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Sacha Guitry está acompañado en su lecho de muerte por su quinta esposa, Lana Marconi, una emprendedora y munificente rumana a la que intentó convertir en actriz. Ella le seca la transpiración de la frente afiebrada, le acaricia el pelo. Hombre de teatro hasta el fin, Sacha toma en sus manos las de su esposa y murmura: “Estas manitas, estas manitas… estas manitas que van a hurgar en mis cajones…”.
Fuente: desconocida, transmitido por Alberto Tabbia, c. 1990.