14
Laura acababa de entrar por la puerta de casa, como Jose todavía no había llegado, decidió cambiarse y hacer la comida mientras. Sabía que llegaría tarde, tenía reuniones toda la mañana con su jefe y a saber con quién más, Laura no estaba segura porque no solía hablar mucho de los temas políticos de su trabajo, siempre acababa alterándose, así que prefería no sacarlos a colación.
Esa mañana, Laura había ido a entrenar en cuanto hubo salido de la tienda. Practicaba kárate desde hacía años, era cinturón negro quinto dan. Y aunque ya no competía, intentaba entrenar, por lo menos, tres veces por semana. Por su propia experiencia, sabía que en cualquier momento podría necesitar defenderse.
Al salir del entrenamiento, su cuerpo salía muy activo y necesitaba hacer cosas, así que empezar por la comida, no le pareció mala idea, aunque realmente lo suyo no era la cocina, era capaz de hacer varias cosas que le salían razonablemente bien, pero en cuanto se salía de ahí, echaba a perder el plato.
Después de ponerse ropa más cómoda, empezó a investigar el interior de la nevera a ver qué encontraba. Comprobó que había unos huevos a punto de caducar, así que se le ocurrió que podría hacer unos huevos fritos con patatas fritas. En un gran armario, que hacía las funciones de despensa, localizó las patatas dentro de un cesto.
Empezó a pelar patatas con un pelador que encontró en uno de los cajones. Estaba sorprendida por lo rápido que se pelaban de esa forma, ella estaba acostumbrada a hacerlo con un pequeño cuchillo. Cuando terminó, puso en una gran sartén una buena cantidad de aceite y mientras éste se calentaba comenzó a cortarlas en tiras. No quedó muy contenta con el resultado, pero supuso que sabrían igual de bien. Después de poner las patatas a freír y taparlas con la primera tapa que encontró, puesto que el aceite no dejaba de saltarle y se estaba empezando a quemar, continuó con los huevos. Echó aceite en otra sartén más pequeña y cuando decidió que el aceite estaba en su punto, echó el huevo desde una altura que consideró prudencial para no quemarse. Con su experiencia con las patatas, no estaba por la labor de acabar en urgencias con quemaduras. Cuando el huevo llegó a la sartén, quedó espachurrado, la yema se rompió entremezclándose con la clara. Intentó lo mismo con otro y el resultado fue el mismo.
Justo en ese momento, Jose entró por la puerta.
—Así da gusto. Llegar a casa y que te estén haciendo la comida. —Dijo burlonamente, puesto que era la primera vez que se encontraba a Laura cocinando.
—Anda, no te rías y ven a ayudarme. —Jose se quitó la chaqueta del traje, que dejó en el respaldo del sofá. Cuando se fijó en cómo Laura luchaba con la sartén, la tapa y el aceite, le vino a la cabeza la imagen de Don Quijote luchando con los molinos de viento, y decidió quitarse también la corbata y la camisa, para no mancharlas con el aceite.
Cuando se acercó a ella, se quedó bastante desconcertado con el resultado de su intento para preparar la comida, aunque logró mantener la compostura, a punto estuvo de empezar a reírse a carcajadas. Supuso que a Laura no le sentaría demasiado bien, que para una vez que se esforzaba en cocinar, él se riera de ella.
En una sartén estaban las patatas, donde la mitad de ellas estaban quemadas y la otra mitad, crudas. En otra sartén, comprobó que había dos huevos deshechos y flotando en aceite.
—En serio, ¿antes de qué te alimentabas? —Laura lo miró con cara de pocos amigos, estaba haciendo lo que podía y no le apetecía oír sus burlas.
—Para serte sincera, de comida precocinada y de los bares y restaurantes de alrededor de mi tienda. —Era la primera vez que intentaba hacer huevos fritos, siempre había pensado que era un plato muy sencillo de realizar, pero cuán equivocada estaba, pensó.
Jose se puso a sacar las patatas crudas de la sartén y las colocó en otra sartén. —No quiero que cojan el sabor a quemado del resto—. Le explicó a Laura. Se deshizo del aceite que aún pululaba por la sartén de los huevos y los apartó—. Cuando se hagan las patatas, podemos comer huevos rotos. ¿Te parece? —Laura asintió, era una buena idea, así no tirarían el desastre que había hecho ella.
Como Laura ya estaba más calmada, le enseñó a hacer huevos fritos con los dos que aún quedaban, mientras que ambos se reían de las prácticas culinarias de ella.
Cuando terminaron, se llevaron la comida y los enseres necesarios a la mesa del comedor para probar el resultado final.
Laura puso el telediario para enterarse de las últimas noticias. Acababan de empezar a comer, cuando escucharon que la presentadora daba una noticia que les dejó a ambos de piedra.
—Esta mañana ha sido hallado el cuerpo sin vida del conocido empresario Lorenzo Blair. —A Laura se le cayó el tenedor que se estaba llevando a la boca. Jose cogió el mando y subió el sonido de la televisión.
