HISTORIA PERSONAL
Detalles. Esa la clave de una buena mentira.
Cuanto más preciso seas, más te creerán. Pero no apiles los detalles uno encima del otro y encima del otro; no cuentes demasiado. Nunca. Si das muchos detalles, tendrás que controlar demasiados hilos.
Deja que sean los demás quienes te saquen la información. Espolvoréala con cuidado. Un detalle aquí, el aroma de los cacahuetes tostándose; uno allí, el crujido de la nieve bajo tus pies.
Verosimilitud, así es como lo denomina uno de mis profesores de lengua. Los detalles que hacen que algo tenga una apariencia de realidad. El meollo de una buena mentira, lo que hace que una historia despegue.
Eso y el deseo, el abrumador deseo, de que no nos mientan. Tú me crees porque deseas que lo que te estoy contando sea verdad. Por muy increíble que resulte.
Y porque te he prometido que no te mentiría.
Hasta ahora he mantenido mi promesa: nada más que la verdad.