COMPAÑERO DE VIAJE

La aparición en el escenario de las letras venezolanas de Compañero de viaje captó de inmediato la atención de la crítica y los lectores. El interés despertado por el libro de relatos de Orlando Araujo hay que buscarlo en el contexto histórico y en las corrientes literarias en boga. Venezuela, como otros países de América Latina, estaba saliendo de la que se denominó «década violenta», aquellos turbulentos años 60 signados por la guerra de guerrillas contra los gobiernos de turno, lucha que marcó las letras de la época. Era la hora de la literatura comprometida, en correspondencia con el momento histórico que se vivía. En la acera de enfrente, se alzaba el experimentalismo formal y, ya de regreso de la guerra y los sueños de utopía, una expresión del escepticismo en el campo de las letras que se refugió en las búsquedas formales. Hay otro factor que no se debe soslayar: en América Latina se imponía el tema urbano y lo rural se consideraba una etapa superada.

En este contexto político y artístico, aparece Compañero de viaje, a contracorriente de las tendencias literarias en boga y en pugna. Esta obra narrativa retoma el tema rural; no se deja cautivar por el experimentalismo formal y se dedica a contar historias: la cuestionada anécdota reaparece en sus páginas. No rinde tributo, en forma alguna, a la entonces denominada literatura comprometida. Conocido por sus ensayos políticos y económicos, Orlando Araujo se nos revela como un contador de cuentos, un memorioso que trae los recuerdos al tiempo presente y, merced a su prosa poética y precisa, los hace relatos vivos y vivaces. El escritor nos descubre que el tema rural no estaba pasado de moda porque nunca fue una moda. Lo que sí estaba fuera de tiempo y lugar era el lenguaje con que el asunto era tratado y expresado. Un lenguaje, para decirlo con el autor, de bucares y cundeamores, de forastero que se pretende campesino y rebusca una forma de decir y escribir, mezcla de costumbrismo y criollismo, que resulta artificiosa, cuando no ingenua.

Compañero de viaje es la crónica de un puñado de hombres y mujeres que aventados por las guerras civiles y penurias buscan un lugar de refugio y terminan fundando pueblo. Esta expresión, «lugar de refugio», en la narrativa de Araujo no es sólo un espacio físico, sino también espiritual. La saga de esos fundadores, en una secuencia de relatos breves, como escenas cinematográficas que se entrelazan, la cuenta el autor en un sentido monólogo del hijo de uno de esos hacedores de pueblo, a quien el niño llama «mi compañero de viaje». Desde esa perspectiva memoriosa de la infancia, el narrador va armando, reconstruyendo y contando sus asombros.

©1960, Araujo, Orlando

ISBN: 9789800112502

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