Dracula. Un guión inmejorable
La lectura de la historia de una vampiresa de noble cuna, contada por una de sus propias víctimas, encantó lo suficiente a Bram Stoker como para impelerle a escribir la novela que sacaría definitivamente de la oscuridad a los vampiros. Joseph Sheridan Le Fanu (1814-1873), contemporáneo de Stoker, irlandés como él e igualmente interesado por el ocultismo, publicó un año antes de morir una colección de narraciones, In a glass darkly, en la que se incluía Carmilla, un relato corto donde la víctima de la condesa Mircalla de Karnstein, noble vampiresa, muestra no poca fascinación por ésta. El ambiente narrado reproducía situaciones racionalmente convencionales y asequibles para cualquier lector, presentando unos personajes con sentimientos ambivalentes, más próximos a los reales: una vampiresa capaz de una relación mucho más compleja que la de simple chupasangres y una víctima seducida por la personalidad de su perseguidora; al contrario de lo que se venía leyendo en las narraciones góticas y románticas de vampiros.
Otro contemporáneo, esta vez inglés, sirvió a Stoker como paradigma de narración creíble: William Wilkie Collins (1824-1889) en su novela The Moonstone (La Piedra Lunar, 1868), nos presenta a diez personajes que nos refieren secuencialmente la misma historia, cambiando únicamente la interpretación personal que le da cada uno (Stoker, por su parte, mezcla cronológicamente los distintos relatos de cada protagonista de forma que es el lector quien desentraña la historia). Un antiguo tratado del siglo xvi, del hechicero Olaus Magnus III, le sirvió, por último, para documentarse sobre las leyendas de vampiros balcánicos.
El escritor inglés T. E. Hall Caine (1853-1931), a quien está dedicada la novela bajo el pseudónimo de «Hommy-beg», pertenecía al círculo de amistades del autor: Wilkie Collins, Irving -de quien Stoker era representante-, y vinculado muy especialmente a Rosseti. Curiosamente éste escritor inspira, en todas sus obras, un elevado sentido moral, contrariamente a lo que representa el protagonista de Drácula.
El relato transcurre en un año cualquiera de finales del siglo pasado entre las fechas del 3 de mayo al 6 de noviembre:
Jonathan Harker es un abogado que trabaja para una firma londinense y que se traslada a Transilvania para completar un contrato con un extraño noble que vive en una zona casi inexpugnable. El noble está interesado en adquirir ciertas propiedades en el corazón de la City, pero tras cerrar el trato, Harker descubre horrorizado la verdadera naturaleza de su cliente. El conde Drácula, miembro de una dinastía de voivodas valacos entre los que se cuenta Vlad III Draculea, llamado «Tepes» (el empalador), es en realidad un vampiro.
Drácula encierra a su huésped en un lugar inaccesible del castillo, mientras él prepara el viaje ayudado por unos fieles cíngaros. Su equipaje consiste en un montón de cajas repletas de tierra, la tierra sagrada de sus ancestros que le permitirá reposar absolutamente protegido allá donde vaya. Harker consigue huir tras la marcha de su carcelero, pero su estado, tras sufrir los «favores» de las tres compañeras de Drácula, sólo le permitirá llegar a Budapest, siendo recogido y atendido en un hospital local.
Paralelamente, el conde Drácula ha sido embarcado en su ataúd junto al extraño equipaje, pero su necesidad de sangre le lleva a exterminar uno a uno a la pequeña tripulación del carguero que le conduce a Inglaterra. Y si ello pudiera representar algún contratiempo, una tempestad provocada en el momento adecuado le servirá de timón hasta la orilla, donde, transformado en perro desembarcará consiguiendo burlar a las autoridades. De las cajas terreras se encargarán invariablemente sus albaceas. Ellos las transportarán a su nueva propiedad en la antigua abadía de Cairfax a través de los conductos administrativos habituales.
