Oseas
1
1 El SEÑOR le dio este mensaje a Oseas, hijo de Beeri, durante los años en que Uzías, Jotam, Acaz y Ezequías eran reyes de Judá, y Jeroboam II, hijo de Yoás[a], era rey de Israel.
La esposa y los hijos de Oseas
2 Cuando el SEÑOR le habló por primera vez a Israel por medio de Oseas, le dijo al profeta: Ve y cásate con una prostituta[b], de modo que algunos de los hijos de ella sean concebidos en prostitución. Esto ilustrará cómo Israel se ha comportado como una prostituta, al volverse en contra del SEÑOR y al rendir culto a otros dioses.
3 Así que Oseas se casó con Gomer, hija de Diblaim. Ella quedó embarazada y le dio un hijo.
4 Entonces el SEÑOR dijo: Ponle al niño por nombre Jezreel, porque estoy a punto de castigar a la dinastía del rey Jehú para vengar los asesinatos que cometió en Jezreel. De hecho, pondré fin a la independencia de Israel
5 y acabaré con su poderío militar en el valle de Jezreel.
6 Al poco tiempo, Gomer quedó embarazada otra vez y dio a luz una niña. Entonces el SEÑOR le dijo a Oseas: Ponle por nombre a tu hija Lo-ruhamá —«no amada»— porque ya no le demostraré amor al pueblo de Israel ni lo perdonaré;
7 pero sí le demostraré amor al pueblo de Judá. Lo libraré de sus enemigos, no con armas y ejércitos ni con caballos y jinetes, sino con mi poder como el SEÑOR su Dios.
8 Después que Gomer destetó a Lo-ruhamá, quedó nuevamente embarazada y dio a luz un segundo hijo.
9 Entonces el SEÑOR dijo: Ponle por nombre Lo-ammí —«no es mi pueblo»— porque Israel no es mi pueblo y yo no soy su Dios.
10 [c] Sin embargo llegará el día cuando el pueblo de Israel será como la arena a la orilla del mar, ¡imposible de contar! Así que en el lugar donde se les dijo: «Ustedes no son mi pueblo», se dirá: «Ustedes son hijos del Dios viviente».
11 Entonces los pueblos de Judá e Israel se unirán, elegirán un solo líder y regresarán juntos del destierro. Qué gran día será —el día de Jezreel[d]— cuando Dios plantará de nuevo a su pueblo en su tierra.
2
1 [e] En ese día, llamarán a sus hermanos Ammí —«mi pueblo»— y a sus hermanas llamarán Ruhamá: «las que yo amo».
Cargos contra una esposa infiel
2 Pero ahora, presenten cargos contra su madre Israel, porque ya no es mi esposa, ni yo soy su esposo. Díganle que se quite del rostro el maquillaje de prostituta y la ropa que muestra sus pechos.
3 De lo contrario, la desnudaré por completo, como estaba el día en que nació. Dejaré que muera de sed, como en un desierto desolado y árido.
4 No amaré a sus hijos porque fueron concebidos en la prostitución.
5 Su madre es una prostituta descarada y quedó embarazada de una manera vergonzosa. Dijo: «Iré tras otros amantes y me venderé a cambio de comida y agua, a cambio de ropa de lana y lino, también a cambio de aceite de oliva y bebidas».
6 Por esta razón la cercaré con espinos. Cerraré su paso con un muro para que pierda su rumbo.
7 Cuando corra tras sus amantes, no podrá alcanzarlos. Los buscará pero no los encontrará. Entonces pensará: «Mejor me sería volver a mi esposo porque con él estaba mejor que ahora».
8 Ella no se da cuenta de que fui yo quien le dio todo lo que tiene: grano, vino nuevo y aceite de oliva; hasta le di plata y oro. Pero ella le ofreció todos mis regalos a Baal.
9 Sin embargo, ahora le quitaré el grano maduro y el vino nuevo que generosamente le di en cada cosecha. Le quitaré la ropa de lino y lana que le di para cubrir su desnudez.
10 La desnudaré por completo en público, a la vista de todos sus amantes. Nadie podrá librarla de mis manos.
11 Pondré fin a sus festivales anuales, celebraciones de luna nueva y sus días de descanso: todos sus festivales establecidos.
