13.

Jaelle iba con Dreck por una zona industrial, mirando los posibles lugares pero el vampiro no ponía mucha atención a lo que hacían.

-¿Sucede algo?- preguntó Jaelle al verlo tan distraído.

El chico salió de su ensimismamiento y la miró.

-¿Eh? Ah, no, nada.

-¿Seguro? Pareces preocupado.

-Bueno, lo estoy pero no creo que sea importante.

-Si quieres hablarlo, por mí no hay problema, aunque entiendo que no quieras puesto que tú eres un vampiro y yo una licántropo.

Dreck suspiró.

-No es eso, si Allegra confía en vosotros, yo también lo haré pero me preocupan los otros vampiros. Temo que hagan un motín contra ella después de que ha velado por la seguridad de todos.

-Te preocupas mucho por lo que le pueda pasar a Allegra.

-Ella me convirtió en vampiro, salvándome de una muerte cruel.

-¿De una muerte cruel?

-Sí, caí enfermo de difteria en la Segunda Guerra Mundial.

-Una época muy dura para el mundo- dijo la joven tranquilamente aunque en su interior estaba sorprendida de que alguien que vivió la Segunda Guerra Mundial estuviese a su lado.

-Bastante.

De repente, se oyó un gemido tras un golpe sordo.

Jaelle hizo una seña a Dreck para que se detuvieran y así oír a su alrededor. Era un gemido de dolor, de intensa agonía. La joven frunció el ceño mirando a su alrededor, escrutando en la oscuridad. Entonces, volvió a oír otro gemido que le indicó el lugar exacto de donde provenía.

Corrió hacia allí seguida de Dreck y encontró un cuerpo tendido sobre montones de basura. Una de las piernas estaba en un extraño ángulo y el torso desnudo lleno de heridas mal curadas. La joven se acercó lentamente hasta quedar al lado del chico.

-¿Henry?

El joven, de cabello oscuro, abrió los ojos que eran de un azul intenso y miró a Jaelle. Con un gesto de dolor le dijo en un susurro:

-Marion…

-Tranquilo, ya viene de camino, Dreck, intenta hacer algo para que la cura no se efectúe. Voy a revisar por aquí a ver si encuentro alguna pista y de paso avisar al resto

-De acuerdo- dijo el vampiro arrodillándose junto al joven.

Jaelle se levantó y se recorrió los alrededores mientras se comunicaba con los otros lobos.

“Compañeros, hemos encontrado a Henry, está vivo, estamos en la zona industrial”

“Está muy mal ¿verdad?” le dijo Marion con la preocupación reflejada en sus pensamientos.

“Si intervenimos a tiempo se recuperará, Marion”

“Voy para allá”

“De acuerdo”

Jaelle cortó la comunicación y al no encontrar nada que le sirviese de pista, volvió con los chicos. Cuando llegó, pudo oír el grito de agonía de Henry.

-Se está produciendo la curación- dijo Dreck.

-¿Y qué podemos hacer?

-Tendré que colocarle la pierna…- miró al chico que se quejaba de dolor, a la vez que negaba con la cabeza- chaval, esto sí que te va a doler, Jaelle, rompe un trozo de tela de mi camiseta- dijo mientras se la quitaba dejando su torso al descubierto- y haz que lo muerda.

A pesar de que Dreck intentaba sonar calmado, por dentro podía sentir la adrenalina corriendo por sus venas. Varios recuerdos de hace más de sesenta años volvían a su mente, recordándole a los amigos que había perdido en la batalla, pero aún así, se obligó a mantener la calma.

Jaelle rompió una tira de la camiseta de Dreck y se la puso en la boca al chico. Luego le tomó la mano para infundirle valor para soportar el dolor que iba a sufrir.

El vampiro inspiró hondo y tomó la pierna entre sus manos antes de mirar al chico fijamente.

-Esto me va a doler más a mí que a ti, te lo aseguro.

Henry miró a Jaelle y esta sonrió levemente apretando más su mano.

Dreck también la miró, volvió a inspirar y de un rápido movimiento dobló la pierna para intentar colocarla en el ángulo correcto, lo que arrancó un grito del chico, ahogado por el trozo de camiseta. La joven le apretó la mano a Henry que sudaba a mares y respiraba con dificultad.

-Tranquilo, Henry, todo va a salir bien- dijo y luego miró a Dreck, algo preocupada- ¿ya está colocada?

-No del todo, debo volver a intentarlo.

