17

Wedge estaba sentado con la espalda apoyada en el grueso muro de la Gran Sala de lo que en el pasado había sido el Palacio del Gobernador Planetario de Talasea. El título era bastante más impresionante que el edificio y la estancia que describía. Construido con gruesas vigas de la oscura madera nativa y yeso esparcido sobre tablillas de madera, le recordaba la clase de edificaciones que había visto en los museos de Corellia. «Es algo así corno el colmo de lo primitivo…».

La incongruencia se volvió repentinamente perceptible mientras contemplaba cómo sus pilotos, sentados alrededor de un par de mesas centrales, usaban sus manos para describir los virajes y maniobras que habían ejecutado durante lo que ya habían empezado a llamar la Gran Victoria de Hensara. Hubiesen podido traer sus paquetes sensores y haber introducido el contenido en el holovisor de pantalla panorámica que había en una esquina de la sala, pero el artefacto seguía estando desconectado. Al contar las historias de viva voz los pilotos compartían no sólo lo que habían hecho —algo que hubiera sido mostrado con el máximo detalle posible por los datos sensores—, sino también lo que sentían al respecto.

«Y al hacer eso sabrán que todos forman parte de la misma unidad, y que en realidad son uno sol…». Wedge inclinó su silla hacia atrás hasta que el respaldo quedó apoyado en la pared, y luego volvió la cabeza hacia los dos alderaanianos que compartían su mesa con él.

—Hoy han hecho un buen trabajo ahí fuera.

Tycho sonrió de oreja a oreja.

—Estuvieron mejor que bien, porque la verdad es que estuvieron realmente espectaculares. Registramos treinta y cuatro victorias sobre un máximo posible de treinta y seis, y no hubo ninguna pérdida. Si no hubiera estado allí, creería que era pura propaganda.

Afyon levantó la mirada de una jarra apenas tocada del equivalente local del lum.

—Saben tan bien como yo que tuvieron una suene increíble, caballeros. Puede que esos chicos sean los mejores pilotos de la galaxia, pero vaporizar cazas TIE no hará que Coruscant caiga en nuestras manos. Eso va requerir un tipo de operación situado muy por encima de cualquier cosa que puedan llegar a hacer unos cuantos pilotos.

Wedge dejó su jarra de lum encima de la mesa.

—Capitán, llevo tanto tiempo en esta rebelión como usted. Todavía me acuerdo de la batalla de Endor, y sé que la Eridain luchó valerosamente.

—Gracias, comandante Antilles, pero fue a usted a quien exhibieron por toda la Nueva República como el héroe que salvó a la Rebelión.

Los luminosos ojos azules de Tycho se entrecerraron.

—Supongo que ya sabe que el comandante Antilles destruyó la Estrella de la Muerte, y que sobrevivió a la misión contra la otra Estrella de la Muerte.

—Lo sé, y sé que usted también estuvo allí. —Afyon se recostó en su asiento y frunció el ceño—. Oiga, no estoy diciendo que no se merezca el reconocimiento de que ha sido objeto, y tampoco estoy diciendo que su gente no se merezca la pequeña fiesta de que está disfrutando. Meterse en la carlinga de un caza no es lo más fácil del mundo, y los pilotos de caza tienen muchas más probabilidades de morir que la gente que viaja conmigo…, pero nuestra contribución a esta rebelión es tan importante corno la suya.

Wedge asintió lentamente.

—Ya lo sé, capitán, y si la Eridain no hubiese estado allí hoy para hacer que el Devastación se lo pensara dos veces y acaban decidiendo que entablar combate con nosotros no era tan buena idea después de todo, tendríamos que haber huido del sistema dando un salto a ciegas.

Afyon meneó la cabeza.

—No crea que está hablando con un soldado de las tropas de asalto, Antilles, y no se piense que me creo todo lo que me dicen. Estoy seguro de que se habrían lanzado sobre el Devastación. ¿Qué es un crucero de ataque para unos tipos que convirtieron dos Estrellas de la Muerte en agujeros negros?

El corelliano inclinó su silla hacia adelante hasta que las cuatro patas volvieron a quedar apoyadas en el suelo.

—La Nueva República podría lanzar una gran campaña publicitaria asegurando que tanto yo como este escuadrón somos inmortales e inmunes al peligro, pero no creo que usted se la tragara. Dos de nosotros, sólo dos, sobrevivimos a Yavin… Media docena sobrevivió a Hoth, y sólo cuatro de nosotros logramos salir con vida de Endor. En lo que a mí concierne, las Estrellas de la Muerte supieron estar a la altura de sus nombres.

