el declive de la participación en Holanda sea especialmente poco halagüeño. En los últimos años, este país, en su día núcleo del entusiasmo europeo y generoso contribuyente de fondos, tanto para la Comunidad Económica como para la Unión Europea, se ha ido replegando sobre sí mismo: una evolución que puso de manifiesto y que aceleró el ascenso y posterior asesinato de Pim Fortuyn.<<
[12] Quizá merezca la pena añadir que en enero de 2004 sólo uno de cada cincuenta adultos franceses podía decir el nombre de los diez nuevos miembros de la Unión Europea.<<
[13] Sin embargo, no fue así en todas partes; en el Reino Unido, al igual que en Estados Unidos, el diferencial de renta entre los ricos y el resto de la población no dejó de ampliarse a partir de finales de los setenta.<<
[14] No hay que confundir el Tribunal de Justicia Europeo con el Tribunal Europeo de Derechos Humanos, instituido a instancias del Consejo de Europa para aplicar el Convenio para la Protección de los Derechos Humanos y las Libertades Fundamentales de 1953.<<
[15] En su Constitución Europea, artículo 3(1), Giscard define los objetivos de la Unión de la siguiente manera: «Fomentar la paz, sus valores y el bienestar de sus pueblos»<<
[16] Citado por Andrew Moravcsik, en The Choice for Europe (Ithaca, Nueva York, Cornell University Press, 1998), p. 265.<<
[17] Mordazmente predicha en la época por el secretario de Estado estadounidense Lawrence Eagleburger, quien vaticinó: «Los europeos meterán la pata y eso les servirá de lección».<<
[18] La Unión Europea no es la única que subvenciona a sus agricultores en detrimento de los de otros países. Ni siquiera ha sido la peor en ese sentido: Noruega, Suiza, Japón y Estados Unidos gastan más per cápita por ese concepto. Pero, en cierto modo, la Unión Europea parece más hipócrita. Mientras que Bruselas predica la virtud al conjunto del mundo, sus propias prácticas son con frecuencia bastante selectivas. Los europeos orientales, adoctrinados para incorporar y adoptar una auténtica biblioteca de normativas de la Unión Europea, no podían dejar de percibir en la realidad con qué frecuencia los gobiernos de Europa occidental trataban de eximirse de cumplirlas.<<
[19] En 1995, según un estudio de la UNICEF, uno de cada cinco niños británicos vivía en la pobreza, frente a uno de cada diez en Alemania y uno de cada veinte en Dinamarca.<<
[20] Recurriendo a criterios ligeramente diferentes para hacer una afirmación similar, el teórico político John Dunn, de la Universidad de Cambridge, divide la mano de obra de los países ricos entre los que, por sí solos, pueden cuidarse perfectamente dentro del mercado, los que pueden defenderse únicamente porque pertenecen a restos de unidades de acción colectiva cuya capacidad de amenaza sigue concediéndoles una ventaja que no guarda proporción alguna con el valor del trabajo de cada uno de ellos, y los que ya se están yendo a pique, porque nadie elegiría pagar mucho por su trabajo. John Dunn, The Cunning of Unreason. Making Sense of Politics (Londres, Basic Books, 2000), p. 333.<<
[21] Gorz, como correspondía a un hombre de su tiempo y de su ideología, presuponía que, por su parte, esta nueva clase alimentaría una nueva generación de movimientos sociales radicales. Hasta la fecha no se han apreciado indicios de ello.<<
[22] Sólo en 1992, la República Federal abrió sus puertas a casi un cuarto de millón de refugiados yugoslavos. El Reino Unido admitió a cuatro mil; Francia sólo a mil.<<
[23] A finales del siglo XX se calculaba que había cinco millones de gitanos en Europa: unos 50.000 en Polonia, 60.000 en Albania, medio millón en Hungría, quizá 600.000 en Bulgaria, la antigua Yugoslavia y la República Checa y un mínimo de dos millones en Rumania. Era habitual que los gitanos fueran víctimas de prejuicios y abusos en todos los países en los que vivían (por no hablar de lugares como el Reino Unido, en el que tenían prohibida la entrada).<<
