El Hada de los Dientes
Como padres, siempre deseamos infundir en nuestros hijos rasgos en su personalidad que contribuyan al éxito en su vida. Cuando nuestra hija Meegan, la mayor de cinco hijos, perdió su primer diente a la edad de seis años, encontramos la siguiente nota alrededor del diminuto diente:
Querida Ada de los Dientes:
Por favor déjame tu barita májica. Puedo ayudar. Quiero ser un ada de los dientes también.
Cariñosamente, Meegan
Al reconocer en la pequeña una mentalidad emprendedora, que sería una preciosa oportunidad y también el momento justo para enseñarle una lección, el Hada de los Dientes le dejó a Meegan la siguiente nota:
Querida Meegan:
He trabajado muy duro para ser una buena Hada de los Dientes y adoro mi trabajo. En este momento, eres demasiado joven para este cargo, y por eso no puedo darte mi varita mágica. Sin embargo, hay algunas cosas que puedes hacer para prepararte para este trabajo:
Esfuérzate siempre en hacer bien tu trabajo.
Trata a todo el mundo como quieras que te traten a ti.
Sé bondadosa y ayuda a los demás.
Escucha con atención cuando te hablen.
Te entrevistaré un día cuando seas mayor y estés preparada para el cargo.
¡Buena suerte, Meegan!
El Hada de los Dientes
Meegan estaba fascinada con la respuesta del Hada de los Dientes. Tomó el mensaje muy en serio y siguió cuidadosamente las instrucciones, tratando siempre de mejorar a medida que crecía. Su carácter, su fortaleza y sus dotes de mando crecieron al tiempo con ella.
Después de graduarse summa cum laude de la universidad, Meegan aceptó un difícil cargo administrativo, en el que tuvo un desempeño excelente. A los veintisiete años, era la gerente principal de la compañía.
Un día, Meegan y yo conversábamos acerca de su éxito. Me contó que el presidente de la compañía le preguntó alguna vez qué personas habían influido en su camino al éxito, a lo cual ella contestó: "Mis padres, mi maestra y mis amigos. ¡Ah, y desde luego, el Hada de los Dientes!"
Suzanne Moustakas