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Capítulo 1. El rasgo saliente de la situación —del que ninguno de los últimos colaboradores se ha ocupado— me parece el hecho de que el cadáver fuese hallado en un bote. Un asesinato en un bote es cosa altamente inverosímil. Pero, ¿por qué dejar un cadáver en un bote, cuando sería más fácil arrojarlo a la corriente? Claro está que podría tratarse de una complicada maquinación para incriminar a alguien, disponiendo de tal forma el bote en el río que las sospechas recayeran por fuerza sobre un inocente.
Si el canónigo Whitechurch tuvo en vista algún asesino, su hombre debió ser necesariamente Neddy Ware, pues hemos de suponerlo respetuoso respecto al honor de su investidura. Ceteris paribus, en una novela policial moderna es muy probable que el criminal sea la primera persona nombrada.
A favor de la culpabilidad de Ware hay que observar: que declara no reconocer el cadáver, aunque ha tratado a Penistone mucho tiempo antes, en el destacamento de China. Parece improbable, por lo demás, que no lo hubiera visto nunca en la región, después de un mes de residencia en pleno verano, si se tiene en cuenta que Ware estaba siempre pescando y que Penistone poseía un bote.
Contra la culpabilidad de Ware testimonia, en cambio, el hecho de que Penistone se instalara tan cerca, coincidencia improbable si suponemos que Ware tuviera una vieja enemistad contra él.
Dejé sentado en cierta ocasión el principio de que ningún chino debía figurar en una novela policial. Actualmente me siento inclinado a extender dicha exclusión a todos los residentes en China. Ahora bien, al parecer tanto el almirante Penistone como sir Wilfrid Denny, Walter Fitzgerald, Ware y Holland, están todos estrechamente vinculados con aquel país, lo que en realidad es un abuso.
Capítulo 2. Supongo que los Cole se propusieron incriminar a Elma, aunque acaso pudieron tener los ojos puestos en Denny.
Capítulo 3. Wade parece sospechar de Elma: el empaque de sus efectos o la ocultación de sus ropas de noche apuntan en esa dirección. (¿Por qué se acicaló tanto para encontrarse con el vicario? Este punto debe considerarse detenidamente.) Las palabras: «si es que lo fue», que pone en boca del inspector (o por lo menos en su pensamiento) en la conversación que éste sostiene con sus subordinados, parecen por el contrario destinadas a incriminar a Ware, y otro tanto ocurre con la teoría de Appleton de que el asesinato debió perpetrarse corriente arriba. ¿Puede formarse rocío sobre los botes que flotan en el agua? La Enciclopedia no me ofrece ninguna ayuda para la solución de este curioso problema.
Capítulo 4. Mistress Christie parece recelar de Denny. Sir Wilfrid está arruinado; la mudanza de Penistone se atribuye al deseo de estar cerca de él y, según mistress Davis, aquella vecindad no complacía demasiado a Denny. De acuerdo con las normas establecidas para las novelas de misterio, esto debería significar que el almirante lo estaba extorsionando.
No alcanzo a discernir qué importancia puede tener —si tiene alguna— la fugitiva esposa del vicario. Abandonó a su marido en 1920, bastante después de la guerra, de modo que resulta difícil identificarla con Elma, que vivía con su tío en aquel tiempo.
¿A qué distancia queda Whynmouth de Londres?
Capítulo 5. Rhode, aparentemente, se decide por Holland. Penistone pudo haber ido a Whynmouth con el propósito de entrevistarse con él, y posiblemente Holland le dio muerte y lo transportó río arriba. Más tarde trasladó el cadáver al bote del vicario, y guardó el otro con la proa hacia adentro. Pero claro está que también Denny resulta sospechoso, dada la posición de su casa. Igualmente habrá que observar una vez más que la insistencia de Ware en que el asesinato debió cometerse río abajo, puede ser un intento por exculpar al verdadero criminal, o sea para exculparse.
