11
Pasaron algunos días en los que todo ha estado realmente tranquilo, hasta una noche en la que Jaelle se hallaba sentada en su cama, viendo un álbum de fotos puesto que no podía dormir. En esas fotos aparecían Christopher y ella en el transcurso de los años.
La chica sonreía con nostalgia y pasó sus dedos por la cara sonriente del chico en una de las últimas fotos y de las más actuales. Lo echaba de menos.
“Jaelle”
La joven suspiró y cerró el álbum al oír la voz de Kyle en su mente.
“¿Qué pasa ahora?”
“Transfórmate, han hallado otro cadáver”
“¿No podrías ir tú en representación mía? Eres mi segundo al mando”
“Tienes que ir tú… no se trata de un lobo, es otro vampiro, Allegra está de camino”
“¿Allegra?” preguntó mientras se desnudaba para transformarse “¿cómo lo supo?”
Hubo unos instantes de silencio en los que la joven aprovechó para cerrar los ojos y dejar que apareciera la marca en su frente para luego transformarse en loba. Tras convertirse, Jaelle saltó por la ventana al jardín donde la esperaba Kyle, ya transformado.
Jaelle lo miró por un momento, ladeando la cabeza, esperando una respuesta.
“Pues… la llamé a su móvil, soy bueno memorizando números…”
“¿Mintiendo a tu jefa?” oyó Kyle la voz divertida de Allegra en su mente.
“Cállate, Allegra”
“El que debería estar enfadado no eres tú, precisamente, ya que han matado a otro de los míos”
Jaelle comenzó a correr y Kyle la siguió para luego indicarle el camino.
Cuando llegaron, Allegra ya se encontraba junto al cadáver y sostenía algo en las manos. Jaelle, rápidamente, se acercó y se sentó junto a ella.
La vampiresa miró a la loba.
-Han dejado esto junto al cadáver…- dijo mostrándole una nota- y al parecer, luchó hasta la muerte contra su atacante, en su mano porta algo pero es muy difícil de abrir, no soy tan fuerte como los vampiros puros.
Jaelle miró alrededor en busca del vampiro que siempre acompañaba a la chica pero no estaba por ningún lado por lo que volvió a dirigir su mirada hacia Allegra.
Ladeó la cabeza con curiosidad.
“Jaelle quiere saber por qué no viniste con ese tipo que te sigue a todos lados…” mencionó Kyle a la joven vampiresa que parecía confusa por la mirada de la loba.
-Supongo que te preguntarás dónde está Dreck ¿no?- Jaelle asintió levemente- bueno, es que cuando me… avisaron, no quise molestarlo y me vine sola.
Jaelle se acercó a la mano cerrada del vampiro y olisqueó. Luego, con sus patas intentó abrir la mano del vampiro pero tampoco consiguió nada.
“Parece mármol” le dijo Jaelle a Kyle “va a resultar difícil saber qué hay en esa mano… por ahora nos conformaremos con la nota…”
Jaelle se acercó a Allegra y con el hocico la instó a que le enseñara la nota, en la cual se podía leer.
‘De nada os servirá uniros, somos mucho más fuertes que vosotros.’
-Está escrita con sangre- dijo Allegra irónicamente- a pesar de estar seca, el olor permanece…
Jaelle se puso al lado del cadáver y con el hocico, lo empujó levemente hacia la vampiresa.
“Puedes llevártelo… para darle sepultura o lo que quiera que hagas con ellos…” informó Kyle.
-Intentaré que Dreck abra la mano del vampiro a ver qué es lo que tiene, os avisaré…
Tras esto, Allegra se levantó y agarrando al vampiro por las axilas, lo arrastró hasta el todoterreno donde lo metió con la ayuda de los dos lobos. Sin darse cuenta, la joven vampiresa rozó el suave pelaje de Kyle y se estremeció. Rápidamente apartó la mano y miró al lobo, sorprendida.
Él también la miraba con la sorpresa reflejada en su rostro lobuno. ¿Cómo es posible que tocar el pelaje del chico le haya hecho sentir que le temblaban las piernas?
Allegra intentó mantener la compostura y se tapó con las manos las mejillas que las sentía arder a pesar de su fría piel. Sin mirarlo, porque sabía que si lo hacía de nuevo se sentiría derretir y ahora mismo no era lo más indicado; se despidió de Jaelle y se subió rápidamente al coche. Necesitaba alejarse de él lo antes posible. Pero sabía que por mucha distancia que pusiese, él estaría en su mente y no lo sacaría de ahí por más que lo desease.
