Epílogo
Como en todas las obras de ficción, los acontecimientos narrados en este libro no ocurrieron nunca. Pero cuando se escribe ficción histórica sobre personas auténticas, las líneas se difuminan. Todos los libros de historia les dirán a ustedes que Alejandro Magno murió en Babilonia en junio del año 323 a. C. No atacó Cartago ni invadió Sicilia, aunque sí que pensó en una campaña semejante antes de su muerte.
La mayoría de las novelas históricas se basan en acontecimientos ficticios que se recubren con hechos reales. Por eso Coloso tal vez no pueda considerarse una novela histórica, sino sólo un relato de lo que acaso hubiera sucedido de haber vivido Alejandro. Pertenece a uno de los universos paralelos que los físicos cuánticos nos dicen que existen junto al nuestro.
Aunque esto no quiere decir que sea completamente inventado. He utilizado varias fuentes con el fin de hacerme una idea de ese mundo alternativo. Para quienes deseen saber más del hombre que fue Alejandro, recomiendo el excelente Alexander of Macedon de Peter Green. Si quieren saber más sobre la historia auténtica de Cartago pueden consultar Carthage Must Be Destroyed, de Richard Miles. John M. Kistler escribió un libro fascinante sobre la historia de los elefantes de combate, y The Tyrants of Syracuse, de Jeff Champion, les explicará más sobre la política de Sicilia mucho antes de que se hiciera famosa sólo por ser la cuna de la familia Corleone. Todas las novelas son conjeturas. Mi visión de Alejandro es personal, y se basa en una interpretación de su vida, y no en la pura imaginación.
Desde luego resulta muy discutible el hecho de que Alejandro Magno hubiera centrado su atención en el norte de África, de haber vivido. Sólo estoy seguro de una cosa: si llega a rebasar el año 323 a. C., sus historiales médico y mental descartan la posibilidad de que hubiese alcanzado una edad avanzada.