EL MAPA

Gran Arquitecto, Creador, hoy muéstranos

signos divinos que nos guiarán.

En esta oscuridad vagamos huérfanos.

Las mil penurias que sean serán

aún más allá del Malebolge eterno

hasta las fauces del mismo Satán.

Necesario es el descenso al infierno.

Cuerpos celestes, el rastro infalible

de la Catedral, puerta del averno.

El conocimiento la hará visible,

ora bien, para el descenso afrontar

deshaceros habréis de lo inservible.

En los círculos debéis demostrar

que la palabra del libro se sabe

para entre pecadores transitar.

Solo los puros hallarán la llave,

indispensable en el peregrinaje,

para ascender al purgatorio es clave.

Continuad, pues, este vuestro viaje

de iniciación, pero proseguid solo

si estáis dispuestos a pagar peaje.

¡Expíanos, Señor, las nuestras penas,

Ser único, la estrella que buscamos.

Hoy escuchamos lo que nos ordenas!

Del terrible infierno ya regresamos,

somos dignos de afrontar el presente

aun dejando atrás todo lo que amamos.

No es tarea fácil ser indulgente,

vosotros, los que nunca lo quisisteis,

afrontaréis la escalada valiente.

El botín que a Lucifer despojasteis

no sirve sin romper con lo ilusorio

para llegar donde nunca llegasteis.

Desde el primer balcón del expiatorio,

invisible al profano, está el cerrojo,

la ascensión siniestra hasta el purgatorio.

De nada os van a servir vuestros ojos,

ceguera que el pecado impedirá

atravesar los muros sin despojos.

El tiempo no existe ni existirá;

si vuestra penitencia fue sincera,

la luz al paraíso os guiará.

¡Sed bienvenidos, los inmaculados!

Como iguales que sois os respetamos,

si ya estáis libres de vuestros pecados.

Sobre vuestras cabezas nos hayamos,

las señales son brillantes deidades,

las guardianas de lo que siempre amamos.

Las mentiras son como las verdades,

no resulta posible distinguir

la luna del sol en las vanidades.

A las nueve esferas debéis subir,

mas angosta y escarpada es la ruta.

Solo la fe mata el miedo a morir.

En el Empíreo, la última disputa.

Cuatro cimas, dos visibles, dos no,

solamente hay una que la disfruta.

Perderéis por completo la razón

si no lográis vencer al vigilante.

El alma prosigue, no el armazón.

Responded ante él, mi semejante,

y os llevará hasta el tesoro que anheláis.

¿Quién descansa junto al más importante?