12 Destruiré sus vides y sus higueras, las cuales, según ella, le dieron sus amantes. Dejaré que crezcan hasta que se conviertan en espesos matorrales de los que sólo los animales salvajes comerán su fruto.
13 La castigaré por todas las ocasiones en que quemaba incienso a las imágenes de Baal, cuando se ponía aretes y joyas y salía a buscar a sus amantes, olvidándose de mí por completo —dice el SEÑOR.
El amor del SEÑOR por un Israel infiel
14 Pero luego volveré a conquistarla. La llevaré al desierto y allí le hablaré tiernamente.
15 Le devolveré sus viñedos y convertiré el valle de la Aflicción[f] en una puerta de esperanza. Allí se me entregará como lo hizo hace mucho tiempo cuando era joven, cuando la liberé de su esclavitud en Egipto.
16 Al llegar ese día —dice el SEÑOR—, me llamarás «esposo mío» en vez de «mi señor[g]».
17 Oh Israel, yo borraré los muchos nombres de Baal de tus labios y nunca más los mencionarás.
18 En ese día haré un pacto con todos los animales salvajes, las aves de los cielos y los animales que corren sobre la tierra, para que no te hagan daño. Quitaré de la tierra todas las armas de guerra, todas las espadas y todos los arcos, para que puedas vivir sin temor, en paz y seguridad.
19 Te haré mi esposa para siempre, mostrándote rectitud y justicia, amor inagotable y compasión.
20 Te seré fiel y te haré mía y por fin me conocerás como el SEÑOR.
21 En ese día, yo responderé —dice el SEÑOR—. Le responderé al cielo cuando clame por nubes, y el cielo contestará a la tierra con lluvia.
22 Entonces la tierra responderá a los clamores sedientos del grano, de las vides y de los olivos. Y ellos a su vez responderán: «Jezreel» que significa «¡Dios siembra!».
23 En ese tiempo yo sembraré una cosecha de israelitas y los haré crecer para mí. Demostraré amor a los que antes llamé «no amados[h]». Y a los que llamé «no son mi pueblo[i]», yo diré: «Ahora son mi pueblo». Y ellos responderán: «¡Tú eres nuestro Dios!».
3
La esposa de Oseas es redimida
1 Entonces el SEÑOR me dijo: Ve y ama otra vez a tu esposa, aun cuando ella[j] comete adulterio con un amante. Esto ilustrará que el SEÑOR aún ama a Israel, aunque se haya vuelto a otros dioses y le encante adorarlos[k].
2 Así que la recuperé pagando quince piezas de plata[l], doscientos veinte kilos de cebada y una medida de vino[m].
3 Entonces le dije: Tienes que vivir en mi casa por muchos días y dejar la prostitución. Durante este tiempo no tendrás relaciones sexuales con nadie, ni siquiera conmigo[n].
4 Esto muestra que Israel estará por mucho tiempo sin rey ni príncipe, sin sacrificios ni columnas sagradas ni sacerdotes[o], ¡ni siquiera ídolos!
5 Pero después el pueblo volverá y se dedicará al SEÑOR su Dios y al descendiente de David, su rey[p]. En los últimos días, temblarán de asombro ante el SEÑOR y su bondad.
4
Cargos del SEÑOR contra Israel
1 ¡Escucha la palabra del SEÑOR, oh pueblo de Israel! El SEÑOR ha presentado cargos en tu contra, diciendo: No hay fidelidad, ni bondad ni conocimiento de Dios en tu tierra.
2 Haces votos y los rompes; matas, robas y cometes adulterio. Hay violencia en todas partes; un asesinato tras otro.
3 Por eso la tierra está de luto y todos desfallecen. Hasta los animales salvajes y las aves de los cielos y los peces del mar desaparecen.
4 ¡No señales a otro para echarle la culpa! ¡Mi queja, sacerdotes, es con ustedes[q]!
5 Así que tropezarán en plena luz del día y sus falsos profetas caerán con ustedes durante la noche. Y destruiré a su madre Israel.
6 Mi pueblo está siendo destruido porque no me conoce. Así como ustedes, sacerdotes, se niegan a conocerme, yo me niego a reconocerlos como mis sacerdotes. Ya que olvidaron las leyes de su Dios, me olvidaré de bendecir a sus hijos.
