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Lord Hamilton, personaje brutal y distraído, mató de un golpe involuntario al chico que le servía en una posada. Iba a retirarse a sus habitaciones cuando el posadero, alarmado, lo detuvo: “Disculpe, milord, pero ha matado usted a un sirviente…”. Entre dos bostezos, antes de proseguir su camino, el noble masculló: “¡Póngalo en la cuenta!”.
Fuente: Chamfort, Caractères et anecdotes, en Oeuvres Principales, París, Pauvert, 1960, según la edición original de 1795.