¿Hasta qué altura de su curso estaba sujeto el río a la acción de las mareas?
Capítulo 6. Kennedy posiblemente orienta sus sospechas hacia el vicario. De no ser así, ¿por qué hubiera sido tomada el arma en la glorieta de la Vicaría? (A menos que lo fuese por pura casualidad.) ¿Y por qué riega el vicario su jardín tan cuidadosamente, si no para borrar rastros de pisadas? (A mi criterio no debemos abrumar a los muchachos con un crimen juvenil.)
No comprendo la presencia de la pasajera del automóvil. Si era Elma, no veo cómo pudo llegar hasta allí. Si era otra mujer, se trataría de un personaje nuevo, no mencionado en los cinco primeros capítulos y que, por consiguiente, no puede ser el criminal. Acaso sea la esposa desaparecida, pero me parece demasiada coincidencia que se le ocurra hacer una visita precisamente en esa noche, ya tan accidentée.
Capítulo 8. Supongo que miss Sayers opina que el vicario sabe algo sobre el asunto. La extensión de la soga podría indicar que el bote de la Vicaría fue amarrado dos veces aquella noche, y que se le soltó cortando la amarra desde una posición desventajosa; de ahí los sesenta centímetros de soga que faltan y que debieron quedar pendientes en algún poste, a menos que alguien, deliberadamente, los quitase de allí después del crimen. Esta doble maniobra con el bote sugiere o bien dos intrigas aisladas, o bien la existencia de una complicada maquinación para incriminar a alguien.
El regreso de los Holland y su nueva versión de haber visto a Penistone después de medianoche, parece dar al caso una estructura distinta; me gustaría saber cuál. Si el consentimiento para la boda es auténtico, el motivo que pudieron ellos tener para el crimen se invalida, y se hace difícil concebir otro que justifique su precipitación para casarse. Pero si a pesar de todo fueron ellos los culpables, ¿por qué arrojar sospechas sobre sí mismos con semejante prisa? Esto excede mi capacidad de comprensión y hubiera deseado que miss Sayers no dejara en mis manos la responsabilidad de dirigir el interrogatorio.
Como quiera que sea, he aquí mi solución.
Walter sobrevivió a la guerra y se fugó con Célie Mount, la esposa del vicario, en 1920. Esta, para servir los intereses de su amante, se colocó como doncella (francesa) de miss Fitzgerald, hermana de Walter. Elma sabía que su hermano se proponía recuperar los documentos, pero ignoraba que abrigara la intención de asesinar al almirante para impedir que hablara. El almirante se había instalado en Lingham para vivir más cerca de sir Wilfrid, a quien estaba extorsionando. Cuando Célie descubrió que su esposo vivía en la vecindad, fue a verlo y lo instó a que le concediese el divorcio, pero el vicario se opuso a ello por razones de conciencia. La mujer se marchó entonces de Rundel Croft no sin sacar antes un molde en cera de la llave del escritorio de Penistone.
De un modo u otro, Holland se había convertido en enemigo de Walter en China, por lo que éste decidió endilgarle las sospechas del crimen. Elma no estaba enamorada de Holland, pero quería casarse para entrar en posesión de su herencia. Penistone se oponía a dar su consentimiento porque suponía que Holland, a quien había conocido en casa de Denny, estaba actuando en beneficio de éste.
