El vivo es, además, un resentido. Su minúscula gloria se amasa con la desgracia del prójimo. Disfruta de la humillación del otro, del pobre punto, porque la ha evitado para sí. Es la humillación que en realidad merece él mismo —por incapaz y tramposo—, y que teme recibir. Sabe, aunque lo niega, que no es gran señor ni invicto guerrero. Es apenas un actor mediocre que se defiende con sable de lata. Su terror al ridículo deriva de su pánico al desenmascaramiento. Por eso no le importa el sufrimiento de los burlados, los desplazados, los estafados. La única persona que nunca debería ser postergada o vencida es él. Sería su derrumbe total.

De la centenaria picaresca española y de la ideología que prevaleció entre los hidalgos heredó su desdén por el esfuerzo. «El vivo vive del zonzo y el zonzo de su trabajo», repite para su menguada conciencia. La prestidigitación de la viveza arrima algún dinero a sus manos, sin que las deba mortificar en duras tareas. Así pensaban los hidalgos, y así siguieron pensando generaciones de descendientes; la viveza tiene un lamentable carácter estructural.

En los años de la conquista y la colonización, América era fabulosa por sus excedentes de oro y plata. Bastaba recoger una fortuna ya hecha. O quitársela a los indios. Por las buenas si la cosa venía fácil, o por las malas si se ponía complicada. No era preciso rebajarse al nivel de la servidumbre o de la esclavitud, porque no era digno de hidalgos. La consigna tácita decía: No hay que producir, sino apropiarse de los productos. Y para apropiarse no hay que trabajar, sino ser vivo. La historia abunda en ejemplos.

Pero la historia no siempre aclara quién es el burlador y quién es el burlado. Uno y otro descienden de conquistados y conquistadores, de criollos, mestizos e inmigrantes. Hubo suficiente movilidad para que el burlado pase a ser burlador y viceversa, generando confusión. Ahora bien; puede una persona ocupar diferentes roles, pero los roles nunca dejan de estar presentes, con definición inconfundible.

Demos ahora otra vuelta de tuerca.