12
—¿SOS? —Lisa Duncan tenía el cuaderno de Nabinger en la mano—. No lo entiendo.
Todos los presentes levantaron la mirada cuando el rugido de un trueno lejano retumbó en el inferior de la tienda. La tormenta no parecía estar por menguar.
—Yo tampoco —afirmó Nabinger—. Pero eso es lo que dice. Tiene sentido que los Airlia usaran la muralla si estaban en China. Hicieron lo mismo en Egipto con la esfinge y las pirámides.
—Un momento —interrumpió Turcotte—. ¿De qué habla? No sabía que había algún mensaje en el modo en quo fueron construidas las pirámides. Me dijo que la superficie plana de las pirámides cuando estaban revestidas de su recubrimiento original de piedra caliza blanca podía enviar una imagen de radar inmensa al espacio exterior, pero no que había un mensaje en esa imagen.
Nabinger sacudió la cabeza.
—No, no en la imagen de radar, sino en la imagen terrestre cuando uno está cerca. Quizá fuera como un símbolo secreto conocido solamente por los Airlia. Pero los arqueólogos hace tiempo que saben, incluso antes de que conociéramos la existencia de la cámara inferior y las runas superiores, que el modo en que están ubicadas las dos pirámides más grandes, si uno se ubica a la derecha de la Esfinge y alinea los tres objetos, muestra un símbolo jeroglífico con la cabeza de la esfinge entre las dos pirámides. —Hizo un esbozo en su cuaderno, dibujando dos pirámides, un bosquejo rústico de la cabeza de la esfinge entre ambas y una línea recta debajo.
Turcotte estaba más interesado en el mapa de China y en entender el panorama general antes de tratar de comprender los detalles y distintas partes.
—Joder, mirad esta cosa. ¿Cuánto tardaron en construir la Gran Muralla?
Kelly había abierto su ordenador portátil y estaba abriendo el contenido del CD-ROM que había insertado.
—Aquí lo tengo. Veamos. La Gran Muralla tiene más de dos mil cuatrocientos kilómetros de largo. Se convirtió oficialmente en la Gran Muralla en el siglo III antes de Cristo, cuando el emperador Shi Huangdi de la dinastía Ch’in unió diferentes murallas que se habían construido en épocas anteriores. Shi fue el primer emperador que unificó China. —Kelly desvió la mirada del ordenador y se concentró en el mapa—. Esta sección donde se ve el símbolo es más que nada parte de esas murallas que fueron construidas mucho antes.
—¿Entonces es posible que se haya construido en la época en que los seguidores de Aspasia luchaban contra los rebeldes? —quiso saber Turcotte.
—Sí.
—Pero llevaría cientos de años construir semejante cosa, ¿o no? —preguntó Turcotte.
Kelly negó con la cabeza.
—No. Según lo que dice aquí, la mayor parte de la muralla fue construida en menos de diez años. Se usaron millones de campesinos para su construcción y los cadáveres de aquellos que morían en la labor fueron incorporados a la estructura de la muralla. Basándonos en eso, es posible que esta sección se haya construido en un período relativamente breve si había un líder fuerte que deseaba que se terminara. Recordad, China siempre ha contado con mano de obra para hacer este tipo de tareas.
Turcotte se inclinó hacia delante para mirar más de cerca el mapa y, al hacerlo, rozó a Lisa Duncan. Ella no se apartó, pero se inclinó hacia delante también para ver el mapa.
—Mirad —dijo Turcotte—. Esta parte del mapa en realidad no parece seguir una línea de defensa natural. Este río de aquí habría complementado la defensa de la muralla, pero la muralla no sigue su curso. Tiene razón, esto fue construido para que se viera el símbolo en runa superior desde el espacio, no para construir el perímetro defensivo más efectivo posible dado el terreno. ¿Cómo coño lograron los Airlia que los chinos la construyeran?
—¿Cómo hicieron que los egipcios construyeron las pirámides? —preguntó Nabinger a su vez.
—Aspasia nos dará la respuesta —afirmó Reynolds desde donde se encontraba, al otro lado de la tienda, sentada al borde de un catre.
—Sabéis —afirmó Turcotte—. A pesar de todos sus esfuerzos por evitar que su presencia influyera en nuestro desarrollo, Aspasia hizo un trabajo bastante mediocre. —Se le ocurrió algo—. Quizá lograron que esa gente construyera eso del mismo modo en que lograron que el general Gullick y los de Majestic12 intentaran hacer volar la nave nodriza. Quizá controlaron sus mentes a través del guardián. —Turcotte tamborileó sobre el mapa con el dedo—. Eso significaría que hay otro guardián aquí, en Qianling.
Se produjo un silencio momentáneo en la tienda.
—Lo que quisiera saber —dijo Lisa Duncan finalmente— es por qué los rebeldes querrían transmitir un SOS de esa manera a alguien que lo pudiera ver desde el espacio.
—Eso se relaciona con algo que me inquieta desde hace un tiempo —respondió Nabinger—. Después de enteramos de que los Airlia habían escondido el arma nuclear en la Gran Pirámide, decidimos que la pirámide misma probablemente fue construida como una baliza espacial. Lo que me perturbaba de esa conclusión era: ¿por qué querrían los rebeldes enviar una señal hacia el espacio? ¿A quién le querían enviar una señal a través de la Gran Pirámide?
—¿Y a quién —continuó Duncan— le pedían ayuda a través de la Gran Muralla? —Caminó hasta la cafetera que había sobre la mesa de campamento y se sirvió una taza. Alzó una taza vacía en dirección a Turcotte y este asintió.