La noche fatal, Walter y Célie llegaron en coche a Lingham. Estaban enterados por Elma de las condiciones en que lo encontrarían todo en Rundel Croft. Célie bajó del automóvil de la Vicaría, se encontró con el vicario en el jardín y lo persuadió para que la llevase en su bote hasta la otra orilla y distrajera al almirante con su conversación, mientras ella se deslizaba en el estudio y se apoderaba de los documentos «necesarios para salvar a un inocente». El reflujo de la marea había hecho descender tanto el nivel del río, que el vicario se vio obligado a cortar su amarra. Célie se apoderó de los papeles aproximadamente a las 10.30, y dando el nombre de Elma (que estaba en el piso alto, ignorante de todo) envió a Holland un mensaje telefónico citándolo para las 12. Entretanto, y mientras el vicario proseguía su plática con el almirante, Walter se había presentado en el hotel, haciéndose pasar por Penistone, para incriminar así a Holland. (Más tarde se descubriría que el almirante no había tomado el tren y que Holland había salido por la noche, por lo que se supondría que el crimen se había cometido en Whynmouth y que allí mismo, o en las inmediaciones, se había arrojado el cadáver a la corriente. Es probable que los cómplices no estuvieran muy enterados de la acción de las mareas.)
En seguida regresó Walter a Rundel Croft, donde o bien asesinó al almirante, o bien lo encontró ya muerto a manos de Célie (sorprendida en el acto de sustraer los documentos). El vicario, que, de acuerdo con las instrucciones recibidas, había entretenido al almirante hasta eso de las 11, se había quedado aguardando en el cobertizo. Allí fue a buscarlo la mujer, atravesó el río con él y le dijo que se fuera a acostar, pues ella se quedaría hasta que el chófer pasara a buscarla. No bien míster Mount se hubo marchado, Célie regresó al bote, corriendo y tropezando entre los canteros, cortó la amarra por segunda vez (era mucho más baja que su ex marido) y se reunió con Walter en Rundel Croft. En el ínterin, éste había embutido el cadáver en un sobretodo grueso y puesto un periódico en el bolsillo, para sugerir que había estado realmente en Whynmouth.
Su intención era dejar el cadáver en el bote del almirante, pero como creyó que era el amarrado por la proa, lo puso en realidad en el del vicario (donde éste, por descuido, había dejado su sombrero), y, después de remolcarlo hasta la mitad del río, lo soltó a la deriva. Al desembarcar, Célie advirtió el error, pero demasiado tarde, pues los pasos de Holland resonaban ya sobre la grava.
Walter se precipitó al estudio, y haciéndose pasar una vez más por el almirante, mostró a Holland el documento falsificado, que después dejó en un sobre para Elma. (Ella sabía que se trataba de una falsificación.)
Holland regresó al hotel por la puerta, cuyo pestillo había dejado descorrido, y Walter se alejó con Célie en su coche.
Cuando fue descubierto el cadáver, Elma, convencida de la culpabilidad de su hermano, se apresuró a contraer matrimonio con Holland para no perder otra oportunidad de casarse. La precipitación de Holland fue simplemente un rasgo caballeresco, pues pensó que su prometida podía estar bajo sospecha.
Denny, al escuchar de labios de Emery que se habían sustraído algunos documentos del escritorio, corrió a Londres para saber qué destino iban a correr los que lo comprometían.
Mount encontró el trozo suplementario de la amarra colgado del poste y, sin explicarse bien su significado, lo destruyó para encubrir a su esposa, razón por la cual borró también los rastros de sus pasos en el cantero.
El vestido blanco, usado por Elma para atraer al vicario y persuadirlo a conceder el divorcio, fue llevado a Londres porque era lo más parecido a un vestido de novia que tenía en su guardarropa.
El momento exacto del crimen, y la distancia exacta hasta la que fue remolcado el cadáver, son puntos que deben ser fijados por los peritos en mareas. Walter quiso crear la impresión de que el bote había sido arrastrado por la corriente todo el trayecto desde Whynmouth, o gran parte de él. La llave fue dejada por Celia en el bote del almirante, para sugerir que Penistone había dejado cerradas todas las puertas al salir para Whynmouth, y sin duda lo hubiera conseguido de no haber mediado la confusión de Walter entre ambos botes. Célie tenía una llave falsa de la puerta ventana y otra del escritorio.
Los cómplices supusieron que no se prestaría fe a la historia de Holland, y que se sospecharía que había dado muerte a Penistone en Whynmouth o en sus inmediaciones, aproximadamente a las 11.