—Bueno, pues ahora este escuadrón tiene que saber estar a la altura de su nombre. La Nueva República lo está utilizando como símbolo porque siempre resulta más fácil conseguir que la gente no vea el coste en sangre que tiene la guerra cuando puedes celebrar los esfuerzos heroicos de media docena de personas. Luke Skywalker es fácil de admirar, e inspira el deseo de seguirle. Han Solo es un hombre que surgió de la nada para convenirse en un héroe y casarse con una princesa de sangre real. Yo soy algo así como la quintaesencia del soldado que sabe hacer muy bien su trabajo. Pero ¿en qué consiste ese trabajo? Pues en dos cosas: neutralizar imperiales y, la parte que me tomo más en serio, conseguir que mi gente siga con vida.

Wedge deslizó los dedos por entre sus cabellos castaños.

—El que hoy lo hiciéramos bien o tuviéramos suerte carece de importancia…, y preferiría que se tratase de lo primero a tener que confiar en lo segundo. Lo que importa es que todos sobrevivimos, y eso es lo más aproximado a un milagro que espero ver en toda mi vida. Lo que no hay que olvidar es que no puedo confiar en nuestra suene o en nuestra habilidad. No puedo permitirme llegar a creer que lo hicimos todo muchísimo mejor que el adversario, y no puedo permitir que mis pilotos lo crean. Si llegan a creerlo, morirán corriendo riesgos que jamás hubiesen debido correr.

Afyon se chupó los dientes durante un segundo.

—Tiene razón. Supongo que lo que me ocurre es que me acuerdo de las Guerras Clónicas y de la forma en que repartían las etiquetas de «héroe…». Cualquiera pensaría que una docena de Jedis y dos docenas de pilotos temerarios ganaron todas las batallas sin ayuda de nadie, ¿verdad? Ni siquiera todos los años que pasé luchando por la paz, al igual que hizo la mayoría de la gente en Alderaan, han conseguido disipar esa sensación de injusticia en lo que respecta a los méritos de la guerra que se había adueñado de mí. Qué extraño, ¿verdad? Deseaba la paz lo suficiente como para defender el proceso de desarme de mi planeta natal, y sin embargo seguía ardiendo en deseos de que reconocieran mi parte de mérito en lo referente a la guerra…

El otro alderaaniano presente en la mesa meneó la cabeza.

—Uno de los problemas que todos tenemos es el de que intentamos pensar en nosotros mismos utilizando términos generales, y eso disimula algunas de las inconsistencias que nos hacen ser quienes somos. Vemos a todos los imperiales como rancors, y ellos nos ven a todos como nerfs. El mero hecho de que los veamos como un frente unido ya es ridículo, de la misma manera que no todos nosotros estamos unidos…, tal como demuestra esta discusión.

Afyon sonrió.

—No había oído esa clase de razonamientos filosóficos desde que nuestro mundo…

Tycho asintió solemnemente y apretó el hombro de Afyon con su mano derecha.

—Lo sé, lo sé. —Sonrió y volvió la mirada hacia los pilotos que ocupaban el centro de la sala—. Me temo que este grupo no inspira ese tipo de filosofía, y agradezco tener la ocasión de poder compartirla con otro alderaaniano.

Wedge miró a los pilotos y después echó su asiento hacia atrás hasta que el respaldo chocó con la pared en el mismo instante en que el twi'lek se levantaba. Nawara Ven extendió una de sus colas cefálicas sobre el hombro igual que si fuera un pañuelo para el cuello, y después se tambaleó ligeramente. Wedge no estaba seguro de si la causa de aquella leve pérdida del equilibrio había que buscarla en la despreocupación con que había manejado su cola cefálica o en la bebida. El lum destilado por el equipo de tierra poseía la potencia del brandy corelliano y —al menos según Gavin— el estimulante aroma de un herbívoro de Tatooine en celo.

Nawara consiguió permanecer casi totalmente erguido mientras avanzaba con paso un tanto vacilante por entre las mesas hasta detenerse delante de Wedge.

—Disculpadme, nobles líderes, pero solicito que vuestras estimadas personalidades actúen como tribunal a fin de que dictaminen sobre una cuestión. —El twi'lek se llevó una mano al pecho—. Debido a mi pasado de profesional de la justicia, se me ha designado como ahogado neutral para que les presente los casos.