7 Mientras más sacerdotes hay, más pecan contra mí. Han cambiado la gloria de Dios por la vergüenza de los ídolos[r].
8 Cuando la gente lleva su ofrenda por el pecado, los sacerdotes se alimentan. ¡Por eso se alegran cuando el pueblo peca!
9 «Y lo que hacen los sacerdotes, el pueblo también lo hace». Así que ahora castigaré tanto a los sacerdotes como al pueblo por sus perversas acciones.
10 Comerán pero seguirán con hambre. Se prostituirán pero no lograrán nada, porque han abandonado al SEÑOR
11 para rendir culto a otros dioses. El vino le ha robado el entendimiento a mi pueblo.
12 ¡Piden consejo a un trozo de madera! ¡Creen que un palo puede decirles el futuro! El deseo de ir tras los ídolos los ha vuelto necios. Se prostituyeron sirviendo a otros dioses y abandonando a su Dios.
13 Ofrecen sacrificios a ídolos en la cima de las montañas. Suben a las colinas para quemar incienso bajo la sombra placentera de robles, álamos y terebintos. Por eso sus hijas se entregan a la prostitución y sus nueras cometen adulterio.
14 Pero ¿por qué debería yo castigarlas por su prostitución y adulterio? Pues sus hombres hacen lo mismo, pecando con rameras y prostitutas de los templos paganos. ¡Oh pueblo necio! ¡Se niegan a entender, por eso será destruido!
15 A pesar de que tú, Israel, eres una prostituta, que Judá se libre de semejante culpa. No te unas a la falsa adoración en Gilgal o Bet-avén[s], aunque allí se jure en el nombre del SEÑOR.
16 Israel es obstinado como una vaquilla terca. ¿Debería el SEÑOR alimentarlo como a un cordero en buenos pastizales?
17 Dejen a Israel[t] solo porque está casado con la idolatría.
18 Cuando los gobernantes de Israel terminan de beber, salen en busca de prostitutas. Aman más la vergüenza que el honor[u].
19 Por lo tanto, un viento poderoso los arrasará. Sus sacrificios a ídolos les traerán vergüenza.
5
Fracaso de los líderes de Israel
1 Escuchen esto, ustedes sacerdotes. Presten atención, líderes de Israel. Escuchen, miembros de la familia real. Se ha pronunciado sentencia contra ustedes porque han llevado al pueblo a una trampa, al rendirles culto a ídolos en Mizpa y Tabor.
2 Sí, ustedes cavaron un gran pozo para atraparlos en la arboleda de Acacia[v]. Pero yo ajustaré cuentas con ustedes por lo que hicieron.
3 Yo sé cómo eres, oh Efraín. No puedes esconderte de mí, oh Israel. Me abandonaste como una prostituta deja a su esposo; estás totalmente contaminada.
4 Tus acciones no te permiten volver a tu Dios. Eres prostituta hasta la médula y no conoces al SEÑOR.
5 La arrogancia de Israel testifica en su propia contra; Israel y Efraín tropezarán bajo el peso de su culpa. Judá también caerá con ellas.
6 Cuando vengan con sus manadas y rebaños para ofrecer sacrificios al SEÑOR, no lo encontrarán, porque él se ha apartado de ellos.
7 Traicionaron el honor del SEÑOR, engendrando hijos que no son de él. Ahora su falsa religión los devorará junto con sus riquezas[w].
8 ¡Toquen alarma en Guibeá! ¡Hagan sonar la trompeta en Ramá! ¡Den el grito de guerra en Bet-avén[x]! ¡Entren en batalla, oh guerreros de Benjamín!
9 Una cosa es segura, Israel[y]: en el día de tu castigo, te convertirás en un montón de escombros.
10 Los líderes de Judá han llegado a ser como ladrones[z], por lo tanto, derramaré mi enojo sobre ellos como una cascada.
11 El pueblo de Israel será aplastado y demolido por mi juicio, porque están decididos a rendir culto a ídolos[aa].
12 Destruiré a Israel como la polilla consume la lana. Dejaré a Judá tan débil como madera podrida.
13 Cuando Israel y Judá vieron lo enfermos que estaban, Israel acudió a Asiria y a su gran rey, pero éste no pudo ayudarlos ni curarlos.
