25
En Belgrado, en los años 60, solía contarse esta anécdota.
Un rey, tuerto y jorobado, encargó su retrato. El primer pintor convocado lo representó con los dos ojos bien abiertos y muy erguido. “Ese no soy yo”, dictaminó el monarca e hizo ahorcar al cortesano. El segundo pintor lo retrató tuerto y jorobado. “Ese es un monstruo”, exclamó el monarca. El artista sufrió la misma suerte que el anterior. Un tercer pintor sugirió una puesta en escena: “Majestad, me gustaría retratarlo en una de sus cacerías. Apoye un pie sobre esta piedra e incline el torso hacia adelante para sostener el fusil mientras hace puntería cerrando un ojo…”. El rey quedó plenamente satisfecho con la obra.
El comentario era: “Ese día nació el realismo socialista”.
Fuente: Dušan Makavejev, París, 1975.