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[El emperador Tiberio] “se comportaba en forma aún más infame, tanto que apenas se lo puede relatar, y sobre todo creer. Se dice que había adiestrado a niños de muy tierna edad a quienes llamaba sus ‘pececitos’ para que jugasen entre sus piernas mientras nadaba y reanimaran de ese modo sus sentidos fatigados, saciados. Se llegó a decir que usaba a criaturas, no recién nacidas pero aún no destetadas, habituadas al seno materno, a quienes ofrecía su propio cuerpo, habituado como estaba a este tipo de lascivia por su edad y su temperamento”.
Fuente: Suetonio, Vida de los césares, III, 44.