[24] El Dansk Folkeparti surgió de una escisión del Partido Danés del Progreso, a su vez producto de un movimiento contra los impuestos de comienzos de los setenta (véase el capítulo XIV), que, sin embargo, para una nueva generación de radicales, era demasiado «blando» con la Unión Europea y no lo bastante contrario a la inmigración.<<
[25] En Suiza, donde los prejuicios contra los inmigrantes estaban especialmente difundidos en los cantones de habla alemana, el racismo no siempre estaba enterrado: un cartel electoral mostraba diversos rostros de piel oscura junto al lema «los suizos se están haciendo negros».<<
[26] Con una clara excepción: Edith Cresson —ex presidenta del Gobierno francés, convertida más tarde en comisaria de la Unión Europea— contribuyó al descrédito de toda la Comisión Europea cuando se reveló en 1999 que había utilizado su poder en Bruselas para inventarse una bien remunerada asesoría para su ex dentista.<<
[1] Incluso teniendo en cuenta los conflictos yugoslavos de los noventa, las muertes causadas en Europa por las guerras durante la segunda mitad del siglo fueron menos de un millón.<<
[2] Raymond Aron (nacido en 1905) compartía algunos de los nostálgicos recuerdos de Zweig, aunque no su desesperación: «Desde que bajo un sol de julio la Europa burguesa entró en el siglo de las guerras, los hombres perdieron el control de su historia».<<
[3] Hay que señalar que muchos polacos también insisten en el lugar que ocupa su país en el centro del continente, lo cual demuestra una reveladora confusión.<<
[4] Prácticamente lo mismo puede decirse de los albanokosovares. Liberados por la OTAN de la opresión serbia, aspiran a tener un Estado independiente, menos por ambición nacionalista que como garantía frente al peligro de quedarse dentro de Serbia, y fuera de Europa.<<
[5] Anna Reid, Borderland. A Journey Through the History of Ukraine (Boulder, Colorado, Westview Press, 2000), p. 20. De ahí el lugar que ocupó «Europa» en el lenguaje y las esperanzas de la revolución ucraniana de diciembre de 2004.<<
[6] Véase Tony Judt, «Romania: Bottom of the Heap», New York Review, 1 de noviembre de 2001.<<
[7] Sin embargo, como idioma común de muchas decenas de millones de americanos, desde Santiago a San Francisco, la posición internacional del español está asegurada. Lo mismo puede decirse del portugués, al menos en su variante brasileña, bastante peculiar.<<
[8] Con la excepción de Rumania, donde la situación era la contraria y el francés tenía, de lejos, mucha más aceptación.<<
[9] En este caso, la excepción es Bulgaria, donde Rusia y su lengua siempre han sido acogidas con más simpatía.<<
[10] Siglas de los trenes rápidos franceses, alemanes e italianos, respectivamente.<<
[11] En junio de 2004 el presente autor recibió el siguiente saludo de un interlocutor en el ministerio de Asuntos Exteriores de Zagreb: «Aquí las cosas van bien. Croacia ha conseguido la invitación para entrar en la Unión Europea. Esto cambiará muchos mapas mentales».<<
[12] En la Rumania, la Eslovaquia y la Serbia del siglo XXI los húngaros eran otra minoría post-imperial de menores dimensiones: en su día dominante y ahora vulnerable. En la región de Voivodina, al Norte de Serbia, los húngaros que habían vivido allí durante siglos eran periódicamente atacados y sus propiedades saqueadas por jóvenes serbios. La respuesta de las autoridades de Belgrado, que no parecían haber aprendido nada y tampoco olvidado nada de la catástrofe de los noventa, era deprimentemente predecible: los ataques no eran «graves» y, en cualquier caso, «ellos» los habían iniciado.<<
