El sendero de la derecha

Nos hemos referido con anterioridad a la alquimia. Una de las últimas consecuencias del «proceso» consiste precisamente en conseguir la piedra filosofal. Este objeto, de forma similar que el Grial es capaz bajo ciertas condiciones de alargar la vida de forma indeterminada, prologándola hasta el final de los tiempos. Personajes como el Comte de Saint Germain se les atribuye esta facultad.

Otros sistemas religiosos o filosóficos prefieren, ante la evidencia cotidiana de la muerte de nuestros semejantes más queridos, creer en una vida espiritual ultraterrena, como es el caso de las tres grandes religiones monoteístas: Cristianismo, Judaísmo e Islamismo. Todas ellas presentan variantes más o menos populares y acusadas de herejías o no. Otras optan por soluciones intermedias y adoptan variantes de la metempsicosis (trasmigración de las almas al morir el cuerpo físico) como es el caso del Budismo, o de los Espiritistas

[56]. Mientras que estos procesos son de tipo «natural», es decir, válidos para todos los humanos, y no es posible mediante la conducta más que ligeras modificaciones o ciertos premios, los casos expuestos en el anterior párrafo responden a una voluntad activa del adepto.

Diversos encantamientos teúrgicos han sido también descritos para alcanzar la inmortalidad o al menos para prolongar la vida, así como recetas alimenticias o regímenes especiales sin que se haya aportado por el momento eficacia alguna. Y ya en este siglo, con los avances de la criotecnología, la conservación de cadáveres a bajas temperaturas para, confiando en una técnica futura, devolverlos a la vida.