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ellip; de la luna de Borleias —siguió diciendo la imagen de Corran—. Sé que la decisión de dejarme allí no fue fácil.

Wedge entrecerró los ojos.

—«¿La luna de Borleias? ¿Cómo puede haberlo sabido? Un momento, un momento…».

—Quiero que sepa que no le reprocho mi abandono. Para demostrárselo, le he sacado un poco de Reserva de Whyren a Emetrés y un ryshcate debería estar a punto de salir del horno para cuando aterrice.

—¡Wahoooo! —aulló Gavin por el comunicador.

Wedge activó su unidad de comunicaciones.

—Horn, si no estás muerto… Bueno, te juro que pronto lo estarás. La imagen de Corran se echó a reír.

—Yo también me alegro mucho de verle, comandante. Bienvenido a casa.

**

Wedge se recostó en su asiento y alzó el vaso medio lleno delante de él para que la luz del centro de la sala de descanso hiciera brillar el líquido ambarino que contenía. Su calor químico, ayudado y reforzado por el hecho de poder ver a Corran con vida e ileso, había conseguido expulsar los escalofríos de su estómago y había derretido la tensión acumulada en sus hombros y su cuello. Wedge subió los pies hasta dejarlos apoyados en la mesa y empezó a relajarse por primera vez desde hacía mucho tiempo.

Pensándolo bien, el mensaje de Corran había tenido bastante gracia. Wedge contempló cómo su joven teniente de ojos verdes cortaba el ryhscate caliente y lo iba repartiendo entre los otros pilotos del escuadrón. Todos estaban muy emocionados por su supervivencia y por el éxito alcanzado. Wedge sabía que todos se habían sentido tan horrorizados como él en cuanto las pantallas de sus cabinas empezaron a mostrarles el mensaje, pero nadie se había sentido más aliviado que su comandante cuando la verdad les fue finalmente revelada.

«La broma no ha estado nada mal, Corran. La pagarás muy cara, desde luego, pero ha tenido su gracia…».

Wedge le lanzó una rápida mirada de soslayo a Tycho.

—No puedo creer que le permitieras enviar ese mensaje.

El alderaaniano se encogió de hombros.

—La expresión de perplejidad que apareció en tu cara mientras le escuchabas hablar fue todavía más deliciosa de lo que me había imaginado.

—No olvidaré esto, capitán Celchu.

—Y además, ardo en deseos de ver cómo se lo haces pagar a Corran. —Tycho tomó un sorbo de su lum—. Confío en que se te ocurrirá una buena venganza.

—Puedes estar seguro de ello. —Wedge tomó otro sorbo de whisky y permitió que el líquido reposara sobre su lengua durante unos momentos. Tragar aire con los labios ligeramente entreabiertos hizo que el potente aroma a maderas invadiera su cabeza, y después Wedge tragó el whisky y sonrió—. Corran ha vuelto de entre los muertos, y además tengo entendido que tú también has resucitado. ¿Tres bizcos?

Tycho asintió solemnemente.

—Dos de ellos estaban tan cerca que incluso Emetrés hubiese podido destruirlos. El tercero se encontraba a una distancia media, así que no fue un mal tiro.

—El equipo de seguridad de la Alianza no se ha tomado demasiado bien eso de verse confinado en tus alojamientos, naturalmente.

—No, desde luego. Cuando los hicimos prisioneros se pusieron bastante furiosos. —El oficial ejecutivo torció el gesto—. El problema era que teníamos una posible filtración de seguridad, pero explicar todo lo que hubiésemos tenido que explicar nos habría impedido llegar a Borleias a tiempo de advertirte, suponiendo que eso fuera lo que necesitábamos hacer, claro.

—Pedir perdón siempre resulta más fácil que pedir permiso —dijo Wedge, y soltó una risita—. Yo había estado planeando hacer más o menos lo mismo para el viaje de vuelta a Borleias. Bien, espero que ese problema de seguridad ya esté bajo control…

—Creo que sí. Pero acabar de atar los cabos sueltos significará pasar mucho tiempo con Emetrés.

—Haz que Corran se ocupe de ello.

Tycho meneó la cabeza.