[13] Más bien al contrario. En una serie de medidas tomadas durante la primavera y el verano de 2004, las autoridades cercenaron considerablemente tanto los derechos de la prensa como las ya de por sí restringidas oportunidades de protesta pública. La ventana a la libertad que brevemente se había abierto en Rusia —hecha en realidad de desorganización y de falta de condicionantes, más que de una auténtica libertad protegida constitucionalmente— se estaba cerrando con rapidez. En 2004, los observadores del país calculaban que en Rusia los cargos formados en el KGB ocupaban uno de cada cuatro puestos de gestión civiles.<<
[14] Y en éstos se incluían los cálculos de los políticos griegos, que durante muchos años utilizaron su voto en Bruselas para obstaculizar y bloquear cualquier iniciativa relativa a la candidatura de Turquía.<<
[15] Además, acostumbraban a considerar «europeo» un idealizado mercado libre, contraponiéndolo a las corruptelas y al clientelismo de la propia economía turca.<<
[16] La Unión Cristianodemócrata alemana se oponía oficialmente a la entrada de Turquía en la Unión Europea.<<
[17] La España democrática desarrolló realmente una industria oficial de la herencia cultural, alentada por su Patrimonio Nacional, que, sin embargo, ponía más interés en insistir en el lejano Siglo de Oro que en la historia reciente.<<
[1] En T. R. Reid, The United States of Europe. The New Superpower and the End of American Supremacy (Nueva York, Penguin Press, 2004), p. 131.<<
[2] La lotería británica no era la única. En una sola semana de septiembre de 2004, la lotería primitiva española se embolsó 5.920.293 euros.<<
[3] Aunque sin verse todavía obligado a respetar la obligación, vigente en Estados Unidos, de combinar a un hombre blanco (presentador principal) con uno negro (deportes) , una mujer blanca (noticias ligeras/documentales) y un presentador de noticias meteorológicas (de color y sexo opcionales).<<
[4] Podría parecer que la muerte y morbosa vida después de la vida de la princesa Diana era una excepción a la regla. Sin embargo, aunque muchos otros europeos vieran su funeral por televisión, no tardaron en perder interés en el asunto. La peculiar efusión de dolor colectivo fue un fenómeno estrictamente británico.<<
[5] La triste excepción la constituían dos exiguos pero muy fanáticos grupos de hinchas alemanes y sobre todo ingleses, que, ante la absoluta perplejidad de todo el mundo, se desplazaban a los partidos internacionales para buscar pelea.<<
[6] En enero de 2003, por iniciativa del presidente del Gobierno español y del primer ministro británico, ocho ejecutivos europeos (los del Reino Unido, España, Portugal, Dinamarca, Italia, Polonia, Hungría y la República Checa) firmaron una declaración conjunta de apoyo a Estados Unidos. A los pocos meses húngaros y polacos manifestaban en privado su pesar, y señalaban con acritud que el entonces presidente del Gobierno español, José María Aznar, los había «acosado» para que firmaran. Un año después, los votantes españoles expulsaban del poder al propio Aznar, en gran medida por haber metido a España en la coalición que invadió Irak, algo a lo que el país se oponía mayoritariamente.<<
[7] «Sí, los estadounidenses colocan grandes vallas diciendo “Ama a tu prójimo”, pero asesinan y violan a su prójimo en una escala que conmocionaría a cualquier nación europea». T. R. Reid, The United States of Europe (Nueva York, Penguin, 2004), p. 218.<<
[8] Es preciso señalar que la nueva clase empresarial de Europa oriental, en cuanto a su comida, vestimenta, teléfonos y automóviles, era europea. Para ser moderno ya no era necesario imitar a los estadounidenses. Más bien al contrario: los productos de consumo de éstos solían ser tachados de «insulsos» o «sin gracia».<<
[9] En la Francia de 1960 había cuatro trabajadores por cada pensionista. En 2000 había dos. En 2020, si continuaba la tendencia actual, sólo habría uno.<<