14 Seré como un león a Israel, como un león joven y fuerte a Judá. ¡Los despedazaré! Me los llevaré y no quedará nadie para rescatarlos.
15 Entonces regresaré a mi lugar, hasta que reconozcan su culpa y se vuelvan a mí. Pues tan pronto lleguen las dificultades, me buscarán de todo corazón.
6
Un llamado al arrepentimiento
1 Vengan, volvámonos al SEÑOR. Él nos despedazó, pero ahora nos sanará. Nos hirió, pero ahora vendará nuestras heridas.
2 Dentro de poco tiempo él nos restaurará, para que podamos vivir en su presencia.
3 ¡Oh, si conociéramos al SEÑOR! Esforcémonos por conocerlo. Él nos responderá, tan cierto como viene el amanecer o llegan las lluvias a comienzos de la primavera.
4 Oh Israel[ab] y Judá, ¿qué debo hacer con ustedes? —pregunta el SEÑOR—. Pues su amor se desvanece como la niebla de la mañana y desaparece como el rocío a la luz del sol.
5 Envié mis profetas para destrozarlos, para aniquilarlos con mis palabras; con juicios tan inevitables como la luz.
6 Quiero que demuestren amor[ac], no que ofrezcan sacrificios. Más que ofrendas quemadas, quiero que me conozcan[ad].
7 Pero igual que Adán[ae], ustedes rompieron mi pacto y traicionaron mi confianza.
8 Galaad es una ciudad de pecadores, marcada con huellas de sangre.
9 Los sacerdotes forman bandas de asaltantes que esperan para emboscar a sus víctimas. Asesinan a los viajeros en el camino a Siquem y cometen toda clase de pecados.
10 Sí, he visto cosas horribles en Efraín e Israel: ¡Mi pueblo se ha contaminado por prostituirse con otros dioses!
11 Oh Judá, también a ti te espera una cosecha de castigo, a pesar de que yo deseaba volver el bienestar de mi pueblo.
7
Israel ama la perversidad
1 Yo quiero sanar a Israel[af], pero sus pecados son demasiado grandes. Samaria está llena de mentirosos. ¡Hay ladrones adentro y bandidos afuera!
2 La gente no se da cuenta de que los estoy mirando. Están cercados por sus acciones pecaminosas y yo las veo todas.
3 El pueblo entretiene al rey con sus perversidades y los príncipes se ríen de todas las mentiras del pueblo.
4 Son todos adúlteros, siempre ardiendo con pasión. Son como un horno que se mantiene caliente mientras el panadero prepara la masa.
5 Durante una fiesta del rey, los príncipes se emborrachan con vino, y se entregan a la juerga con los que se burlan de ellos.
6 Sus corazones son como un horno recalentado con intriga. Sus maquinaciones humean[ag] durante la noche y por la mañana estallan en un incendio violento.
7 Como un horno ardiente, consumen a sus líderes. Matan a sus reyes uno tras otro, y nadie clama a mí en busca de ayuda.
8 El pueblo de Israel se mezcla con paganos de otras naciones, ¡y se vuelven tan inútiles como un pastel a medio cocer!
9 El rendir culto a dioses ajenos consume sus fuerzas, pero ellos ni cuenta se dan. Su cabello se ha encanecido pero no se dan cuenta de que están viejos y débiles.
10 Su arrogancia testifica en su contra, sin embargo, no se vuelven al SEÑOR su Dios, ni siquiera tratan de encontrarlo.
11 El pueblo de Israel se ha vuelto como palomas, necias y tontas; primero clama a Egipto en busca de ayuda y luego vuela a Asiria.
12 Pero mientras revolotean, arrojaré mi red sobre ellos y los derribaré como a un pájaro que cae del cielo. Los castigaré por todo el mal que hacen[ah].
13 ¡Qué aflicción les espera a los que me han abandonado! Déjenlos morir porque se han rebelado contra mí. Yo deseaba redimirlos pero han dicho mentiras de mí.
14 En lugar de invocarme con corazón sincero se quedan sentados en sus sillones y se lamentan. Se hacen cortadas en el cuerpo[ai] y suplican grano y vino nuevo a dioses ajenos y se alejan de mí.
