XVI. El Bosque
Podrán decirse muchas cosas sobre el malnacido de Malik, pero desde luego, nadie podrá acusarle de ser un tipo discreto. No lo encontramos muy alejado de la cuadrícula que nos indicaron, pero tampoco creo que hubiéramos sufrido excesivos problemas de cabeza para localizarlo dado el gigantesco tamaño del grupo de seres que lo acompaña: caravaneros, guerrilleros, trabajadores civiles, cuerpos desnudos, cadáveres resecos y amortajados… Un montón de gentes que en vida no se hubieran puesto de acuerdo ni sobre la cantidad de mugre que los cubre, ahora se tambalean juntos en comandita.
—¿Cómo puede soportar esa peste? —pregunta Frank.
Esa es otra. Aunque caminen, muchos o puede que incluso todos los cuerpos se estén pudriendo en un proceso químico brutalmente acelerado por este clima infernal. Desde nuestra posición situada a una distancia más que prudencial del nutrido grupo, el hedor es casi intolerable, por lo que no quiero ni imaginar su intensidad en medio de semejante aglomeración de carroñas ambulantes.
No me cuesta localizar a nuestro objetivo. Malik camina en solitario en el centro del grupo y a diferencia de las hordas que lo rodean, se mueve con normalidad. Lo que me trae inmediatamente a la memoria el caso del joven que parecía guiar un rebaño de fiambres… aunque a una escala mucho mayor.
—Bueno, aquí lo tenemos —constata Marbellita—. ¿Cómo lo hacemos?
Esa es una buena pregunta. Rodeado por esa masa de zombis, no sería muy complicado eliminarlo gracias a la puntería de Frank. Pero capturarlo con vida… eso ya va a ser otro cantar.
—Quizás podríamos organizar una distracción —aventura Greg.
Eso suena bien y para ser sinceros, casi tenemos en cuenta su idea durante los cerca de cinco minutos que dedicamos a la planificación, donde en lo único en lo que nos ponemos de acuerdo es en utilizar las máscaras antigás, tanto por si a Malik le da por utilizar algún tipo de arma química, como por mitigar el terrible hedor.
Por lo demás, ante la imposibilidad de encontrar una estratagema medio viable, el plan se limita a dividirnos en dos grupos. Por un lado, Frank se encargará de cubrirnos desde una posición elevada en compañía de Greg, cuya misión consistirá básicamente en cubrirle las espaldas y sobre todo conservar el pellejo intacto.
El otro grupo obviamente lo formamos Marbellita y yo mismo, que pronto nos encontramos reforzando la parte delantera del Land Rover con unos bidones, cuerda, sirgas y unos pulpos. No es que seamos tan estúpidos como para intentar utilizar el vehículo como un ariete, pero somos conscientes de que nos guste o no, en algún momento terminaremos atropellando a más de un fiambre y si jodemos el motor del Land Rover durante algún choque estaremos de mierda hasta los ojos. De haber sido previsores hubiéramos utilizado dos vehículos, pero esto es lo que hay y con esto nos tendremos que apañar.
El sol está ya próximo a volver a encontrarse con la tierra en el horizonte cuando todo está listo. Marbellita, a los mandos del vehículo, ni siquiera me mira cuando dice:
—Eres consciente de que este plan es una mierda, ¿no?
—Si tienes una idea mejor —respondo mientras compruebo los cargadores de mi fusil de asalto y del de Marbellita que dudo que vaya a poder utilizar—, soy todo orejas.
El conductor niega con un lento movimiento de cabeza.
—Hacer planes nunca ha sido lo mío.
—Tampoco lo mío —respondo—, pero el tiempo juega en nuestra contra. Esto es lo que hay.
Eso es dolorosamente cierto. Anochecerá en menos de dos horas y entonces encontrar a Malik será muchísimo más complicado. Por otro lado, cuanto más tiempo transcurra, más probabilidades hay de que la cosa empeore. Así que si vamos a hacerlo, cuanto antes mejor.
Es cierto que como plan es una mierda, nuestra única ventaja es la velocidad y el poder de fuego, ya que aunque algunos de esos monigotes de carne aún vayan armados, dudo que sean capaces de utilizar esas armas como algo más que mero attrezzo. Pero a pesar de ello, son muchos y si el vehículo se avería en medio de ellos… será mejor no pensar en esa posibilidad.
—Vamos.
Marbellita suspira y pone en marcha el motor, mi corazón también se acelera. Los bidones amarrados en la parte frontal del vehículo me limitan considerablemente la visión, pero lo que veo hace que se me encojan los cojones. Según nos acercamos a la zona, me doy cuenta de la enorme cantidad de fiambres que rodean a nuestro objetivo. Estoy pensando seriamente en la posibilidad de abandonar el intento y pensar cualquier plan durante la noche para volver a intentarlo por la mañana, cuando sucede la última puta cosa que podíamos esperar. Los cuerpos empiezan a apartarse formando un pasillo.
—Esto no me gusta —murmura Marbellita con la voz distorsionada por la máscara antigás.
El efecto es como mínimo inquietante, pero a la par que nuestra mejor oportunidad… por lo menos de ida, pero en el peor de los casos, tendremos la mitad del camino hecho. Pero el conductor detiene el vehículo.
—Ni de coña. No pienso entrar en ese puto pasillo —anuncia mi compañero de desventuras.
No puedo decir que le culpe. Los cuerpos se han detenido y el ancho pasillo continúa abierto como una clara invitación entre ellos. Pero la situación es más o menos la misma que si tuviera que meter la mano en una picadora de carne industrial para sacar algo de su interior, mientras un chimpancé juega con el botón de encendido.
—Hace unos segundos, íbamos a intentarlo por las malas —le recuerdo.
Lo que supongo es una maldición ahogada por la máscara, es todo lo que mi interlocutor me dedica antes de volver a pisar el acelerador.
El Land Rover avanza no mucho más rápido de lo que lo haría un tipo trotando. En medio del horripilante pasaje, intento fijar mi vista al frente ignorando la pesadilla que nos acecha con sus fríos ojos de tiburón y que puede cerrarse sobre nosotros de un momento a otro. Intento concentrarme en mi objetivo mientras tengo la desagradable sensación de estar internándome en un bosque de carne, en el que por fin veo un claro de apenas una decena de metros donde nos espera Malik. Si lo que pretendía era impresionarnos, por lo menos en mi caso, lo ha conseguido.