HISTORIA PERSONAL
Me he planteado dejar de tomar la píldora en la ciudad, no entrar en la jaula. Me gustaría saber qué ocurriría. ¿Cómo se ocultaría un lobo en la ciudad? ¿Dónde? ¿En Central Park? Demasiado pequeño. Demasiada gente. ¿En Inwood? En determinados aspectos, sería más seguro que hacerlo en la granja. En la ciudad no hay tantas escopetas, ni granjeros que odian a los coyotes.
Me gustaría descubrir si es posible. Me encantaría intentarlo.
Me imagino alimentándome de los patos, tortugas y conejos que viven en Central Park.
¿Y cuando volviera a transformarme? ¿Cómo regresaría a casa, sucia, desnuda y, probablemente, manchada de sangre seca? Incluso a las cuatro de la mañana hay gente por las calles. ¿Me arrestarían? Probablemente no. Estaría confundida, de modo que pensarían que alguien me había atacado. Me llevarían a un hospital. ¿Me harían un análisis de sangre? ¿Descubrirían qué soy? ¿Me encerrarían? ¿Me convertirían en un espectáculo de circo? Ya veo los titulares:
¡Descubierto el primer licántropo!
La realidad supera la ficción: ¡la señora Lobo!
No puedo hacerlo. El riesgo es demasiado alto.
Pero me gustaría. Pienso en el desafío. En la diversión.
Además, soy mucho más rápida que cualquier agente de policía.
Si no fuera por mis padres, lo haría sin pensármelo dos veces.