15 Yo los entrené y los hice fuertes, pero ahora, traman maldades en mi contra.
16 Miran en todas partes menos al Altísimo. Son tan inútiles como un arco torcido. Sus líderes morirán a manos de sus enemigos a causa de su insolencia hacia mí. Entonces el pueblo de Egipto se reirá de ellos.
8
Israel cosecha un torbellino
1 ¡Toquen alarma! El enemigo desciende como un águila sobre el pueblo del SEÑOR, porque rompieron mi pacto y se rebelaron contra mi ley.
2 Ahora Israel me suplica: «¡Ayúdanos, porque tú eres nuestro Dios!».
3 Pero es demasiado tarde. Los israelitas rechazaron lo bueno, y ahora sus enemigos los perseguirán.
4 El pueblo de Israel nombró reyes sin mi consentimiento y príncipes sin mi aprobación. Fabricaron ídolos de plata y oro para sí mismos y así provocaron su propia destrucción.
5 Oh Samaria, yo rechazo este becerro, este ídolo que te has hecho. Mi furia arde contra ti. ¿Hasta cuándo serás incapaz de estar sin culpa?
6 Este becerro que adoras, oh Israel, ¡lo hiciste con tus propias manos! ¡No es Dios! Por lo tanto debe ser hecho pedazos.
7 Sembraron vientos y cosecharán torbellinos. Los tallos de grano se marchitan y no producen nada para comer. Y aun si hubiera grano, lo comerían los extranjeros.
8 El pueblo de Israel ha sido tragado; ahora está tirado en medio de las naciones como una olla vieja y descartada.
9 Como asno salvaje en celo, los israelitas[aj] se han ido a Asiria. Se vendieron y se entregaron a muchos amantes.
10 Pero aunque se han vendido a muchos aliados, ahora los reuniré para el juicio. Entonces se retorcerán bajo la opresión del gran rey.
11 ¡Israel construyó muchos altares para quitar el pecado, pero estos mismos altares se convirtieron en lugares para pecar!
12 A pesar de que les di todas mis leyes, actúan como si esas leyes no se aplicaran a ellos.
13 El pueblo de Israel ama sus ceremonias de sacrificio, pero para mí, todos sus sacrificios no tienen sentido. Yo haré responsable a mi pueblo de sus pecados y lo castigaré; ellos volverán a Egipto.
14 Israel se olvidó de su Hacedor y construyó grandes palacios, y Judá fortificó sus ciudades. Por lo tanto, haré descender fuego sobre sus ciudades y quemaré sus fortalezas.
9
Oseas anuncia el castigo de Israel
1 Oh pueblo de Israel, no te alegres como lo hacen otras naciones. Pues has sido infiel a tu Dios, alquilándote como una prostituta y rindiendo culto a otros dioses en cada campo de trillar.
2 Ahora tus cosechas serán insuficientes para alimentarte; no habrá uvas para hacer vino nuevo.
3 Ya no podrás quedarte aquí en la tierra del SEÑOR. En cambio, volverás a Egipto, y en Asiria comerás alimentos ceremonialmente impuros.
4 Allí no presentarás ofrendas de vino al SEÑOR y ninguno de tus sacrificios lo agradará. Serás inmundo como el alimento tocado por una persona que está de luto. Todo el que presente tales sacrificios quedará contaminado. Ellos mismos podrán comer esta comida pero no podrán ofrecerla al SEÑOR.
5 Entonces, ¿qué harás en los días de los festivales? ¿Cómo celebrarás los festivales del SEÑOR?
6 Aunque escapes de la destrucción a manos de Asiria, Egipto te vencerá y Menfis[ak] te enterrará. La ortiga se apoderará de tus tesoros de plata y la zarza invadirá tus casas arruinadas.
7 Ha llegado la hora del castigo de Israel; ha llegado el día del pago merecido. Pronto Israel se dará perfecta cuenta de esto. A causa de tu gran pecado y hostilidad dices: ¡Los profetas están locos y los hombres inspirados son necios!
8 El profeta es un centinela sobre Israel[al] para mi Dios, sin embargo, dondequiera que va le tienden trampas. Hasta en la casa de Dios enfrenta hostilidad.
9 Lo que hace mi pueblo es tan depravado como lo que se hizo en Guibeá hace mucho tiempo. Dios no olvidará; sin falta los castigará por sus pecados.
