28. Una hazaña increíble
AL oír esto, fray Perico comenzó a gemir y a lamentarse, y a abrazar al burro. Luego se puso de rodillas y empezó a rezar y a pedir a todos los santos que le ayudaran. Tanto rezó que se quedó dormido de rodillas entre la paja, con las manos juntas y los ojos cerrados.
Cuando el Empecinado sintió que roncaba, pensó que era el momento de salvar al borrico. Se levantó de puntillas, hizo incorporarse al asno, lo cogió de la brida y lo llevó a la otra esquina del corral, que tenía más de cien pasos de largo.
—¿Por dónde escaparnos? Por la puerta, imposible. ¿Y por el muro?
Recorrió el muro con la vista y su rostro se nubló. Era alto, altísimo, una tapia de ladrillos de adobe sin una hendidura donde agarrarse. Un lagarto, quieto, pegado a la pared, le miraba como diciendo:
«Si quieres escapar, aprende de mí».
El Empecinado lo miró largo rato, y de pronto se dio una palmada en la frente. Buscó en las alforjas y cogió la navaja. Era grande y de hoja bien templada. Se acercó a la pared y con la navaja comenzó a rascar los adobes de trecho en trecho para hacer una escalera. En dos o tres horas de trabajo, llegó hasta lo alto de la tapia. Al llegar arriba, asomó su cabeza. Por todas partes, barranqueras; por el norte corría el Duero por una profunda hoya.
El Empecinado descendió de nuevo al corral, cogió su faja de punto de seda, tendió en el suelo al borrico y ató sus cuatro patas como si fuera un cordero o un cabritillo. Se echó el asno a la espalda, pasó la cabeza entre las patas del animal y cargó con él, como el que lleva unas alforjas. Luego comenzó a trepar agarrándose a los huecos de la pared.
—¡Ya está!
Al llegar a la cima, desató las patas del asno y, anudando su faja a la cincha del animal, lo hizo bajar poco a poco hasta el otro lado. El burro pataleaba asustado al ver aquel abismo. Cuando sus patas tocaron tierra, echó a trotar barranco abajo. Unos instantes después, Juan Martín se lanzaba desde lo alto del muro a la profunda hoya, entre la alarma de los sapos y las ranas que la poblaban.