Wedge no pudo reprimir una sonrisa.

—Adelante, abogado.

—Gracias, señor. —Nawara se volvió hacia los otros pilotos—. En primer lugar, tenemos el caso del peor piloto de la unidad. Permítanme presentarles a Gavin Darklighter, quien ha obtenido este galardón en virtud del hecho de no haberse anotado absolutamente ninguna victoria el día de hoy.

El claro alivio que había en los rostros de Lujayne Forge y Peshk Vri'syk resultaba mucho más fácil de interpretar que el fruncimiento de ceño de Gavin. Wedge sabía que el «premio» tenía que haberle herido profundamente, pero Gavin era joven. El resto del escuadrón había estado dispuesto a ser muy indulgente con él debido a su juventud, pero ese privilegio tenía sus límites y una duración determinada. En opinión de Wedge, Gavin no era ni con mucho el peor piloto, pero su falta de victorias iba a permitir que sus compañeros del escuadrón lo pasaran en grande torturándole un poco.

Nawara señaló a Gavin con una mano.

—El acusado se pondrá en pie.

Gavin permaneció sentado.

Bror Jace le agarró por el hombro de su traje de vuelo y le levantó de un tirón.

—Aquí está: el peor que tenemos. Al igual que los pilotos de los TIE, su total de victorias es cero.

El tono seco y cortante de la voz de Jace hizo que Shiel, el compañero de vuelo de Gavin, torciera el gesto. Una oleada de rojo inundó el rostro de Gavin, y los músculos de su mandíbula se tensaron cuando apretó los dientes. Jace se rió y tiró del hombro de Gavin, igual que un titiritero que estuviese manipulando una marioneta.

El twi'lek, que no parecía haber percibido la incomodidad de Gavin, sonrió al tribunal.

—Ya hemos decidido que debería emplearse alguna clase de castigo a fin de estimular una mejora en el comportamiento.

Wedge volvió la cabeza hacia los otros dos miembros del tribunal.

—¿Alguna idea, caballeros?

Tycho levantó un dedo.

—Me parece que convertir a Gavin en el aprendiz oficial del mejor piloto, haciendo que se encargue de sus recados y de todo ese tipo de cosas, quizá le proporcionaría la situación ideal para aprender a mejorar.

«Me gusta, Tycho. Corran no será demasiado duro con él, y la responsabilidad añadida le proporcionará otra cosa en que pensar que no sea tu situación…»., pensó Wedge, y asintió.

—Creo que es una buena idea. ¿Capitán Afyon?

—Claro. Puedo asegurar que me encantaría disponer de un ayudante que redactara todos los informes operacionales de la Eridain.

La sugerencia del capitán Afyon arrancó un gemido colectivo al escuadrón, por lo que Wedge decidió archivar en su memoria la amenaza de la preparación de informes con vistas a su futuro uso disciplinario.

—Me parece que ya dispone del dictamen que había solicitado, abogado.

El twi'lek saludó al tribunal con una gran reverencia y después se irguió lentamente y se volvió hacia sus compatriotas.

—Gavin Darklighter, se te sentencia a servir como ayudante del mejor piloto del escuadrón hasta que llegue un momento en el que dejes de ser considerado como el peor piloto.

Bror sonrió y administró un último tirón al traje de vuelo de Gavin.

—Estupendo. Puedes iniciar tu período de servicio trayéndome un poco más de lum.

Wedge frunció el ceño.

—¿Y de qué manera ha llegado a ser considerado usted como el mejor piloto del escuadrón, señor Jace? Sólo obtuvo cinco presas, y el señor Horn ha obtenido seis. Si establecemos un promedio sobre los dos últimos enfrentamientos, entonces el señor Horn dispone de cuatro y media, con usted, el señor Qrygg y yo empatados a dos y media. Si establecemos los totales, entonces usted tampoco obtiene un resultado superior.

Nawara sonrió, mostrando sus puntiagudos dientes.

—Acaba de mostrarnos el punto realmente crucial, señor. El señor Jace afirma que los porcentajes cuentan la verdadera historia. Destruyó a cinco de los seis bombarderos con los que se enfrentó, lo cual significa que eliminó al ochenta y cinco por ciento de los aparatos TIE con los que combatió.

Gavin se sentó y dejó escapar un gruñido.

—Y además se trataba de bombarderos enormes y lentos —dijo—. Nadie podría haber fallado semejantes blancos.

El twi'lek miró a Gavin, soltó una risita y prosiguió con su explicación.