—Uuuuf… Ni siquiera yo creía que estuvieras dispuesto a ser tan repugnantemente vengativo.

—Bueno, después de todo dirigir una unidad no es un juego adecuado para jóvenes. —Wedge bajó los pies al suelo y dejó su vaso encima de la mesa al ver que Corran venía hacia ellos con dos trozos de ryshcate—. Huele muy bien.

—Lo ha hecho Mirax. —Corran le alargó el otro trozo a Tycho—. Los corellianos lo utilizan para las celebraciones.

Wedge contempló su trozo de pastel.

—Haber conseguido sacarle con vida de Borleias es algo que merece ser celebrado, como también merece ser celebrado el que el nuevo gran piloto de la Alianza sea un miembro del escuadrón.

Corran puso cara de sorpresa.

—¿Está hablando de mí?

—No. —Wedge dirigió una sonrisa al hombre que acababa de incorporarse a la celebración con un cierto retraso—. Felicidades, Bror Jace. El trío de presas que se cobró entre los interceptores que nos estuvieron siguiendo durante nuestra salida del sistema de Pyria le ha colocado en veintidós victorias. Ha superado al teniente Horn por una.

Una gran sonrisa iluminó el rostro del thyferrano, y sus ojos azules resplandecieron de puro orgullo.

—Gracias, comandante. —Bajó la mirada durante unos momentos, y después aceptó el trozo de pastel que le estaba ofreciendo Mirax—. Es una buena noticia, y me ayuda a soportar un poco mejor la que acabo de recibir.

Wedge dejó su pastel junto a su vaso de whisky.

—¿Cuál es esa otra noticia?

—El mensaje que me estaba esperando procedía de Thyferra. Mi tío abuelo, nuestro patriarca, se está muriendo. Los androides médicos le dan dos semanas de vida como máximo. Ni siquiera el bacta puede curar la vejez.

—Lo siento muchísimo, señor Jace…, Bror. —Wedge volvió la mirada hacia su oficial ejecutivo—. Tycho, ¿podría…?

—No habrá absolutamente ningún problema, Wedge. —Tycho se levantó—. El permiso por razones de compasión no sería admitido, pero si enviamos a nuestro piloto a casa para que lleve a cabo una gira de reclutamiento, creo que el cuerpo diplomático nos prestará su apoyo. Podrá partir tan pronto como haya terminado de ocuparse de su ala-X, señor Jace.

—Gracias.

Corran le ofreció la mano a Bror.

—Lamento saber que tu tío está tan enfermo. También lamento perderte, pero en cambio me alegro enormemente de que volaras tan bien.

—Y yo también me alegro de que tú volaras tan bien. —Bror estrechó la mano de Corran—. Me encantaría poder darte otra oportunidad en este tipo de competición, pero no quiero que exista ni la más mínima sombra de división dentro de este escuadrón.

—Estoy totalmente de acuerdo contigo —dijo Corran, y después cogió un trocito de pastel de la bandeja y se lo metió en la boca.

Todo el mundo siguió el ejemplo de Corran y mientras masticaba, y durante un segundo, Wedge se sintió como si hubiera vuelto a Yavin 4 y estuviese engullendo a toda prisa una frugal comida antes de que él y sus amigos despegaran para iniciar el ataque contra la Estrella de la Muerte. Sabía que no era el sabor del ryshcate lo que había hecho volver aquel recuerdo a su mente, porque en Yavin 4 no disponían ni del tiempo ni de los ingredientes necesarios para crear algo tan cercano al capricho. «No… Es la sensación de unidad la que me ha hecho volver al pasado. El espíritu del núcleo va existía incluso antes de que se formara el Escuadrón Rebelde. Fue el alma del escuadrón, y sigue estando ahí. Esta unidad sigue siendo el Escuadrón Rebelde. No es que haya renacido, sino que se limita a seguir existiendo tal como debía ser…».

—Si se me permite me gustaría hacer un brindis, amigos míos. —Wedge levantó su vaso, y los demás se le unieron—. Por el Escuadrón Rebelde, por los amigos que hemos perdido y las batallas que hemos librado, y por el terror que nuestro regreso traerá a nuestros enemigos.