Capítulo 19
A la tarde siguiente Zoe apoyó los brazos en el borde de la piscina y se sumergió en el agua burbujeante.
—¿De qué se trata ahora? —preguntó Bonnie—. ¿Le has comprado a Ethan otro de esos chismes de supervivencia? ¿Una de esas escalas plegables que se pueden tirar por la ventana en caso de emergencia?
Arcadia esbozó una sonrisa.
—¿O uno de esos billeteros que se esconden bajo la ropa?
Zoe se sumergió hasta la barbilla.
De las tres, Arcadia era la única socia del carísimo y elegante polideportivo en que se encontraban, pero por lo visto disponía de infinitos pases de invitados, por lo que solían reunirse allí.
—Pues no, no es ningún billetero —contestó Zoe—. Esta mañana me tomé un descanso y fui al supermercado.
—Ya —dijo Arcadia, viendo en su amiga una expresión que le era familiar—. Has vuelto a cambiarle la protección solar, ¿no? La que compraste la semana pasada hacía la número treinta y tantos, si no recuerdo mal. ¿Cuál le has comprado esta vez?
—Factor cuarenta y ocho extra —reconoció Zoe—. Protección total, a prueba de agua y sudor.
Arcadia puso los ojos en blanco.
—Los médicos dicen que un factor treinta es más que suficiente para usarlo a diario.
—Sobre todo en noviembre —añadió Bonnie—. Además, no es que Ethan se pase el día tomando el sol.
—Lo sé —admitió Zoe a regañadientes—. Debe de pensar que estoy obsesionada.
Y lo cierto es que es verdad.
—Puede —dijo Arcadia—, pero me parece perfectamente lógico en tu caso.
Zoe frunció el entrecejo.
—¿A qué te refieres? —preguntó.
—Estás casada con alguien que a veces corre riesgos —contestó Arcadia, moviendo la mano en el agua—. Te preocupas por él, así que tratas de compensarlo protegiéndolo en los aspectos que puedes. A mí me parece natural.
—Tiene razón —comentó Bonnie—. Yo hago lo mismo con Jeff y Theo. A veces me preocupo más de la cuenta.
—Eso es lo que hago, ¿verdad? —preguntó Zoe, y suspiró—. Me preocupo excesivamente. Cuando Ethan se dé cuenta, no lo comprenderá.
Bonnie parecía pensativa.
—Yo no estaría tan segura. Ethan no está acostumbrado a que se preocupen demasiado por él. Ninguna de sus anteriores mujeres lo hacía, de eso puedes estar segura. No me sorprendería que, en el fondo, lo estuviese disfrutando.
—Aunque puede que se enfade un poco si el protector solar le deja pringada la pistola —bromeó Arcadia.