-¿Por qué me pasan estas cosas a mí? ¿Qué pasa que no tuve suficiente con sobrevivir al hundimiento del Titanic, a dos Guerras Mundiales y a muchas cosas más que me castigan con esto de la imprimación?- se preguntaba en voz alta mientras se dirigía a la mansión.
Al llegar, Dreck la esperaba en la entrada con cara de enfado. La joven detuvo el coche y se bajó sin decir nada. Sabía que ahora mismo vendría un buen rapapolvo de parte del vampiro.
-¿Se puede saber dónde has estado? ¿Por qué no me avistaste de que ibas a salir?
-Tenía un poco de prisa y no te encontré por ningún lado, además, traigo malas noticias…
-¿Qué pasa?- preguntó Dreck acercándose.
Allegra abrió la puerta trasera del coche y el vampiro vio el cadáver de uno de los suyos.
-Me avisaron de que lo encontraron y fui a investigar. En una de sus manos tiene algo pero no puedo abrirla. Quería que me ayudaras antes de quemarlo.
-Primero hay que informar a los demás de lo sucedido.
-Ya lo sé pero primero abramos esa mano.
Dreck asintió y entre los dos sacaron el cadáver y lo llevaron a una habitación vacía, lo recostaron sobre una mesa que había tapada con una sábana y el vampiro procedió a abrir la mano. A pesar de ser un vampiro fuerte, le costó bastante abrirla pero tras varios intentos lo logró y sacó una pequeña argolla de oro y junto a este un pequeño trozo de carne, probablemente sea carne desprendida del lugar en el que estaba la argolla.
Allegra y Dreck observaron la argolla con atención.
-¿Una argolla de oro?- preguntó Dreck.
-Eso parece… quizás tiró de esta para hacerle daño a su asesino y así intentar escapar…- dijo Allegra.
-Esto no nos dice nada, la carne ya no aporta pistas algunas, está podrida.
-Si está podrida entonces podemos descartar a algún vampiro traidor…- dijo Allegra observando al vampiro que parecía dormir en vez de estar muerto- vayamos a darle la noticia al resto del aquelarre.
Dreck asintió y ambos salieron de la habitación, no sin antes guardar la argolla y el trozo de carne para intentar encontrar algo que los lleve a los asesinos.
Christopher deambulaba por las calles. Parecía un alma en pena. Cada vez estaba más deprimido y se había transformado en alguien arisco aunque a la vez se temía a sí mismo.
La voz de Jaelle no abandonaba su cabeza. Era como si se estuviese volviendo loco.
“Chris… ven…”
Ahí estaba otra vez, hacía días que había dejado de asustarse al oír la voz pero si no hacía algo rápido, se volvería loco y lo enviarían al manicomio de una sentada.
Lo decidió al instante, iría a hablar con Jaelle, quizás eso sea el remedio que necesita para sacarse su voz de la cabeza.
Rápidamente puso rumbo a la casa de la chica y al llegar la vio en el jardín trasero haciendo… ¿yoga? Christopher frunció el ceño. Su amiga nunca había hecho yoga antes.
Sin hacer ruido para no desconcentrarla, se acercó y se agachó frente a ella para observarla detenidamente. Por suerte, esta tenía los ojos cerrados y parecía muy serena. Estaba preciosa con aquel vestido blanco tan holgado pero a la vez delicado.
No pudo evitar posar su mano en la mejilla de Jaelle, la cual abrió los ojos y sorprendida se apartó.
-¿Chris? ¿Qué… qué haces aquí?
-Necesitaba verte.
-¿Cómo que verme?
-Bueno, quizás lo que te voy a contar puede parecer cosa de locos pero a veces oigo tu voz…- confesó el chico mirándola a los ojos.
Jaelle retrocedió un poco antes de levantarse, sorprendida.
-¿Oyes mi… voz?
Christopher se levantó y la miró.
-Sí…
-No, no puedes estar oyendo mi voz… entonces la imprimación se está desarrollando.
El chico la observó, confuso.
-Jaelle, ¿estás bien?
-Si oyes mi voz no puedo ocultarte lo que soy pero yo no quiero que lo sepas, no debes saberlo, te perdería…- decía la chica mirándolo.
Christopher se acercó pero ella retrocedió aún más.
-¿Qué estás diciendo, Jaelle? Yo jamás te abandonaré. Somos amigos aunque mis sentimientos por ti son más fuertes que eso, yo te quiero como algo más que a una amiga.
-Sí me abandonarás… soy un monstruo y esos sentimientos te los provoqué yo…
-Jaelle, no sabes lo que dices… anda, vayamos dentro.
-¡No! Tienes que irte, Chris, la culpa es mía.
El chico le agarró los brazos a la joven y esta se estremeció ante su contacto. Lo miró. Él también se sintió estremecer.
