NOTA A LA EDICIÓN DE 1967
Para todo libro de historia o de biografía, doce años transcurridos desde la primera edición constituyen un apreciable «momento de la verdad», debido a que el ritmo de las publicaciones y de las pesquisas está lejos de detenerse.
Es el lector, y no nosotros, el que debe decir si nuestro trabajo puede resistir la prueba.
Hemos querido aprovechar esta reedición para aportar a este libro ciertas correcciones y rectificaciones de detalle, sin cambiar nada de su arquitectura ni de su esencia.
No obstante, la publicación del muy importante catálogo de Georg Kinsky, terminado y publicado por Hans Halm1, exigía una revisión y hasta una refundición de nuestro propio catálogo cronológico; no lo hemos seguido ciegamente en todos sus puntos, pero nos ha resultado imposible no tenerlo en cuenta en una gran medida.
Es bastante fácil fijar los límites de la composición de una obra entre las fechas extremas de sus primeros borradores, por una parte, y de su publicación y su primera ejecución, por otra. Pero resulta menos fácil decir en qué momento exacto se ha efectuado lo principal del trabajo con vistas a su puesta al día. Y no es tampoco fácil proponer un orden de sucesión que resulte satisfactorio cuando no nos limitamos a fechar una obra, sino que buscamos sugerir una lectura –o una audición– de la obra completa de un creador entre tantos trabajos que se cruzan y se recortan más o menos sutilmente. Gracias sobre todo a los pacientes y fecundos trabajos de Kinsky y de Halm, gracias también un poco a nuestra tenaz búsqueda, el catálogo cronológico de la presente edición se presenta a la vez de una forma más rigurosa y más sugestiva que en 1955.
Sobre otros muchos puntos sólo podemos repetir nuestras propias palabras: una vez más no creemos haber llegado al límite de nuestra búsqueda. Los trabajos emprendidos y publicados desde la primera edición de nuestro libro nos parecen confirmar más que invalidar nuestros resultados e incluso en más de un punto nuestras hipótesis. Sin embargo, serían necesarios muchos otros grandes libros para poder empezar a hablar seriamente de Beethoven y todavía nos encontramos al principio. Pero todos los que le aman como nosotros le amamos saben bien que no hay un estímulo más eficaz ni más ardiente que su música para exigirnos a cada uno de nosotros que continuemos investigando.
J. y B. M.,
7 de febrero de 1967