—El señor Horn, por su parte, sólo eliminó a seis de treinta, lo cual le proporciona un porcentaje de presas del veinte por ciento. Wedge meneó la cabeza.

—Esto es ridículo. Los porcentajes no tienen nada que ver con esto.

—Si no le importa, señor… —Corran se levantó y fulminó con la mirada a Bror—. Estoy dispuesto a permitir que se utilicen los porcentajes como método de determinar las cosas.

—Adelante, señor Horn.

Corran se cruzó de brazos.

—¿Quieres una auténtica competición, Jace?

El thyferrano alzó la cabeza y, a su vez, le fulminó con la mirada.

—Es una oferta muy fácil de hacer para quien disfruta de la ventaja de ir en primer lugar.

—También estoy dispuesto a partir de un nivel de igualdad, e incluso te concederé esta ronda…, declarándote como mejor piloto hasta nuestra próxima misión. —Corran extendió los brazos y puso la mano derecha sobre el hombro de Gavin—. Lo que estoy dispuesto a hacer es establecer un promedio de las presas de Gavin con las mías. La que se cobró en Chorax se añade a mis nueve, y luego nos repartimos ese total. De esa manera quedamos iguales con un promedio de cinco victorias. Tú y yo somos ases, y ahora él también lo es.

—No hagas esto, Corran.

Corran se inclinó sobre Gavin y le guiñó un ojo.

—Confío en ti, chico. Sé que lo harás estupendamente.

—¿Empezamos estando iguales? —preguntó el thyferrano. Corran asintió.

—Y a partir de ahí o vamos sumando las presas tal cual o hacemos un promedio, según prefieras.

Bror enarcó una rubia ceja.

—¿Sigues estando dispuesto a establecer un promedio entre las presas del chico y las tuyas?

El corelliano volvió a asentir y palmeó el hombro de Gavin.

—¿Estás dispuesto a aceptar el desafío?

Wedge vio cómo las emociones en conflicto se agitaban sobre el rostro de Bror Jace. Resultaba obvio que quería enfrentarse a Corran en un mano a mano singular para demostrar que era mejor que él, pero las reglas que le estaba ofreciendo Corran jugarían en su favor. Cualquier presa que obtuviera Corran sólo contaría como media. A menos que Corran lo hiciera soberbiamente bien —obteniendo dos presas por cada una que obtuviese Bror— o que Gavin iniciara una racha de victorias, Bror ganaría con gran facilidad. La diferencia existente entre sus niveles de habilidades no era lo suficientemente grande para que Corran tuviera una auténtica probabilidad de vencer.

Los ojos azules de Bror se entrecerraron hasta quedar convertidos en dos rendijas árticas.

—Usaremos el promedio para que Gavin pueda seguir jugando. Pero tú y yo podremos pasar al mano a mano en cuanto yo lo decida.

—Por supuesto.

—Y dado que fuimos los que obtuvieron el mayor número de victorias en Hensara, tú y yo compartiremos la corona del mejor Piloto hasta la próxima misión.

Corran sonrió.

—Trato hecho.

Wedge dirigió una inclinación de caben a Corran, y luego alzó la mirada hacia el twi'lek.

—En virtud de este acuerdo, Bror y Corran son «comejores» pilotos, y Gavin tiene cinco victorias. ¿Correcto, abogado?

El twi'lek asintió.

—Si están de acuerdo, miembros del tribunal…

Los tres jueces asintieron y Nawara sonrió.

—Pues entonces todo resuelto.

—¿Y el peor piloto sigue teniendo que ejercer las funciones de aprendiz con respecto al mejor piloto?

Nawara volvió a asentir.

—El peor piloto sigue estando vinculado por ese acuerdo.

—Perfecto. —Wedge se levantó y le dio una palmada en la espalda—. Entonces, y dado que Gavin cuenta con cinco victorias, eso le convierte a usted, que sólo tiene una, en el peor piloto.

La palidez habitual del rostro de Nawara fue sustituida por una blancura digna de un fantasma.

—¿No hay apelación posible?

Wedge sonrió.

—Para usted probablemente no la hay, pero la idea de que sea el abogado y no su cliente quien tenga que cargar con la sentencia constituye una poderosa apelación a mi sentido del humor.

El twi'lek frunció el ceño y se acarició una de sus colas cefálicas.

—Vaya… Puede que eso de que el abogado que se tiene a sí mismo como cliente es un idiota sea verdad después de todo.

