CARTA DEL RAFA
25 d’abril de 2005
Querida Giovanna,
Aquí, en esta habitación que tú comenzaste a ordenar y escuchando uno de los discos que me regalaste, te escribo estas líneas, líneas que son solo un símbolo del profundo aprecio y respeto que he desarrollado hacia ti. Las palabras son solo eso, palabras, pero en este limitado mundo en el que nos movemos no hay otro modo de dejar escritos mis profundos sentimientos hacia ti, sentimientos que nunca morirán, que son y serán eternos y de los cuales sé que no dudas y que son recíprocos.
Recuerdo cuando te conocí, recuerdo las horas en las cuales conversamos y durante las cuales ambos nos abrimos el uno al otro. Muchas cosas me contaste, muchas heridas y mucho sentimiento me confesaste, y te agradezco el que confiaras en mí, el que me permitieras escucharte, el que te sinceraras conmigo y el apoyo que de ti recibí. También recuerdo nuestra primera salida, ese error que cometimos bebiendo, ese presunto error llevaba camuflada la oportunidad, llevaba aparejado algo muy positivo, y has sabido aprovecharlo. Recuerdo como a partir de ese momento me distancié de ti pese a estar igual de cerca. A veces la mejor manera de ayudar es no ayudar, y pese a que era consciente de que lo pasarías mal, también era consciente de que te ayudaría porque empezarías entonces un camino distinto, más duro pero más productivo.
Has luchado mucho, amiga. Tienes una fuerza digna de admirar. Recuerdo tu tesón y tu constancia en nuestras primeras sesiones de yoga, tus lágrimas, tu dolor y tu sufrimiento. Perdona si creías que no te apoyaba más por indiferencia o incomprensión, si quizás era algo duro ignorando tu sufrir; era por tu bien, y créeme, nunca lo he ignorado. Tanto cuando estaba cerca como cuando estaba lejos te tenía presente.
He de darte la enhorabuena, ya que has sabido sacrificarte muchísimo y lo has hecho con una dignidad admirable. Esa eres tú, amiga, una mujer muy fuerte, muy noble, muy sensible, muy humana… en fin, muy, muy especial. Has de saber que eres un ángel, un ángel que ha estado dormido mucho tiempo y que ahora va a despertar.
¡¡Me alegro tanto de que hayas tomado esta decisión!! Desde mi experiencia te aconsejo que seas paciente, que seas flexible contigo misma, comprensiva, y que hagas mucha meditación silenciosa. Vas a aprender muchas cosas. Ten calma, eres muy fuerte y constante, así que no me cabe la menor duda de que sabrás aprovecharlo, pero no lo olvides: ¡¡PACIENCIA!! Sé que tu sufrimiento es muy duro y muy largo, lo sé, pero también sé que la luz que te espera es proporcional a él. Todo tu sufrir tiene un motivo, lo encontrarás, y también un sentido, y también lo vas a encontrar. Cuando comprendas el porqué sabrás el para qué, y entonces habrás trascendido todo el sufrimiento, lo convertirás en luz, y pese a que el dolor seguirá ahí, ya que todos lo tenemos, se acabará el sufrir.
Ambos somos muy racionales y tú encima eres muy inteligente. No seas muy cabezona, ¿vale? No te cierres a ninguna cosa, no te apegues a ninguna creencia pasada, no te obsesiones con nada, mantente abierta a lo que te vaya ocurriendo. Es un proceso muy bonito, muy largo, y por ello no has de tener prisa. Sé que puede parecerte una tontería, cosas místicas de esas que tan poco te gustan, pero trata de fluir con lo que te vaya ocurriendo, vive el día a día, disfruta lo que puedas y todo se abrirá ante tus ojos. No te marches hasta que no quieras irte. Ahí está la llave del paraíso, las posibilidades son infinitas, el potencial que tienes es ilimitado. Si eres paciente darás con él.
No quiero decirte más cosas sobre aquello porque no quiero condicionarte, pero recuerda: sé paciente, flexible y abierta. Vas a empezar algo muy bello, que te mereces desde hace mucho tiempo. Yo te iré llamando y te llevaré en mi corazón y pediré a Dios por ti. Un millón de besos, amiga. Te esperaré a la vuelta. ¡Ah! Yo en octubre voy a una boda allí, si estás nos veremos. Si aguantas hasta octubre, por esas fechas habrás alcanzado toda la luz que llevas dentro. ¡¡Un beijinho, cielo!!
Rafa