En Inglaterra una serie de personajes, vinculados directa o indirectamente con Jonathan Harker, se verán poco a poco implicados por los movimientos del conde: Mina Murray sufre angustiada esperando noticias de su prometido, mientras pasa unos días en compañía de su amiga Lucy Westenra, a quien sólo le preocupa escoger marido entre sus tres pretendientes más persistentes: Arthur Holmwood, un lord típicamente inglés, rico y apuesto, quien se convertirá finalmente en su esposo; Quincey P. Morris, vaquero americano, gran amigo y compañero infatigable de aventuras de sus dos oponentes amorosos; y el Dr. John Seward, director del psiquiátrico y atento especialmente a uno de sus pacientes: Renfield, extraño loco obsesionado por ser merecedor del que cree su señor, el Príncipe de las Tinieblas.
Drácula no tardará en conocer a Lucy, convirtiéndola en su primera víctima inglesa. Alarmado su prometido por la extraña enfermedad que embarga progresivamente a su querida amada, no dudará en pedir ayuda profesional a su amigo Seward. Y ante los extraños síntomas, el Dr. Seward, acudirá a su antiguo mentor holandés: Abraham Van Helsing, psiquiatra de fama mundial. Van Helsing una vez ha visitado a la pobre víctima, no duda en el diagnóstico. Lucy ha sido atacada, y lo seguirá siendo, si no se encuentra remedio, por un vampiro.
Los esfuerzos por impedir nuevos ataques contra Lucy son en balde, muriendo irremisiblemente ante la impotencia de todos. Pero una vez enterrada la pobre muchacha, Van Helsing sabe lo que sucederá: Lucy se ha convertido por igual en una vampiresa. Por ello ordena que su cadáver sea desenterrado y traspasado por una estaca. Y si en las mentes de sus antiguos amigos quedaba algún asomo de duda sobre la veracidad de los hechos, podrán comprobar como el cuerpo de Lucy Westenra ocupa las noches en masacrar la población infantil del lugar.
Por otra parte, el enfermo Renfield, aumenta su obsesión por devorar todo tipo de animales, desde simples insectos a pájaros, en un intento desesperado de demostrar su valía a su adorado señor. Los demás no tardarán en saber de su intención por servir abnegadamente a Drácula.
Una serie de conjeturas y, muy especialmente, la unión de los diarios personales de cada uno de ellos, permiten rehacer la historia: todo el mal proviene del conde Drácula recientemente instalado en Londres. A partir de entonces el propósito de todos será localizarlo y aniquilarlo. Pero aquél ya se ha prevenido y ahora planea sobre la pobre Mina, la mujer de Jonathan Harker. Sus propósitos sólo se realizan en parte: compartiendo su propia sangre con Mina consigue que ésta sea parte de él mismo. Pero ello no le deja ventaja sobre sus oponentes: acorralado y hostigado decide huir y, aunque precipitadamente, no olvida sus cajas de tierra ancestral. Van Helsing y sus compañeros pierden toda pista que les permita seguirle los pasos, pero descubren que el estado de Mina Harker, medio vampirizada, y bajo hipnosis, permite revelar la situación en que se encuentra su, por desgracia, homónimo sanguíneo. Es así como emprenden viaje siguiendo los pasos a Drácula. Cuando Mina, bajo hipnosis, dice sentirse en un lugar muy húmedo que se balancea constantemente, sus amigos concluyen que Drácula se traslada en un barco.
En la persecución deciden separarse, por un lado Van Helsing y Mina Harker se adelantarán hasta el castillo de Drácula para aniquilar a las tres amantes del conde y preparar la trampa final, mientras los tres amigos persiguen a los cíngaros que, nuevamente ayudan a su señor en transportarlo a su guarida. Es a los pies del tenebroso castillo, en el camino que lleva hasta él, donde Jonathan y Morris alcanzan al carromato, luchan desesperadamente contra los cíngaros y consiguen hacerse con el ataúd, decapitando y atravesando con una estaca el cuerpo de Drácula y terminando de esta forma con la pesadilla que, un día, pudo asolar el mundo civilizado.