—Ésa es la razón por la que ahora es usted piloto, señor Ven —dijo Wedge, dejando escapar una suave carcajada—. Considere suspendida nuestra sentencia, por lo menos mientras dure esta celebración. Hoy hemos demostrado lo buenos que podemos llegar a ser, y mañana volveremos a los entrenamientos para asegurarnos de que sabemos con toda exactitud cómo lo hicimos a fin de poder seguir haciéndolo en el futuro.

**

Kirtan Loor se rascó la zona de carne rojiza y dolorida que tenía detrás de la oreja derecha. Le habían dicho que la roséola de Rachuk era un virus que afectaba a todos los que ponían los pies en aquel mundo. Rascar las zonas afectadas no parecía empeorar su estado, pero la irritación iba disminuyendo con el paso del tiempo. A Kirtan le resultaba particularmente molesta porque le impedía concentrarse, y lo último que necesitaba en aquella fase final de sus cálculos era una distracción.

Volvió a examinar los datos de Hensara, correlacionando las cifras y los registros sensores con los parámetros de eficiencia y actuación conocidos para los ala-X. Todas las naves del escuadrón parecían haber estado operando bajo dos desviaciones estándar de las especificaciones rebeldes. Eso le indicaba que las naves se encontraban en muy buen estado de mantenimiento, lo cual significaba que la Rebelión estaba invirtiendo considerables recursos en aquel escuadrón para asegurarse de que las naves siguieran funcionando.

Ese hecho, combinado con el espectacular índice de victorias, le inducía a creer que el Escuadrón Rebelde había estado en Hensara. La calidad de los datos visuales no era demasiado buena, pero las insignias y los cazas parecían encajar con las imágenes obtenidas por el Áspid Negro, lo cual también confirmaba la presencia del escuadrón en Chorax. Kirtan no disponía de ninguna confirmación objetiva de que el escuadrón hubiera sido el Escuadrón Rebelde, pero una comunicación interceptada incluía el nombre «Wedge», y además Kirtan creía haber oído algunos leves vestigios de la voz de Corran Horn en otros mensajes. La maniobra de inversión direccional que había acabado causando graves daños a un interceptor era puro Horn, lo cual proporcionaba a Loor todas las evidencias que necesitaba para etiquetar a los ala-X como el Escuadrón Rebelde.

El almirante Devlia no había quedado demasiado convencido, pero aun así accedió a enviar unidades para localizar la base del escuadrón…, si Kirtan era capaz de aislarla. El almirante Devlia había hecho esa oferta empleando un tono de voz que sugería que a Kirtan le sería totalmente imposible proporcionar dicha información.

Hubiese debido serlo, desde luego, y para la inmensa mayoría de personas lo habría sido. Mas Kirtan Loor se acordaba de muchas cosas que podían ser trivialidades para otros, pero que habían demostrado ser muy útiles a la hora de buscar la base del Escuadrón Rebelde. Tuvo que emplear unas cuantas asunciones previas sobre ellos y los efectivos con los que habían llegado, pero sus cálculos podían ser revisados con un cieno número de factores variables incluidos y, finalmente, todos los datos podían ser correlacionados con las situaciones sistémicas conocidas y las preferencias que guiaban a los rebeldes en el establecimiento de sus bases.

Varios ala-X habían entrado en la atmósfera de Hensara, por lo que habían dejado restos significativos de combustible ionizado en ella. El análisis espectral de esas huellas proporcionaba una cantidad de impulsión que, a su vez, proporcionaba una indicación de la cantidad de combustible utilizado por segundo de operación con motores sublumínicos. Todo ello encajaba con las especificaciones conocidas del ala-X. Los parámetros operativos de los motores sublumínicos no habían sido modificados, por lo que Kirtan supuso que los motores hiperespaciales también pertenecían al tipo estándar.

Las fuerzas de superficie de Hensara proporcionaron unos cuantos datos básicos sobre el vector de entrada y la velocidad de la fuerza rebelde. Trazar el curso a partir de ellos no había resultado terriblemente difícil, y los resultados le sugerían a Kirtan que la fuerza había iniciado su último salto desde el sistema de Darek. Utilizando las cifras de consumo de combustible para los motores hiperespaciales del ala-X, Kirtan pudo restar la cantidad correspondiente de combustible del peso de la nave.

