Casada por los pelos
A Zoe la han dejado plantada en el altar. Con su precioso vestido de novia y todos los invitados en la iglesia. Incapaz de soportar tamaña traición y los comentarios de la gente, se marcha a EEUU, intentando poner tierra de por medio y, sobre todo, mar.
Su llegada a Boston resulta algo atropellada, pues Zoe, dulce y simpática, atrae los momentos embarazosos como los árboles a los rayos. Y después de la llegada, los malentendidos continúan, pues supuestamente iba a cuidar a los hijos de la Sra Miller, pero acaba en casa de Ryan Miller, qué también tiene hijos a quien cuidar, pero que resulta ser malhumorado, intransigente, grosero, nada comprensivo, etc... y un seductor de la peor especie. Además de un bombón impresionante con un cuerpo de escándalo. Una tentación andante.
El resto es fácil de imaginar. Nuestra Zoe choca con Ryan y Ryan con ella. Los hombres como Ryan no se fijan en chicas como Zoe, y además Zoe sigue enamorada de Jason, su ex traicionero, y….