BEBIDAS GASEOSAS AZUCARADAS Y ZUMOS ENVASADOS
La bebida refrescante que la naturaleza ha puesto a nuestra disposición es solamente una: el agua. Pero desde hace años prolifera una extensa variedad de diferentes bebidas con la pretensión de sustituir al agua a base de publicidad. El agua sufre, de esta forma, una constante «falta de respeto» al presumir algunas bebidas de ser más refrescantes que ella. Esto ha hecho que mucha gente, cuando tiene sed, no piense en el agua, sino en otras bebidas, llevando esa falta de respeto mencionada a límites increíbles. Sobre todo los niños, que desprecian el agua en el frigorífico de su casa y demandan cualquier otra bebida.
Una vez matizado esto, no tenemos más remedio que analizar el espectro tan amplio que hay en el mercado. Las bebidas carbonatadas son básicamente agua con anhídrido carbónico a presión. De forma muy elemental los sifones o gaseosas sin azúcar añadido no tendrían ningún problema en ser consumidos, excepto que introducen un CO2 en el cuerpo que hay que eliminar de distintas formas. Hay personas que por tendencia natural a padecer de gases deben restringir su consumo.
Sobre esa base hay multitud de bebidas: de cola, naranja, limón y todo lo que se nos ocurra; a veces con fórmulas más o menos conocidas. En realidad llevan mucho tiempo entre nosotros y no han mostrado ser perjudiciales, siempre que no se abuse de ellas, ya que no hay que olvidar la gran cantidad de azúcar que contienen en su composición, aparte de algún excipiente tipo cafeína.
También nos encontramos con los zumos envasados de frutas, más o menos concentrados, más o menos densos, en forma o no de gel y una inmensa variedad de presentaciones, todas vendidas como naturales, energizantes, vitalizantes, etc., y un sinfín de calificativos. Existen muchas variedades y marcas con más o menos calidad en su composición. En todo caso son una opción cuando no se dispone de fruta, pero hay que valorar siempre que es mejor el zumo obtenido de manera natural y de forma directa.
Apartado especial merecen las llamadas bebidas energéticas. En primer lugar contienen, fundamentalmente, azúcar en mayor o menor proporción, por lo que sus características son las relativas a las azucaradas, con algún otro componente. Pero hay otras bebidas que falsamente se consideran energéticas y que en realidad son estimulantes —contienen taurina y cafeína, estimulantes ambos de sistema nervioso central—. Su efecto, aunque por otras vías, es tan dañino como el alcohol y más aun cuando se ha puesto de moda el consumirlos de forma conjunta.