La joven cerró los ojos mordiéndose el labio inferior, el ruido del hueso la había dejado temblando y con un sudor frío recorriéndole la espalda, como si la pierna fuese la suya.

-Si con eso, podemos hacer que se cure, procede…- dijo ella con la voz algo apagada y temblorosa.

Henry negó con la cabeza de nuevo y su quitó la tela de la boca.

-No, basta…

-Lo estamos haciendo por tu bien, Henry- dijo Jaelle- si no lo hacemos, el proceso de curación a parte de doloroso te dejará la pierna deformada… te prometo que esta vez es la última.

La cabeza del chico cayó sobre las bolsas de basura mientras gemía. Jaelle, le colocó el trozo de tela en la boca y le acarició la cabeza con ternura, como si fuese una madre, diciéndole palabras tranquilizadoras al chico mientras hacía un pequeño gesto a Dreck para que volviera a intentarlo.

Este volvió a coger la pierna e hizo el mismo movimiento que antes consiguiendo al fin colocar la pierna en su sitio.

El grito ahogado de Henry fue mucho mayor a la vez que golpeaba con su mano libre una bolsa de basura que había a su lado. Finalmente, se desplomó sudando a mares.

Jaelle le quitó la tela de la boca y vio que respiraba con dificultad, no todos los días le colocaban a uno la pierna estando en el estado en el que estaba el chico.

-Ya está, ya la tienes colocada…

-Marion…- susurró el chico.

Justo en el momento en el que Henry susurraba su nombre, la joven apareció ante ellos corriendo como alma que lleva el diablo. Esta iba seguida de Destiny que se acercó a Dreck que aún seguía de rodillas.

Esta le puso una mano en el hombro haciendo que él levantara la vista.

-¿Todo bien?- preguntó ella.

Él sonrió levemente y asintió.

-¡Henry!- gritó Marion cuando se arrodilló al lado de su novio y le cogía la mano.

Sus ojos estaban llenos de lágrimas que rápidamente bañaron sus mejillas.

Jaelle sonrió levemente antes de levantarse para dejarles un momento de intimidad después de una incansable búsqueda.

-Marion…

-¿Qué te han hecho? ¿Por qué no me contestabas? Oh, me has tenido tan preocupada… pensé que nunca volvería a verte…- decía la joven apoyando su cabeza sobre el pecho de él.

-Lo siento, pequeña… soy un estúpido por haberte asustado…

La joven lloró durante un buen rato mientras él le acariciaba el cabello con delicadeza y cuando la pierna comenzó el proceso de curación, el joven apartó la mano mientras hacía un gesto de dolor.

Marion asustada levantó la cabeza y lo miró.

-¿Qué pasa? ¿Qué te duele?

Jaelle se acercó y se arrodilló junto a Marion.

-Tenía la pierna rota y Dreck…- dijo mirando al vampiro por un momento con una sonrisa de agradecimiento- se la colocó. Sufrió bastante pero ahora con el proceso de curación, se repondrá completamente. Le quedarán cicatrices por el torso porque están mal curadas pero la pierna quedará en perfecto estado.

Marion se acercó a Dreck que seguía de rodillas y sin previo aviso, lo abrazó con fuerza.

-Muchas gracias, le has salvado… no sé cómo agradecértelo.

Dreck abrió los ojos, sorprendido, hacía mucho tiempo que nadie le daba un abrazo y no podía creer que le estuviese sucediendo en ese momento. Aún así, logró decir:

-No fue nada, no podía dejar que sufriera de ese modo.

Destiny se agachó, sonriendo.

-Otra buena acción para el chico guerrero- dijo la joven dándole un cálido beso en la mejilla.

Marion se apartó y volvió junto a Henry, que había perdido el conocimiento.

-Tenemos que llevarlo a mi casa- dijo la joven.

Dreck, entonces, se levantó y agarró al chico, pasándole un brazo de él por sus hombros.

-Dime dónde vives…- dijo el vampiro.

Marion le indicó y todos se fueron hacia la casa de la chica, excepto Jaelle.

“Podéis volver a vuestras casas… y por favor, tened cuidado” dijo al resto de la manada.

Luego, ella volvió a la suya, contenta de que todo había salido bien y habían encontrado al chico vivo. Al llegar a su casa, se dirigió a su habitación donde cogió el móvil y le envió un mensaje a Christopher diciéndole que lo echaba mucho de menos y que deseaba verlo.

Él al rato, le contestó que se sentía igual y tras desearse buenas noches, la joven se acostó a dormir.

Al día siguiente, Yandrack se dirigió al lugar donde se escondía su padre y los suyos.