[10] En 2004, el coste sanitario absorbía el ocho por ciento del PIB de Suecia, pero el 14 por ciento del estadounidense. El 80 por ciento del coste lo sufragaba el Gobierno sueco, frente a menos del 45 por ciento asumido por el Gobierno federal estadounidense. El resto caía directamente sobre los hombros de las empresas y los trabajadores de Estados Unidos. Cuarenta y cinco millones de estadounidenses carecían de seguro sanitario.<<
[11] Con los sucesores de Delors, el péndulo fluctuó: la Comisión sigue estando tan activa como siempre, pero sus esfuerzos se dirigen a la desregulación de los mercados.<<
[12] En Europa, pero no en Estados Unidos. Según sondeos internacionales realizados a finales del siglo XX, el número de estadounidenses que decía estar «muy orgulloso» de su país superaba el 75 por ciento. En Europa, sólo los irlandeses y los polacos mostraban un furor patriótico similar; en los demás países, el número de los que estaban «muy orgullosos» iba desde el 49 por ciento (en Letonia) al 17 por ciento (entre los antiguos alemanes occidentales).<<
[1] Pasado el tiempo, al fiscal estadounidense Telford Taylor le sorprendió este hecho, pero reconoció que, en su momento, ni siquiera se dio cuenta de ello, lo cual supone una reveladora admisión. Véase Telford Taylor, The Anatomy of the Nuremberg Trials: A Personal Memoir, Nueva York, Knopf, 1992.<<
[2] De hecho, en la ciudad de Pithiviers, cerca de Orleans, donde se retenía a los niños judíos capturados en París hasta su traslado hacia el este, se levantó un monumento en 1957 con la inscripción: «À nos deportés morts pour la France». Hasta 1992 el ayuntamiento no colocó una placa nueva, más precisa, aunque menos tranquilizadora, que dice: «En memoria de los dos mil trescientos niños judíos internados en el campo de Pithiviers entre el 19 de julio y el 6 de septiembre de 1942, antes de ser deportados y asesinados en Auschwitz».<<
[3] A Giuliana Tedeschi la cita Nicola Caracciolo en Uncertain Refuge: Italy and the Jews During the Holocaust, Urbana, University of Illinois Press, 1995, p. 121.<<
[4] En el Reino Unido de la postguerra se podía decir que una persona inusualmente delgada o enfermiza parecía «salida de Belsen». En Francia, las cámaras del horror de las ferias se llamaban «Buchenwalds», para fomentar la explotación del voyeurismo.<<
[5] Véase The Times Literary Supplement del 4 de octubre de 1996. Los judíos no fueron el primer pueblo del Reino Unido que optó por la discreción en relación con el holocausto. El Gobierno de guerra de Churchill decidió no dar información sobre los campos de exterminio en su propaganda antíalemana para no suscitar un incremento del sentimiento antisemita que, como habían señalado durante la guerra informes de los servicios de espionaje, ya era bastante elevado en algunas zonas de Londres.<<
[6] Sobre todo en Estados Unidos. En 1950 la Comisión de Personas Desplazadas del Congreso declaró que «las unidades bálticas de las Waffen SS serán consideradas diferentes y autónomas en cuanto a función, ideología, actividades y cualificación de las SS alemanas. En consecuencia, la Comisión no las considera un movimiento hostil al Gobierno de Estados Unidos». Las Waffen SS bálticas habían sido una de las unidades que con más brutalidad y entusiasmo habían torturado y asesinado a judíos en el frente oriental; pero estaba claro que, dadas las nuevas circunstancias de la Guerra Fría, formaban parte de «nuestros» nazis. Agradezco al profesor Daniel Cohen de la Universidad de Rice que me proporcionara esta información.<<
[7] Evidentemente, salvo en Israel.<<
[8] En octubre de 1991, después de la profanación de tumbas en el cementerio judío de Viena, Gallup encuesto a los austríacos para conocer su actitud hacia los judíos: el 20 por ciento pensaba que se les debían prohibir los «puestos de autoridad»; el 31 por ciento declaraba que «no querrían a un judío como vecino», el 50 por ciento creía cierta la afirmación de que «los judíos son responsables de su persecución en el pasado».<<
