Como actores que aguardan entre bastidores en Europa ya vemos las luces que iluminan el escenario y oímos el comienzo de la colosal obertura.
A los que entremos en el momento de máximo estruendo nos resultará difícil escuchar nuestros pensamientos, difícil valorar hasta qué punto nuestra conducta se debe al miedo o a la furia.
KEITH DOUGLAS (1920-1944),
The Complete Poems, Londres, 2000, p. 125.