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Durante la Segunda Guerra Mundial, ocupado París por el ejército alemán, la residencia de Robert de Rothschild en la rue de Marigny fue alojamiento del comandante en jefe de la Luftwaffe, la fuerza aérea del Reich. Terminada la guerra, el propietario volvió de su exilio londinense y encontró, no sin sorpresa, su residencia en buen estado y sus colecciones de arte no saqueadas. Interrogó al mayordomo, que había permanecido en sus funciones durante esos años difíciles, y este le confirmó que los temporarios ocupantes se habían comportado muy correctamente. Una sola queja: recibían muy a menudo y era necesario, en esas ocasiones, permanecer de servicio hasta muy tarde. “¿Y quién asistía a esas reuniones?”, preguntó, curioso, el Barón; la respuesta llegó inmediata, sin énfasis: “Sus invitados de siempre, señor”.
Fuente: oral, James Lord, París, 1985.