10 Dice el SEÑOR: Oh Israel, cuando te encontré por primera vez, fue como encontrar uvas frescas en el desierto. Cuando vi a tus antepasados, fue como ver los primeros higos maduros de la temporada. Pero después me abandonaron por Baal-peor y se entregaron a ese ídolo vergonzoso. En poco tiempo se volvieron viles, tan viles como el dios al que rinden culto.
11 La gloria de Israel saldrá volando como un ave, porque tus hijos no nacerán, ni crecerán en la matriz, ni siquiera serán concebidos.
12 Aunque algunos de tus hijos lleguen a crecer, yo te los arrebataré. Será un día terrible cuando me aleje y te deje solo.
13 He visto a Israel llegar a ser tan hermoso como Tiro. Pero ahora Israel sacará a sus hijos para ser masacrados.
14 Oh SEÑOR, ¿qué debería pedir para tu pueblo? Pediré matrices que no den a luz y pechos que no den leche.
15 Dice el SEÑOR: Toda su perversidad empezó en Gilgal; allí comencé a odiarlos. A causa de sus malas acciones los sacaré de mi tierra. Ya no los amaré porque todos sus líderes son rebeldes.
16 El pueblo de Israel ha sido derribado. Sus raíces se han secado y no darán más fruto. Y si dan a luz, yo mataré a sus amados hijos.
17 Mi Dios rechazará al pueblo de Israel porque no quiere escuchar ni obedecer. Será un vagabundo, sin hogar entre las naciones.
10
Juicio de Dios contra Israel
1 Qué próspero es Israel, una vid frondosa llena de uvas. Pero mientras más se enriquece la gente, más altares paganos construye. Cuanto más abundantes sus cosechas, tanto más hermosas sus columnas sagradas.
2 El corazón de los israelitas es inconstante; ellos son culpables y deben ser castigados. El SEÑOR derribará sus altares y hará pedazos sus columnas sagradas.
3 Entonces dirán: No tenemos rey porque no temimos al SEÑOR. Pero aun si tuviéramos un rey, ¿qué podría hacer por nosotros?
4 La gente habla palabras vacías y hace pactos que no tiene intención de cumplir. Así que la injusticia brota en medio de ellos como hierbas venenosas en el campo de un agricultor.
5 La gente de Samaria tiembla de miedo por lo que pudiera ocurrirle a su ídolo, el becerro en Bet-avén[am]. El pueblo está de luto y los sacerdotes se lamentan porque la gloria del ídolo será quitada[an].
6 Este ídolo será llevado a Asiria, un regalo para el gran rey. Se burlarán de Efraín e Israel será avergonzado porque confiaron en ese ídolo.
7 Samaria y su rey serán arrancados; flotarán a la deriva como un madero sobre las olas del mar.
8 Y los santuarios paganos de Avén[ao], donde Israel pecaba, se derrumbarán. Alrededor de sus altares crecerán espinos y cardos. Suplicarán a los montes: ¡Entiérrennos!, y rogarán a las colinas: ¡Caigan sobre nosotros!
9 Dice el SEÑOR: ¡Oh Israel, desde los tiempos de Guibeá, hay tan solo pecado y más pecado! No has mejorado en absoluto. ¿Acaso no fue justo que los hombres perversos de Guibeá fueran atacados?
10 Ahora, cuando concuerde con mis planes, también a ustedes los atacaré. Llamaré a los ejércitos de las naciones para castigarlos por sus múltiples pecados.
11 Israel[ap] es como una vaquilla entrenada que pisotea el grano, un trabajo fácil que le encanta. Pero yo pondré un yugo pesado sobre su tierno cuello. Forzaré a Judá a tirar el arado y a Israel[aq] a labrar la tierra dura.
12 Yo dije: «Planten buenas semillas de justicia, y levantarán una cosecha de amor. Aren la dura tierra de sus corazones, porque ahora es tiempo de buscar al SEÑOR para que él venga y haga llover justicia sobre ustedes».
13 Sin embargo, han cultivado perversidad y han levantado una abundante cosecha de pecados. Han comido el fruto de la mentira, confiando en su poderío militar y creyendo que los grandes ejércitos podrían mantener a su nación a salvo.
14 Ahora los terrores de la guerra se levantarán entre su gente. Todas sus fortificaciones caerán, tal como Salmán destruyó a Bet-arbel. Allí, a las madres y a los niños los estrellaron contra el suelo hasta matarlos.
