The Forgotten Beasts of Eld
McKillip es una escritora norteamericana cuya primera novela es un cuento de hadas escrito en un estilo soñador. Es la historia de la solitaria «doncella de hielo» Sybel, que vive en las montañas, lejos del mundo cotidiano. Es la bisnieta de un hechicero, y heredera de una colección de animales heráldicos fabulosos. En años pasados, su padre y su abuelo han reunido una colección de seres encantados: El Cisne Negro de Tirlith, un «pájaro de grandes alas y ojos dorados»; el cerdo Cyrin, «que conocía las respuestas a todos los acertijos salvo uno»; Gyld, el dragón alado; los Gules de Lyon; el gato Moriah; el halcón Ter, etc. El padre de Sybel le ha enseñado a comunicarse con estos animales temibles pero leales, y cómo controlarlos mediante la telepatía. «Murió cuando ella tenía dieciséis años, dejándola sola con la hermosa casa blanca, una gran biblioteca de libros pesados y sujetos con grillos, una colección de animales jamás soñados y el poder de retenerlos.» Sybel se mantiene virgen y no tiene tiempo para los seres humanos.
Los hombres tratan de entrar en el mundo privado de Sybel. Cuando tiene dieciséis años, llega una noche un apuesto soldado pelirrojo y llama a la puerta. Lleva un bebé y le ruega a ella que le dé protección. Con renuencia, ella toma en sus brazos al niño y el soldado se marcha. El bebé se llama Tamlorn -«Mi Tam», como Sybel lo llama luego- y en los doce años siguientes crece hasta convertirse en un robusto muchacho. El soldado vuelve llevando un mensaje: Tamlorn es un príncipe que debe reclamar sus derechos de nacimiento. Sybel ha llegado a querer al chico y se resiste fieramente a las exigencias del mundo, aunque se siente extrañamente atraída hacia el portador del mensaje, quien pronto le declara su amor. Ella rechaza al hombre, pues odia la cultura bélica que él representa, pero sigue inquieta por el destino del chico que ha criado. Más tarde, llama al rey, padre de Tamlorn (Sybel tiene el poder mágico de convocar a los seres humanos tanto como a los animales), y le permite que se lleve al muchacho. También el rey se enamora de ella, y le ofrece hacerla una reina; pero ella está decidida a mantenerse independiente, sola en su elevado castillo de hielo. El rey, sintiéndose frustrado, envía un mago en su contra, pero Sybel logra superar este peligro. Más tarde, da su corazón al rival del rey, el soldado que le había llevado el niño. Esto tiene varias consecuencias políticas, pero el principal resultado del relato concierne al desarrollo emocional de Sybel, su descubrimiento de sí misma. Cuando ella y su marido huyen a caballo del dragón Gyld, esto es de algún modo una realización:
Las grandes alas se desplegaron, negras, contra las estrellas. La enorme masa se elevó con lentitud, increíblemente, lejos de la fría tierra, a través de los árboles susurrantes azotados por el viento. Arriba los vientos golpeaban con toda su fuerza, haciendo ondular las capas, empujándolas contra ellos, y sintieron el inmenso esfuerzo de los músculos debajo de ellos y la tensión de las alas contra el viento. Luego el ascenso, pleno, uniforme, alegre, como una inmersión en el viento y el espacio, una entrada en espiral en la oscuridad.
The Forgotten Beasts of Eld [Los animales olvidados de Eld] es una fantasía hermosamente desarrollada, sabia, de tono suave y amable, sin ser demasiado empalagosa. Es el «libro de una chica», una fantasía de adolescente, aunque tiene un atractivo más amplio de lo que este rótulo sugiere. Quizá Patricia McKillip haya sido influida en cierta medida por las novelas para jóvenes de Andre Norton y Anne McCaffrey, pero ella es mejor escritora que la mayoría de quienes han creado obras de esta especie. Entre sus libros posteriores se cuenta la trilogía formada por Riddlemaster of Hed (1976), Heir of Sea and Fire (1977) y Harpist in the Wind (1979), elevadas fantasías románticas de un tipo delicado.