-¿Qué es culpa tuya?
-¡La imprimación! ¡Estás imprimado!
-¿Qué? ¿De qué estás hablando?
La joven estaba temblando y parecía a punto de llorar.
Ella sabía que de un momento a otro se transformaría y si no conseguía que él se fuera, se acabaría la amistad que siempre habían tenido.
-Tienes que irte, por favor.
-No me voy a ir, no quiero separarme de ti.
Jaelle lo empujó aún más y el chico vio cómo aparecía una extraña marca con forma de media luna en la frente de la chica. Esta maldijo por lo bajo y rápidamente dejó caer el vestido. Christopher no dejaba de mirar a pesar de que su conciencia le dijera que apartara la mirada. Por suerte no llegó a ver mucho ya que un halo de luz envolvió a Jaelle y vio cómo la joven se transformaba.
Poco a poco pasó de ser una joven a ser… ¿una loba?
Christopher retrocedió un poco, sorprendido, por lo que acababa de ver. ¿Su amiga era una loba?
Jaelle se apartó aún más y ocultó su hocico para que él no viera las lágrimas que salían de sus ojos.
“Soy un monstruo, Chris…”
El joven, cada vez más sorprendido, la miró.
-¿Cómo es posible que hables si eres una loba? No lo entiendo- decía Christopher incrédulo.
“Gracias a la imprimación tú puedes oír mi voz en tu cabeza…”
-Pero ¿una loba?
El chico no sabía si salir corriendo o quedarse mientras la joven se tendía sobre tu vientre y se cubría el hocico con sus patas.
“Si quieres salir corriendo, lo entenderé. Sería lo más normal”
La loba comenzó a llorar lastimeramente. Los lamentos que había oído antes el chico eran los de ella. Se acercó lentamente y tras agacharse, le acarició tras las orejas como si fuese un cachorro.
-Quizás sí quiera echar a correr pero al parecer hay algo que me obliga a estar junto a ti porque una parte de mí no te teme.
“Pero soy un monstruo” dijo la joven incorporándose.
-Sólo eres una loba… y antes que eso eres mí mejor amiga. Sé que no me harás daño. Confío en ti- dijo el chico y sin previo aviso abrazó a la loba.
La joven abrió los ojos sorprendida.
“Debo volver a mi forma humana para poder explicarte mejor todo”
Christopher asintió y se apartó para ver cómo la joven cerraba los ojos y volvía a transformarse en humana. Cuando esta volvió a su forma anterior se acordó de que tras volver a su cuerpo humano quedaría desnuda ante él, por lo que tuvo que cubrirse con el vestido que estaba junto a ella, roja de vergüenza.
-Maldición… me olvidé…- dijo la joven sin saber dónde ocultar su rostro enrojecido.
Christopher apartó la mirada, colorado para que ella se pusiera el vestido.
Cuando lo tuvo puesto avisó al chico que volvió a mirarla.
-¿Por qué no me lo contaste antes? Esto comenzó el día de tu cumpleaños ¿verdad?
La joven asintió apartando la mirada. Christopher se acercó.
-Soy un engendro horrible… El día de mi cumpleaños sufrí la Transformación en la que apareció una marca en mi frente que hace que me convierta en lo que viste antes. Me he convertido en un animal- dijo la joven con tristeza- no quería decírtelo por si acaso huyeras de mí.
-Nunca huiría de ti porque a pesar de todo te quiero.
El joven la abrazó lo que la hizo estremecer pero a la vez se sintió reconfortada y cruzó los brazos alrededor del cuello del él apoyando la cabeza en su hombro.
-Sufriste la imprimación… por eso oyes mi voz. Mi loba ha encontrado a su pareja y ese eres tú.
Jaelle cerró los ojos aspirando el aroma de su amigo.
-¿Tu loba elije tus parejas?- preguntó él un poco celoso.
La chica sonrió.
-No, tonto, mi loba sólo elije a uno y ese eres tú, por eso nunca funcionaban mis relaciones con los otros chicos.
Se produjo un silencio que resultó cómodo en el que permanecieron abrazados hasta que ella elevó la mirada hacia los ojos de él. Pudo notar cómo la unión provocada por su loba se hacía más evidente y profunda. Se mordió el labio inferior deseosa de besarlo pero no se atrevió.
Él sonrió encantado ante ese gesto de vergüenza y con sus dedos, rozó el mohín con delicadeza. Luego acercó su rostro al de ella y la besó en los labios. Ella abrió los ojos, sorprendida pero rápidamente los cerró para poder disfrutar del beso. El chico la atrajo más hacia sí, intensificando las sensaciones de ambos.