[9] Los polacos aceptaron encantados: en este sentido, Varsovia no veía ningún impedimento en definir a los judíos como polacos.<<
[10] Ondergang se publicó en inglés en 1968 como The Destruction of Dutch Jews, Nueva York, Dutton, 1969.<<
[11] Véase Sonia Combe, Archives interdites: les peurs françaises face a l’histoire contemporaine, París, Albin Michel, 1994, p. 14.<<
[12] El profesor Paxton, de la Universidad de Columbia, que había iniciado las investigaciones históricas sobre los crímenes de Vichy casi un cuarto de siglo antes (cuando la mayoría de sus colegas franceses se ocupaban de otros asuntos), tenía una concepción menos monástica de su vocación profesional y ofreció un importante testimonio.<<
[13] Cuando en 1985 se aconsejó al presidente Ronald Reagan, durante una visita a la República Federal Alemana, que no visitara el cementerio militar de Bitburg (donde había varias tumbas de miembros de las SS) y que fuera, por el contrario, a rendir sus respetos a un campo de concentración, el canciller Kohl escribió para advertirle de que eso «tendría graves consecuencias psicológicas sobre los amigables sentimientos del pueblo alemán hacia Estados Unidos de América». Los estadounidenses, como cabía esperar, capitularon, y Reagan visitó Belsen y Bitburg.<<
[14] Cita tomada de Ian Buruma, en «Buchenwald», Granta, 42, 1992.<<
[15] Cuando el Parlamento checoslovaco votó en 1991 a favor de restituir las propiedades incautadas después de la guerra, limitó claramente las prestaciones a los expropiados después de 1948, con e! fin de excluir a los alemanes de los Sudetes, expulsados entre 1945 y 1946, antes de la llegada al poder de los comunistas.<<
[16] Bajo el presidente Putin, Rusia sigue insistiendo en que los bálticos fueron liberados por el Ejército Rojo y que, posteriormente, se integraron voluntariamente en la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas.<<
[17] El monumento no se vio exento de polémica: además de aquéllos a los que les desagradaba su concepción abstracta, estaban quienes, como el alcalde democristiano de la ciudad Eberhard Diepgen, lo criticaban por ayudar a convertir Berlín en la «capital del arrepentimiento».<<
[18] En marzo de 2004, ochenta y cuatro escritores húngaros, entre ellos Péter Esterházy y György Konrád, abandonaron el Sindicato de Escritores del país en protesta por su tolerancia con el antisemitismo. Lo que ocasionó la protesta fueron los comentarios emitidos por el poeta Kornel Döbrentei tras la concesión del premio Nobel de Literatura al superviviente del holocausto Imre Kertész. Para Döbrentei, el premio era «dinero fruto de la mala conciencia» concedido a un escritor que no hacía más que satisfacer el «gusto por el terror de la minoría a la que pertenecía.<<
[19] La última estatua de Franco que quedaba en Madrid fue discretamente retirada en la madrugada del 17 de marzo de 2005, en presencia de unos cien espectadores.<<
[20] «Nosotros, los supervivientes, no somos los auténticos testigos […]. Somos […] una minoría anómala: somos aquellos que mediante sus evasivas, sus atributos o su buena suerte no tocaron fondo. Los que sí lo hicieron, los que vieron a la Gorgona, no han regresado para contarlo y, si regresaron, estaban mudos». Primo Levi, The Drowned and the Saved, Nueva York, Suminit Books, 1988, pp. 83-84 [Los hundidos y los salvados, Barcelona, El Aleph, 2002].<<
[21] Yosef Hayim Yerushalmi, Zakhor:Jewish History and Jewish Memory, Seattle, University of Washington Press, 1982, p. 116 [Zajor: la historia judía y la memoria judía, Barcelona, Anthropos/Fundación Cultural Eduardo Cohen, 2002].<<