Iba bastante contento porque después de tanto tiempo, los planes de su padre comenzaban a fallar, primero, la argolla que le arrancó el vampiro a uno de los sicarios y ahora Henry que había sobrevivido milagrosamente al secuestro.

Cuando entró, se dirigió a la sala principal, lo que antes había sido el despacho del comisario de la antigua comisaría.

El padre del chico, se sorprendió un poco al verlo.

-Yandrack…, pensé que estarías en el entierro del chico que matamos ayer.

-Debería pero es que hoy no ha habido ningún entierro… al parecer, Jaelle y uno de los vampiros que han accedido a la unión, encontraron al chico en una zona industrial… lo encontraron vivo.

-¿Qué?- el hombre se levantó bruscamente mientras Yandrack sonreía- ¿Cómo que estaba vivo? No le quedaba mucho tiempo de vida cuando lo dejaron tirado.

-Al parecer no contasteis con que Jaelle se iba a movilizar para encontrar al chico…

El padre del chico, frunció el ceño y se acercó a él.

-Veo que te divierte todo esto, ¿no?

-Claro que sí, es la segunda vez en menos de un mes que fallas con tus planes. La argolla de uno de tus sicarios estaba en la mano del vampiro y ahora Henry aparece vivo. ¿Qué será la próxima vez? ¿Dejaros ver? Ja, la verdad que no me importaría, quizás así consigan acabar contigo y yo puedo sacar a mi madre de esta asquerosa pocilga…

Sin esperárselo, el chico recibió un puñetazo que le hizo caer estrepitosamente. Se llevó una mano a la nariz que comenzó a sangrarle. Se la había roto.

-No te burles, pedazo de inútil. Sabes que puedo hacer que te retractes de lo dicho.

El chico se limpió la sangre con la manga mientras lo miraba con rabia.

-Eso es lo que te gusta, insultar y amenazar… todo para querer acabar con Jaelle, con sangre de mi sangre, te recuerdo que tu mujer es la tía y yo soy su primo. Créeme que si pudiera impedir que le hicieras algo, lo haría y no lo dudes por un momento.

-¿Y qué haría ella si se enterara de que eres un asqueroso traidor?

-Al menos sabría que estaría viva y a salvo, si me desprecia estará en todo su derecho porque lo que estoy haciendo no está bien.

El hombre comenzó a reírse a carcajada limpia.

-¡Oh, pero mirad a Yandrack el mártir! Vamos, no me hagas reír… cuando todos se enteren de que eres un traidor, hasta esa novia que tienes, te rechazarán.

-Quizás sí…

El hombre volvió a su asiento y lo miró mientras él se levantaba.

-El próximo golpe, podría ser el mejor en mucho tiempo así que espero que colabores activamente.

-¿A quién piensas secuestrar esta vez?- preguntó claramente preocupado. Las víctimas eran cada vez más cercanas a Jaelle y podría ser cualquiera de la manada.

-Lo sabrás a su debido momento, lo que puedo asegurarte es que Jaelle va a sufrir mucho y esta vez sí que rechazará el poder que posee, entonces apareceré y me convertiré en el nuevo jefe del clan y Jefe de Clanes…- dijo golpeando con los dedos el brazo del sillón donde estaba sentado, sonriendo maliciosamente.

Yandrack negó con la cabeza y salió de allí para ir a la habitación donde estaba su madre, como hacía cada vez que iba a ese horrible lugar. Cuando entró, encontró a su madre profundamente dormida, así que se acercó y se sentó junto a su cuerpo menudo a causa de la debilidad. El chico no pudo evitar suspirar.

La cosa era cada vez más complicada. Ese hombre parecía ya fuera de sí, podría cometer cualquier locura con tal de conseguir el puesto de Jaelle.

Luego estaba su abuela que lo miraba de forma extraña cuando iba hasta el lugar donde se reunía la manada. Su mirada solía ser de puro desconcierto y en ocasiones era como si lo conociese de algo. Como si supiese que él es su nieto. Seguramente se estaba obsesionando con eso porque su abuela no sabía que él existía como tal.

La mujer que estaba acurrucada en su lado, se removió ligeramente y abrió los ojos para encontrarse con su hijo al que sonrió levemente.

-Hola, Yandrack…

-Hola, mamá. ¿Cómo te sientes hoy?

La madre se encogió de hombros ligeramente.

-No estoy mal aunque tampoco es que esté bien. Digamos que estoy normal- intentó mentir la mujer pero su hijo se percató.