La presentadora, situada delante de la puerta principal del edificio de MediaCorp, se quedó en silencio dando paso a imágenes de una camilla donde se podía intuir un cuerpo dentro de una bolsa negra cerrada, arrastrada por alguien, que Laura supuso, sería del personal médico. Alrededor, se podían ver multitud de periodistas intentando grabar algunas imágenes.
—Lorenzo Blair es el presidente de MediaCorp España y un habitual de las revistas del corazón. —Continuaba explicando la presentadora—. Esta mañana, la señora de la limpieza del edificio MediaCorp entraba a limpiar el despacho del Sr. Blair, sin poderse imaginar lo que iba a encontrar dentro. —Eso le sacaba a Laura de quicio, el teatro que algunos presentadores creaban alrededor de las noticias. Aun así, siguió atenta, sin perderse ni una palabra de lo que contaba.
Volvió a cambiar la imagen, esta vez apareció en pantalla una señora con una bata rosa y un pañuelo en la cabeza, muy pálida. Se informaba que era Matilde Gracia del Servicio de Limpieza.
—Al entrar en el despacho del Sr. Blair, me lo he encontrado tirado en el suelo. Al principio, pensé que se habría caído y perdido el conocimiento. —Se la veía muy nerviosa mientras contaba todo esto—. Pero cuando me acerqué y lo zarandeé, no se despertó, así que inmediatamente llamé al servicio de urgencias. No me podía imaginar… —La mujer se puso a llorar delante de la cámara sin poder decir nada más.
—La policía no ha confirmado nada, pero todo apunta a que ha sido asesinado. —Sentenció la presentadora. Devolvió la conexión al estudio, indicando que cuando tuviera algún otro detalle les informaría.
—Tanya. —Dijo Laura en voz suave—. ¿No sabías nada? —Le preguntó a Jose, suponiendo que como era un caso en el que estaba involucrada la policía, él estaría al tanto.
—No tenía ni idea. Pero voy a hacer unas llamadas para informarme. —Jose se levantó de la mesa, cogió el móvil para realizar las llamadas pertinentes y enterarse de lo ocurrido.
Por su parte, Laura intentó contactar con Tanya, pero tenía su móvil apagado. No podía dejar de pensar en lo que estaría pasando la pobre en esos momentos.
Unos minutos después, Jose ya tenía alguna información de lo ocurrido, Laura lo observaba expectante.
—Como han dicho en las noticias, el cadáver fue encontrado por la señora de la limpieza. Hasta que no se realice la autopsia no pueden confirmar lo ocurrido, pero creen que ha sido envenenado. —Jose vio la cara de preocupación de Laura, se imaginó que seguía pensando en su amiga—. Tanya está en comisaría, la están interrogando. Parece ser que fue la última persona que lo vio con vida. —En ese momento la cogió de la mano y la miró a los ojos—. También se confirma que estuvieron discutiendo. En su despacho han hallado papeles de divorcio en los que Tanya se quedaba sin nada, ya habían sido firmados por Blair. —Laura abrió aún más los ojos. Eso no se lo esperaba, aunque si lo pensaba bien, tampoco le sorprendía después de lo que le habían contado Marta y Andrea—. También han encontrado unas fotos de Tanya con un hombre. —A Laura se le escapó una exclamación por la sorpresa—. La policía no descarta la posibilidad que sea Tanya la persona que ha matado a su marido.
—Pero eso no es posible. —Laura se levantó ofendida—. Tanya no sería capaz de matar a una mosca, y menos a su marido. —Se puso a pasear de un lado a otro de la habitación.
—Laura, no digo que Tanya sea una asesina, pero por ahora las pistas que están encontrando apuntan a ella.
—¿Y quién es el hombre que aparece en las fotos con ella? ¿Son comprometidas o simplemente están cenando? —Laura estaba a la defensiva.
—No me han querido contar el contenido de las fotos, ni me han dicho quién es el hombre, antes querían confirmarlo. —Hizo una breve pausa—. Así que supongo que son bastante comprometidas. No están muy nítidas, por ese motivo quieren asegurarse de quién es el hombre, antes de decir nada. Supongo que por esta razón, Blair no fue muy considerado al repartir bienes en el divorcio
—¿Y tú cómo es que no sabías nada de esto? —Le recriminó. Jose la ignoró porque sabía que ahora hablaba su ira y su impotencia.
—Lo está llevando otro departamento. No puedo entrometerme. Me han contado lo que te acabo de contar de forma extraoficial porque me conocen. No tenían por qué haberlo hecho. —Laura estaba muy nerviosa. Su amiga seguía sin contestar al móvil, suponía que seguirían interrogándola en ese momento. No podía hacer nada. Así que para desahogarse, se le ocurrió ponerse unas mallas, una camiseta e irse a correr al parque.
—Me voy a correr al parque, ¿te vienes? —Laura sabía que había sido muy brusca con Jose e intentó actuar de forma reconciliadora, pero sus palabras no sonaron cómo quería.
Ambos se pusieron ropa para correr y se fueron al parque a desfogarse y aclarar sus ideas en silencio. Laura estuvo dándole vueltas a todo lo que había ocurrido en las últimas semanas, intentado hallar algo que sirviera para encontrar al asesino de Lorenzo Blair. Quizás, algo que no le hubiera llamado la atención en ese momento, pero que fuera importante.