15 Habitantes de Betel, debido a su gran maldad, les espera el mismo destino. Cuando amanezca el día del juicio, el rey de Israel será completamente destruido.
11
El amor del SEÑOR por Israel
1 Cuando Israel era niño, yo lo amé, y de Egipto llamé a mi hijo;
2 pero cuanto más lo llamaba[ar], más se alejaba de mí y ofrecía sacrificios a las imágenes de Baal y quemaba incienso a ídolos.
3 Yo mismo le enseñé a Israel[as] a caminar, llevándolo de la mano; pero no sabe ni le importa que fui yo quien lo cuidó.
4 Guié a Israel con mis cuerdas de ternura y de amor. Quité el yugo de su cuello y yo mismo me incliné para alimentarlo.
5 Sin embargo, como mi pueblo se niega a regresar a mí, regresará a Egipto y será forzado a servir a Asiria.
6 La guerra, como un torbellino, pasará por sus ciudades; los enemigos derribarán sus puertas. Los destruirán, atrapándolos en sus propios planes malignos.
7 Pues mi pueblo está decidido a abandonarme. Aunque me llaman el Altísimo no me honran de verdad.
8 Oh, Israel, ¿cómo podría abandonarte? ¿Cómo podría dejarte ir? ¿Cómo podría destruirte como a Adma o demolerte como a Zeboim? Mi corazón está desgarrado dentro de mí y mi compasión se desborda.
9 No, no desataré mi ira feroz. No destruiré por completo a Israel, ya que no soy un simple mortal, soy Dios. Yo soy el Santo que vive entre ustedes y no vendré a destruir.
10 Pues algún día la gente me seguirá. Yo, el SEÑOR, rugiré como un león. Y cuando ruja, mi pueblo regresará temblando del occidente.
11 Vendrán de Egipto como una bandada de aves. Regresarán de Asiria temblando como palomas y los traeré de regreso a casa, dice el SEÑOR.
Cargos contra Israel y Judá
12 [at] Israel me rodea con mentiras y engaño, pero Judá todavía obedece a Dios y es fiel al Santo[au].
12
1 [av] El pueblo de Israel[aw] se alimenta del viento; todo el día corre tras el viento del este. Amontonan mentiras y violencia; hacen una alianza con Asiria mientras mandan aceite de oliva a fin de comprar el apoyo de Egipto.
2 Ahora el SEÑOR presenta cargos contra Judá. Está a punto de castigar a Jacob[ax] por todos sus caminos engañosos y cobrarle por todo lo que hizo.
3 Aun en la matriz, Jacob luchó con su hermano; cuando se hizo hombre, hasta peleó con Dios.
4 Sí, luchó con el ángel y venció. Lloró y clamó para que lo bendijera. Allá en Betel se encontró cara a cara con Dios y Dios habló con él[ay],
5 ¡el SEÑOR Dios de los Ejércitos Celestiales, el SEÑOR es su nombre!
6 Así que ahora, vuélvete a tu Dios. Actúa con amor y justicia, y confía siempre en él.
7 Pero no, la gente se comporta como astutos comerciantes que venden con balanzas fraudulentas; les encanta estafar.
8 Israel se jacta: ¡Yo soy rico! ¡Sin ayuda de nadie hice una fortuna! ¡Nadie me ha descubierto haciendo trampas! ¡Mi historial es impecable!
9 Pero yo soy el SEÑOR tu Dios, quien te rescató de la esclavitud en Egipto. Y te haré habitar otra vez en carpas como lo haces cada año en el Festival de las Enramadas[az].
10 Yo envié a mis profetas para advertirte con numerosas visiones y parábolas.
11 Pero la gente de Galaad no vale nada debido a su idolatría. Y en Gilgal también sacrifican toros; sus altares están en filas como montones de piedra a lo largo de los bordes de un campo arado.
12 Jacob huyó a la tierra de Aram y allí, a cambio de pastorear ovejas[ba], ganó una esposa.
13 Luego, por medio de un profeta, el SEÑOR sacó de Egipto a los descendientes de Jacob[bb]; y fueron protegidos por el mismo profeta.
14 Pero el pueblo de Israel amargamente ha provocado al SEÑOR, ahora el Señor los sentenciará a muerte en pago por sus pecados.