-Se te da muy mal mentir, mamá. Cada vez que vengo tienes nuevos golpes en tu cuerpo y yo no eres capaz ni de ponerte en pie… ¿qué le pasa a tu proceso de curación?

-No lo sé, hijo, quizás sea a causa de la debilidad. Mi cuerpo ahora parece el de un mortal… se cura despacio.

-Pues no tiene por qué ser así, no puedo permitirlo.

-¿Y qué vas a hacer? ¿Enfrentarte a tu padre? Un momento…- dijo mirando a su hijo a la cara y viendo la nariz del chico- ¿qué te ha pasado en la nariz?

La mujer se incorporó y le palpó con delicadeza el lugar, arrancando muecas de dolor en el joven.

-Me acaban de dar un puñetazo pero no es nada grave, enseguida se me curará.

-Fue tu padre ¿verdad? Se te va a quedar la nariz torcida…

-No importa…

-Claro que importa, ¿qué le vas a decir a tus amigos cuando la vean?

-Que me golpeé al salir de la ducha.

-Esa es una excusa estúpida y lo sabes.

-No les puedo decir que me dieron un puñetazo.

La mujer lo abrazó con dulzura mientras le acariciaba la cabeza, al igual que hacía cuando era pequeño, haciendo sonreír levemente al chico. Quizás sean de los pocos recuerdos buenos que tiene de su infancia pero los atesoraba como si fuese el mejor de los tesoros.

Siempre había tenido que fingir delante de todos, inventando una familia que realmente no tenía. Una familia perfecta donde todos eran felices y convivían en armonía.

Para él no existía la familia perfecta. Ese tipo de familia sólo se ven en la televisión y en el cine, era imposible que existiese algo así. Siempre hay pequeñas disputas entre los componentes de una familia.

En su caso, todo se solucionaba a golpe limpio y el padre siempre tenía la razón en todo. Típico de padre machista y que se cree superior. Lo odiaba. Si pudiese cambiar algo, lo cambiaría a él.

Su padre no se merecía la mujer que tenía que soportaba todo en silencio para no ver sufrir a otros.

-Hijo…- murmuró la madre mirándolo ya que estaba viendo la rabia bullir en los ojos de Yandrack- ¿pasa algo?

El chico la miró.

-Claro que pasa… odio a ese hombre y me gustaría poder estrangular su cuello para que sufra todo lo que nosotros estamos sufriendo, sobre todo tú.

-¡No puedes hacerle eso a tu padre!

Yandrack se levantó:

-Si realmente fuera mi padre, no me amenazaría con hacerte daño para que trabaje para él y mucho menos haría lo que está haciendo, ese hombre no tiene corazón. No nos merece, mamá.

-Aún así, es tu padre.

-No, mamá, no es mi padre… ¿de verdad le fuiste fiel antes de quedarte embarazada de mí? Es imposible que me haya engendrado ese bastardo…

-Por supuesto que le fui fiel…- dijo la mujer algo colorada. No estaba acostumbrada a que su hijo le preguntara esas cosas.

-Pues no lo entiendo…

La mujer suspiró mientras reflexionaba. ¿Y si realmente su esposo no era el padre de Yandrack? ¿Y si era…? Negó con la cabeza, para sacarse aquellos pensamientos de la cabeza.

-Por ahora nos tenemos que limitar a lo que él diga, piensa en lo que dirá la manada si se entera de que eres un traidor.

-¿Y dónde está el cariño?- preguntó él volviendo al mismo tema- he visto a muchos padres dar mucho cariño y amor a sus hijos, ¿por qué no pude tener un padre así?

-Tu padre te quiere a su manera…

El chico rió sonoramente.

-No lo defiendas, mamá… no lo merece. Además, si de verdad me quisiera como dices, no me mandaría a hacer lo que hago, espiar a los que sí me quieren para luego ayudar a estos asesinos deshaciéndome de los cadáveres… No lo soporto más. El día que explote será lo peor.

-Tenemos que aguantar, al menos un poco más a ver cuáles son los siguientes movimientos de tu padre.

El chico volvió junto a su madre y la abrazó mientras cerraba los ojos. Su mundo se estaba volviendo un caos. Sabía que tenía que contar todo lo que sabía pero si lo hacía, su madre sufriría unas consecuencias fatales para su estado. ¿Qué podría hacer sino aguantar lo máximo posible para tener junto a él a alguien que lo quería y que le había dado la vida?

Todo lo que fuera por su madre.

 

Ada
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