—Usemos la lógica —dijo Turcotte—. Con la pirámide, buscaban atención. El símbolo de la Gran Muralla tenía el objetivo de enviar un mensaje después de haber llamado la atención. Así lo hubiera hecho yo.
—¿Hacer el qué? —le preguntó Duncan mientras le entregaba el café.
—Hubiera enviado un mensaje al espacio exterior con la tecnología y la mano de obra disponibles en la Tierra en ese momento si hubiera perdido mis medios principales de comunicación —afirmó Turcotte—. En las Fuerzas Especiales, una de las primeras cosas que aprendemos en el entrenamiento es que siempre hay que tener una forma de comunicarse con la base. Una forma primaria, una de respaldo, una de emergencia y una de último recurso. Creo que este símbolo construido en la Gran Muralla fue su último recurso.
—Un momento —intervino Duncan—. Estos alienígenas eran rebeldes, descastados. Aspasia los había derrotado, destruyó su asentamiento en la Atlántida, y los esparció por la superficie del planeta. Vuelvo a mi pregunta inicial: ¿con quién trataban de contactar? Uno pensaría que, si eran rebeldes, no querrían llamar demasiado la atención.
—¿A los Kortad? —sugirió Nabinger—. Quizá no eran rebeldes. Quizá también eran traidores.
—¿Y quienes construyeron esta parte de la Gran Muralla fueron los mismos que colocaron la esfera de rubí en el Gran Valle del Rift? —preguntó Turcotte—. ¿Es esa la conexión con China?
—Creo que sí —afirmó Duncan—. Tiene sentido.
—Estáis dando palos de ciego —intervino Reynolds, pero los demás la ignoraron.
—Ya sabéis —dijo Nabinger en tono dubitativo—. El guardián me transmitió algo bastante confuso justo antes de perder el contacto. No se lo dije a la UNAOC porque no sabía si lo que vi fue un registro de la realidad, o algo que el ordenador estaba inventando.
—¿Qué vio? —preguntó Turcotte.
Nabinger se frotó las sienes.
—Creo que es posible que haya sido la destrucción de la Atlántida por la nave nodriza. Fue muy confuso.
—Aspasia podrá aclararlo todo cuando se despierto y vuelva a la Tierra —afirmó Kelly—. Solo tenemos quo esperar.
—El que espera, cede la iniciativa —afirmó Turcotte en voz baja.
—¿Qué? —lo increpó Kelly.
—Dije que el que espera, cede la iniciativa —repitió Turcotte para que todos lo oyeran—. Es una máxima de combate. La victoria por lo general es de quienes conservan la iniciativa.
—¡Dios mío! —exclamó Kelly—. Esto no es una guerra.
—No sé cuál es la situación —afirmó Turcotte—. No sé qué está pasando. Lo único que sé es que recibimos dos mensajes de una maldita máquina de Marte, y todo el mundo se prepara como si fuera el segundo advenimiento de Cristo. Bueno, al menos yo querría averiguar un poco más acerca de la verdad, mientras esperamos que Aspasia despierte, o se descongele, o lo que coño esté haciendo allí.
—Yo también —afirmó Lisa Duncan. Alzó las manos cuando Reynolds se puso de pie, con enfado—. Calmémonos un poco. ¿Qué más vio de la Atlántida, profesor?
Nabinger hizo una mueca.
—Gente que se moría. Buques que zarpaban, tratando de escapar. Por eso creo que la teoría difusionista es… —Hizo una pausa al recordar de repente—. Naves. Naves espaciales. Siete. No eran agitadores, sino más grandes. Se marcharon justo antes de que llegara la nave nodriza.
—¿Adónde se marcharon? —quiso saber Turcotte.
—Hacia el cielo.
—Los rebeldes escapando —resumió Duncan.
—Sí, eso debió ser —concordó Nabinger.
—¡Entonces sí lograron escapar! —Turcotte volvió a clavar la mirada en el mapa de China. Clavó el dedo en el mapa—. Apuesto a que fueron aquí. —Levantó la mirada—. Y si Aspasia y su gente se están despertando, ¿quién nos dice que los rebeldes no lo están haciendo también? Y creo que la única forma en que vamos a averiguar más es si vamos a China, entramos a esa maldita tumba y vemos qué hay escrito allí. Debemos encontrar el ordenador guardián, si hay uno allí. Si fueron los rebeldes los que construyeron esta parte de la Gran Muralla, entonces quizá debemos averiguarlo lo antes posible y no esperar a Aspasia. Después de todo, su ordenador guardián de la Tierra parecía lo suficientemente preocupado al respecto como para enviar una misión de reconocimiento de los cazas Fu.
—No es tan fácil ir hasta allí —afirmó Duncan—. Hay muchos conflictos en China en este momento. Por lo que tengo entendido, Taiwán está presionando considerablemente por debajo de la mesa para tratar de derrocar el régimen de Beijing en medio de todo este embrollo. China ha salido de las Naciones Unidas para protestar por las acciones de la UNAOC. Creo que el gobierno de Beijing no tiene ni idea de qué hacer para lidiar con esta situación del contacto alienígena y están haciendo lo que China ha hecho siempre: replegarse. Se han cerrado todas las fronteras y se ha cortado la comunicación con el mundo exterior. Y no solo eso —continuó—, no creo que la UNAOC esté demasiado entusiasmada acerco de hacer algo que pueda fastidiar el regreso de Aspasia.
Turcotte se cruzó de brazos y miró a Lisa Duncan.
—Tú eres el oficial de alto rango aquí. Es tu decisión. Recuerda: también trabajas para el gobierno de los Estados Unidos. Yo digo que pasemos por alto a la UNAOC y recurramos a nuestra jerarquía de mando.
—Ya he decidido hacer eso —respondió Duncan.