Capítulo 19

Aunque me alegro de estar lejos de Liverpool, mis primeras semanas en América pasan muy despacio. Me lleva más tiempo del que esperaba acostumbrarme a las cosas. No tener mi propio espacio. No tener a mi familia y a mis amigos alrededor. Estar casi permanentemente trabajando.

Pero, sobre todo, estoy asombrada de lo poco que el cambio ha afectado a mis sentimientos hacia Jason. Estoy a miles de kilómetros de mi antigua vida y aun así está siempre en mi pensamiento. Bueno, ya no hago cosas como hincharme de llorar, como en el período que siguió al día de nuestra boda. Mis emociones no están tan a flor de piel como antes, pero sigo albergando ese horrible dolor sordo que nada puede alejar.

Sigo estando enfadada por lo que me hizo, lo que nos hizo, pero ya no es un sentimiento insoportable. Más que nada, lo echo de menos. Desesperadamente. Añoro sus brazos rodeándome, regocijarme en el abrazo que un día di por seguro.

Algunas mañanas me despierto sin recordar dónde estoy y me doy la vuelta esperando encontrarlo. Cuando me doy cuenta de que estoy en una cama individual yo sola, esa sensación me golpea como una tonelada de ladrillos.

También me sorprendo, más a menudo de lo que me creo, sumergiéndome en un mundo de ensueño en mitad del día, deleitándome en recuerdos de momentos claves de nuestra relación, como el día en que lo llevé a casa para que conociese a mis padres, hace tantos años. Me llegó el esfuerzo que hizo para impresionar a mi madre con el ramo de rosas amarillas más espectacular que haya visto.

Fingió disfrutar de su cocina, incluso aunque ella leyera mal la receta de la salsa verde11. El mejunje resultante contenía aproximadamente siete veces el número de anchoas que recomienda Rick Stein. Entre eso y las patatas Jersey Royal, tan duras que a papá se le cayó un empaste, me sorprende que volviera algún día.

Pero es que era maravilloso con mis padres. Supo ser tan encantador que estuvieron hablando entusiasmados de él durante semanas, desde sus fascinantes opiniones sobre lo último que ha salido en This Morning (mamá) hasta sus conocimientos sobre el estado actual del arbitraje en la Premiership (papá).

Jason provocaba el mismo efecto en mis amigos. Se podía ver cómo, cuando se lo presentaba, sus mentes rumiaban si sería tan maravilloso por vanidad (el tipo de tío que se gusta más a sí mismo que cualquier mujer y cuya única relación importante es con el espejo del cuarto de baño).

Pronto descubrieron, como yo, que a pesar de esa etiqueta de chico guapo, Jason era realmente simpático.

Por lo menos, me dejé todas sus fotos en casa cuando vine aquí. La idea era que, con el tiempo, no sería capaz de visualizar su imagen.

La teoría funciona, a veces. De vez en cuando, me resulta imposible traer a mi memoria una imagen exacta suya y me tengo que conformar con una frustrante silueta borrosa. Otras veces, su cara aparece tan nítida como el cristal.

En cualquier caso, no importa realmente, porque lo que amé —y todavía amo— no era el aspecto de Jason. Era todo el conjunto. Un conjunto que he perdido, definitiva y completamente.

Casada por los pelos
titlepage.xhtml
sec_0001.xhtml
sec_0002.xhtml
sec_0003.xhtml
sec_0004.xhtml
sec_0005.xhtml
sec_0006.xhtml
sec_0007.xhtml
sec_0008.xhtml
sec_0009.xhtml
sec_0010.xhtml
sec_0011.xhtml
sec_0012.xhtml
sec_0013.xhtml
sec_0014.xhtml
sec_0015.xhtml
sec_0016.xhtml
sec_0017.xhtml
sec_0018.xhtml
sec_0019.xhtml
sec_0020.xhtml
sec_0021.xhtml
sec_0022.xhtml
sec_0023.xhtml
sec_0024.xhtml
sec_0025.xhtml
sec_0026.xhtml
sec_0027.xhtml
sec_0028.xhtml
sec_0029.xhtml
sec_0030.xhtml
sec_0031.xhtml
sec_0032.xhtml
sec_0033.xhtml
sec_0034.xhtml
sec_0035.xhtml
sec_0036.xhtml
sec_0037.xhtml
sec_0038.xhtml
sec_0039.xhtml
sec_0040.xhtml
sec_0041.xhtml
sec_0042.xhtml
sec_0043.xhtml
sec_0044.xhtml
sec_0045.xhtml
sec_0046.xhtml
sec_0047.xhtml
sec_0048.xhtml
sec_0049.xhtml
sec_0050.xhtml
sec_0051.xhtml
sec_0052.xhtml
sec_0053.xhtml
sec_0054.xhtml
sec_0055.xhtml
sec_0056.xhtml
sec_0057.xhtml
sec_0058.xhtml
sec_0059.xhtml
sec_0060.xhtml
sec_0061.xhtml
sec_0062.xhtml
sec_0063.xhtml
sec_0064.xhtml
sec_0065.xhtml
sec_0066.xhtml
sec_0067.xhtml
sec_0068.xhtml
sec_0069.xhtml
sec_0070.xhtml
sec_0071.xhtml
sec_0072.xhtml
sec_0073.xhtml
sec_0074.xhtml
sec_0075.xhtml
sec_0076.xhtml
sec_0077.xhtml
sec_0078.xhtml
sec_0079.xhtml
sec_0080.xhtml
sec_0081.xhtml
sec_0082.xhtml
sec_0083.xhtml
sec_0084.xhtml
sec_0085.xhtml
sec_0086.xhtml
sec_0087.xhtml
sec_0088.xhtml
sec_0089.xhtml
sec_0090.xhtml
sec_0091.xhtml
sec_0092.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_000.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_001.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_002.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_003.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_004.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_005.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_006.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_007.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_008.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_009.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_010.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_011.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_012.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_013.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_014.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_015.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_016.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_017.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_018.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_019.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_020.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_021.xhtml