Sus corazones comenzaron a latir a la vez, como si fuesen uno solo. Las manos de la joven descendieron lentamente por la espalda de él para luego subir y enredar sus dedos en los cabellos del chico.
Sin saber muy bien por qué, Jaelle comenzó a reír y a llorar a la vez. Estaba feliz por estar junto a Christopher de nuevo. El chico al oír sus sollozos, se apartó un poco y la miró fijamente. Luego, sonriendo, le limpió las lágrimas con el dorso de la mano.
-¿Por qué estás llorando ahora, bobita?
-No lo sé, quizás porque estoy contenta de que no te hayas ido, huyendo de mí… cualquiera hubiera salido corriendo.
El chico la estrechó contra sí y apoyó la barbilla en la cabeza de ella.
-Ya te dije antes que nunca huiría porque mis sentimientos son mucho más fuertes que eso, reconozco que me sorprendió que te convirtieras en una… loba pero sabía que nunca me harías daño.
-¿Cómo podría hacértelo si siempre has estado conmigo? Aunque esa no es la cuestión… La verdadera pregunta es: ¿estarás a mi lado a pesar de lo que soy y de lo que te he hecho?
-¿A qué viene esa pregunta? Claro que estaré a tu lado.
“¿Soportarás que podamos leer nuestras mentes de esta forma?”
-La verdad es que no sé si me acostumbraré porque es algo sorprendente pero si quieres puedo intentarlo aunque tendrás que ir poco a poco. No puedo acostumbrarme de buenas a primeras.
-Si realmente nuestra imprimación llega a ser profunda, podremos incluso ver lo que ve el otro en caso de peligro… a dos amigos míos les pasó cuando a mi amiga y a mí nos atacó un vampiro… el novio de ella vio lo que ella veía.
-Un momento… ¿un vampiro? ¿De verdad existen? ¿Y cómo es eso de que quiso atacarte?
-Sí existen pero no todos son malos. La verdad es que algunos vampiros y la manada vamos a firmar una tregua y un pacto para acabar con una amenaza aún mayor…
-Espera, espera… me estoy perdiendo… si no me lo explicas todo desde el principio, no podré entender lo que me estás diciendo, Jaelle. Sé que soy muy perspicaz en algunas cosas pero no en todo…
Ella se apartó lo justo para mirarle.
-Oh, es verdad, tú no sabes nada de este mundo… ven- dijo cogiéndolo de la mano para llevarlo al banco que había en el jardín- te lo voy a explicar todo desde el principio, aunque podremos omitir el momento de mi cumpleaños… por lo que puedo notar, te pone nervioso ese tema.
-Como para no ponerme nervioso. Tú no sabes lo que es ver que te sentías mal y no poder hacer nada porque no sabía lo que te pasaba.
Ella sonrió levemente y apretó su mano.
-Pues menos mal que no viste lo que sucedió cuando apareció la marca en mi frente, es lo más doloroso que he conocido en toda mi vida. Sentir que te quemas viva y que nadie pueda aplacar ese calor.
Jaelle se estremeció al recordarlo pero apartó esa sensación de sí y miró al chico.
-Siento no haber estado a tu lado en aquel momento…
-No pasa nada…- dijo ella sonriendo levemente y finalmente cambió de tema- ¿recuerdas una leyenda que contaba mucho mi madre sobre una joven nacida en el crepúsculo de mes más corto del año, con cabellos de fuego y ojos café?- el chico asintió- ¿Recuerdas que dijimos que esa podría ser yo? Pues lo soy, Chris, yo soy esa chica de la leyenda… el día de mi vigésimo cumpleaños mi destino era convertirme en loba, algo que marcaría mi vida para siempre. Mi misión es proteger a los lobos de la zona.
>>Pero mi misión se está complicando ya que una horrible amenaza acecha sobre los míos. Secuestran a lobos para torturarles hasta matarles, a las mujeres incluso las violan para luego dejarlos tirados en cualquier sitio. Es horrible. En un principio sospechamos de los vampiros pero al ver que también comenzaron a aparecer cadáveres de estos, nos dimos cuenta de que la amenaza estaba por encima de nosotros.
-Pero no sabéis quiénes son.
-Exacto.
-¿Y entonces por qué os atacó un vampiro a esa amiga tuya y a ti?
-Tenemos que ir poco a poco, Chris, a pesar de que hace poco que me convertí en loba han sucedido demasiadas cosas que hay que explicar con detalle y quizás algunos no te gusten…
-Tenemos el resto del día para que me lo cuentes todo.
La joven sonrió y siguió relatándole todos los hechos que había vivido desde que se había convertido en loba hasta ese mismo día.