39. MITÓMANOS
Ya lo he comprendido: la playa de Guéthary es mi paréntesis de respiración para evitar acordarme de París. Y mis locuras y excesos nocturnos son distracciones para no escribir este libro. Me he pasado la vida evitando escribir este libro.
Es la historia de una Emma Bovary de los setenta que reproduce en el momento de su divorcio el silencio de la generación anterior sobre las calamidades de las dos guerras.
Es la historia de un hombre convertido en hedonista para vengarse de ser abandonado, de un padre cínico porque tenía el corazón roto.
Es la historia de un hermano mayor que hizo todo lo posible para no parecerse a sus padres, y de un hermano menor que hizo todo lo posible para no parecerse a su hermano mayor.
Es la historia de dos niños que terminaron haciendo realidad los sueños de sus padres para vengarse de su decepción amorosa.
Es la historia de un niño melancólico porque creció en un país suicidado, criado por unos padres deprimidos por el fracaso de su matrimonio.
Es la historia de la muerte de la gran burguesía cultivada de provincias y de la desaparición de los valores de la vieja nobleza caballeresca.
Es la historia de un país que consiguió perder dos guerras haciendo creer que las había ganado, para a continuación perder su imperio colonial haciendo ver que esto no mermaba un ápice su importancia.
Es la historia de una nueva humanidad, o de cómo unos católicos monárquicos se convirtieron en capitalistas mundializados.
Así es la vida que he vivido: una novela francesa.