Salvado por el cinturón
Como madre, he sido bendecida. Tengo un hijo agradable, inteligente y bien parecido, que ha sido motivo de orgullo para mí durante estos años.
Cuando faltaban pocos meses para que Alan cumpliera dieciséis años, hubo una conferencia en el colegio acerca del cinturón de seguridad. Una de las presentadoras, Kathy Hezlep, había perdido a su hijo en un terrible accidente automovilístico el año anterior. Cuando se le pidió que les hablara a los jóvenes, mostró inicialmente cierta reticencia. La muerte de su hijo había sido algo muy duro. A menudo se sentía impotente y desanimada, y no creía que causara algún efecto el que le hablara a ese grupo.
Sin embargo, la directiva del colegio la persuadió de que hablara con los estudiantes. Kathy contó lo difícil que había sido su vida desde la pérdida de su hijo. Algunos días, tenía que hacer un esfuerzo para levantarse de la cama. Sus palabras salieron del alma y quedaron plasmadas en el corazón de Alan. Habló desde su corazón y mi hijo recibió estas palabras en su corazón. Recuerdo que mi hijo regresó del colegio aquel día y conversamos acerca del accidente. Pensamos que era interesante el que ella fuera una madre soltera (como yo) y que su hijo, Ryan, fuese su único hijo (al igual que Alan).
Pues bien, finalmente el gran día llegó. El estado de la Florida, con su infinita sabiduría, inequívocamente le había concedido a mi "niño" una licencia para conducir un arma mortal en potencia. El Estado de la Florida le concedió a mi "niño" una licencia para conducir. En aquel momento, pensé que el sentimiento más horrible que podía experimentar era ver cómo mi único hijo partía solo en mi auto. Estaba equivocada.
Alan había tenido su licencia exactamente durante una semana, cuando llegó aquella llamada que representa la peor pesadilla para cualquier padre. La policía me dijo que mi hijo había perdido el control del auto cuando iba conduciendo por la curva de una carretera y que por no tener experiencia, no supo cómo maniobrar el vehículo al dar la vuelta. Consiguió eludir un lago y una señal de tránsito que se encontraban en su camino, pero se estrelló de frente contra un poste de la luz. Gracias a Dios no conducía más rápido, porque si hubiera golpeado el poste con más fuerza, él y los dos pasajeros se habrían electrocutado.
Cuando me condujeron al lugar del accidente y vi el auto, me sentí desfallecer. No podía creer que tres chicos hubieran podido salir con vida de allí. Pensé, Mi hijo debe tener un ángel de la guarda. Estaba en lo cierto.
Cuando llegué al hospital, hablé con Alan acerca del accidente. Me dijo que ninguno llevaba puesto el cinturón de seguridad cuando pusieron en marcha el vehículo, pero que las palabras de Kathy Hezlep acerca de su pérdida, tan sinceras y elocuentes, lo habían impresionado de tal manera que insistió en que todos se colocaran el cinturón de seguridad antes de arrancar. Fue esto lo que salvó sus vidas.
Mi familia es realmente afortunada. Todavía tenemos lo que consideramos más precioso: estamos juntos. Siento una admiración infinita, respeto y amor por Kathy Hezlep. Es una persona corriente, una madre que, a pesar de su pérdida inmensurable, tuvo el valor de hablar y de dejar una huella que salvó tres vidas. Para mí, Kathy es una superestrella.
Randee Goldsmith