13
La ira de Dios contra Israel
1 Cuando hablaba la tribu de Efraín, el pueblo temblaba de miedo porque esa tribu era importante en Israel; pero la gente de Efraín pecó al rendir culto a Baal y así selló su destrucción.
2 Ahora siguen pecando, haciendo ídolos de plata, imágenes hábilmente formadas por manos humanas. ¡Ofrézcanles sacrificios —gritan ellos— y besen a ídolos que tienen forma de becerros!
3 Por lo tanto, desaparecerán como la neblina de la mañana, como el rocío bajo el sol del amanecer, como paja llevada por el viento y como el humo de una chimenea.
4 He sido el SEÑOR tu Dios desde que te saqué de Egipto. No debes reconocer a ningún otro Dios aparte de mí, porque no hay otro salvador.
5 Yo te cuidé en el desierto, en esa tierra árida y sedienta;
6 pero una vez que comiste y quedaste satisfecho, te volviste orgulloso y te olvidaste de mí.
7 Entonces ahora yo te atacaré como un león, como un leopardo que acecha en el camino.
8 Como una osa a quien le robaron sus cachorros, arrancaré tu corazón. Te devoraré como una leona hambrienta y te destrozaré como un animal salvaje.
9 Estás a punto de ser destruido, oh Israel; sí, por mí, el único que te ayuda.
10 Ahora, ¿dónde está[bc] tu rey? ¡Que él te salve! ¿Dónde están los líderes de la tierra, el rey y los funcionarios que me exigiste?
11 En mi enojo te di reyes y en mi furia te los quité.
12 La culpa de Efraín ha sido reunida y su pecado almacenado para el castigo.
13 El sufrimiento ha llegado al pueblo como dolores de parto, pero son como un bebé que se resiste a nacer. ¡El momento de nacer ha llegado, pero siguen en la matriz!
14 ¿Debo rescatarlos de la tumba[bd]? ¿Debo redimirlos de la muerte? ¡Oh muerte, haz salir tus horrores! ¡Tumba, desata tus plagas[be]! Ya no les tendré compasión.
15 Efraín era el más productivo de sus hermanos, pero el viento del este —una ráfaga del SEÑOR— se levantará en el desierto. Todos sus manantiales se secarán y todos sus pozos desaparecerán. Todo lo valioso que poseen será saqueado y se lo llevarán.
16 [bf] El pueblo de Samaria debe sufrir las consecuencias de su culpa porque se rebeló contra su Dios. Un ejército invasor los matará, a sus niños los estrellarán contra el suelo hasta matarlos y a las embarazadas las abrirán con espadas.
14
Sanidad para los que se arrepienten
1 [bg] Regresa, oh Israel, al SEÑOR tu Dios, porque tus pecados te hicieron caer.
2 Presenta tus confesiones y vuélvete al SEÑOR. Dile: Perdona todos nuestros pecados y recíbenos con bondad para que podamos ofrecerte nuestras alabanzas[bh].
3 Asiria no puede salvarnos, ni nuestros caballos de guerra. Nunca más diremos a ídolos que hemos hecho: «Ustedes son nuestros dioses». No, solamente en ti los huérfanos encuentran misericordia.
4 El SEÑOR dice: Entonces yo los sanaré de su falta de fe; mi amor no tendrá límites, porque mi enojo habrá desaparecido para siempre.
5 Seré para Israel como un refrescante rocío del cielo. Israel florecerá como el lirio; hundirá sus raíces profundamente en la tierra como los cedros del Líbano.
6 Sus ramas se extenderán como hermosos olivos, tan fragantes como los cedros del Líbano.
7 Mi pueblo vivirá otra vez bajo mi sombra. Crecerán como el grano y florecerán como la vid; serán tan fragantes como los vinos del Líbano.
8 ¡Oh Israel[bi], mantente lejos de los ídolos! Yo soy el que contesta tus oraciones y te cuida. Soy como un árbol que siempre está verde; todo tu fruto proviene de mí.
9 Que los sabios entiendan estas cosas. Que los que tienen discernimiento escuchen con atención. Los caminos del SEÑOR son rectos y verdaderos, los justos viven al andar en ellos; pero en esos mismos caminos, los pecadores tropiezan y caen.