Los datos del perfil de impulsión, el vector y la velocidad le proporcionaron pesos cambiantes para los ala-X a medida que iban consumiendo combustible durante su vuelo. El peso y el consumo de combustible finales parecían encajar con los perfiles operativos conocidos. Descartando la posibilidad de que hubieran hecho paradas para repostar durante el trayecto, la cantidad de combustible que Kirtan había calculado para ellos determinaba la distancia recorrida desde su base.

El agente de inteligencia tenía que dar por supuesto que todos los ala-X habían iniciado el viaje con los depósitos totalmente llenos, naturalmente, y eso se aplicaba igualmente al Patinaje del Pulsar y la Eridain, así como a la lanzadera de la clase Lambda presente en Chorax. El consumo de combustible y los límites de distancia para esas naves habían demostrado que eran más adecuadas para los viajes largos que los ala-X, como se podía esperar de unas naves más grandes, pero a pocas naves les gustaba aventurarse fuera del radio de autonomía de sus escoltas.

Incluso limitando la ruta al radio de autonomía de los ala-X, cada unidad seguía poseyendo la capacidad de recorrer una distancia considerable. Kirtan redujo un poco más el radio de alcance, basándose en la suposición de que los pilotos rebeldes se reservarían la cantidad de combustible suficiente para que sus ala-X pudieran entablar un combate individual o librar una acción de retaguardia a fin de permitir que las otras naves pudieran escapar. Eso reducía su autonomía aproximadamente a la mitad, y cuando se trazaba un diagrama esférico sobre un mapa de la galaxia para cada uno de los avistamientos del escuadrón, las esferas se intersectaban dentro de un área espacial relativamente reducida.

Esa tajada de espacio superpuesto contenía quinientos sistemas conocidos. Kirtan tachó de la lista todos los mundos realmente leales. También eliminó los mundos abiertamente rebeldes, porque el servicio de inteligencia disponía de espías más que suficientes en los semilleros verdaderamente activos del apoyo a los rebeldes para poder informarle de si el Escuadrón Rebelde había sido visto. La Alianza estaba dispuesta a obtener voluntarios y apoyo de esos mundos, pero prefería no ponerlos en peligro utilizándolos como base de operaciones.

Los mundos inhóspitos fueron trasladados a una lista secundaria. La base establecida en Hoth había demostrado que los rebeldes estaban dispuestos a esconderse prácticamente en cualquier sitio, pero las evaluaciones de la operación de Hoth y los datos obtenidos con posterioridad a la invasión indicaban que los rebeldes habían tenido serios problemas a la hora de modificar su equipo para que pudiese operar allí. De hecho, si los rebeldes no hubieran estado seriamente afectados por la derrota sufrida en Derra IV, probablemente nunca se habrían instalado en Hoth.

Como buenos oportunistas, los rebeldes tendían a preferir los mundos que ya disponían de estructuras que pudieran ser convertidas en instalaciones. Parecía como si cuanto más benigno fuera el mundo y más abandonado estuviese, más probabilidades habría de que la Rebelión fuese a elegirlo como base. Kirtan dudaba de que los rebeldes fueran conscientes de que se estaban dejando llevar por esa predilección a instalarse en las ruinas y utilizarlas para sus propios fines, y suponía que tenía bastante que ver con un deseo subconsciente de renovar la Antigua República. El mismo impulso que les obligaba a oponerse al Imperio exigía que se volvieran hacia aquellas cosas que eran más viejas que el Imperio para proporcionar a su movimiento una legitimidad que no poseía por sí mismo.

La lista final de mundos primarios sólo contenía diez nombres. Kirtan sometió esa lista al último proceso de selección, que había acudido a su mente casi como una inspiración repentina después de haber despertado de un sueño que incluía visiones de Ysanne Isard metamorfoseándose en un fantasma carmesí de Darth Vader.

Cuando llegaron a Chorax, los ala-X no esperaban verse tan bruscamente arrancados del hiperespacio. Eso quería decir que su vector de entrada, si era dibujado como una línea a través del espacio, apuntaría hacia el destino al que habían pretendido llegar. Kirtan incluyó esa línea en sus modelos de datos, y luego pidió al ordenador que clasificara los mundos candidatos según su proximidad a cualquier mundo presente en esa línea.

Un mundo mostraba una correlación perfecta con esa línea. Kirtan sonrió.

—Talasea, en el sistema de Morobe… —Introdujo los resultados que había obtenido en su cuaderno de datos personal y se levantó para ir al despacho del almirante Devlia—. Sabemos dónde estás, Escuadrón Rebelde. Y ahora… os aplastaremos.