VIII

 

 

 

 

 

Llevaba sentado en la cornisa de un tejado más de una hora. Situado a las afueras de París era su lugar preferido para pensar. Desde aquel antiguo edificio observaba el vacío. Aunque no tenía gran altura podía apreciar un gran espacio abierto de tierra y alguna que otra parcela destinada al cultivo. Sin ruidos, distracciones o condicionantes. El absoluto silencio le permitía recordar una y otra vez la dolorosa escena:

―No necesito tu compasión, sé que me odias por esto, así que mátame ahora porque en otro momento me defenderé.

―Alix, yo no quiero… no puedo matarte, solo necesito que te vayas.

―No encuentro un motivo por el que debería hacerlo, aquí está todo lo que quiero y necesito ―se acercó a él y le sujetó la cara con las dos manos―. No quiero verte sufrir. Si no puedes aceptarme mátame o desaparece para siempre.

―Como mucho puedo garantizarte dos días, si no te has ido no podré hacer nada ―abrió la ventana y se marchó.

 

«Me he equivocado»

¿Cómo iba a garantizarle dos días?

No solo dependía de él, todos estarían buscándola.

«Debería haberla matado. Yo no la habría hecho sufrir»

Cerró los ojos al sentir el efecto que causaban esas palabras en él. No podía ni imaginárselo, era incapaz de dañarla. Tenía que encontrar la manera de darle tiempo, ella debía irse, era tan fácil como proyectarse a su antiguo hogar. ¿Dónde vivía antes? ¿Con quién? ¿Cuántos años tenía? ¿Por qué se había transformado? Miles de preguntas asaltaron su mente. Sentía tanta curiosidad. Necesitaba conocerla.

«Demasiado tarde»

 

 

Una vez dentro del almacén abrió la puerta destinada solo al personal. Trasladar al local de copas de Jules la sede fue todo un acierto. Pocas criaturas pensarían que debajo de un lugar destinado a la diversión humana estarían tratando asuntos sobre la  inmortalidad. Bajó despacio la poco iluminada escalera. Aunque eso no era un problema para ellos sí era una disuasión para los borrachos que erróneamente buscaban el baño. Colocó la mano en un mecanismo de reconocimiento de huellas situado al final de tramo y una pesada puerta de acero se abrió mostrando una gran sala con aspecto ostentoso y lujoso destinada a hacer de oficina.

―Santo cielo Yvan se te ve derrotado ―exclamó su líder desde la mesa― ¿Ha sucedido algo?

―No te preocupes Jules, estoy cansado nada más ―se sentó frente a él. Lucía majestuoso detrás de su enorme escritorio de madera de roble.

―Has tardado bastante en aparecer ―apoyó los codos sobre la tabla poniendo una mano sobre la otra― ¿Dónde estabas?

―He estado tras una pista. Creía poder obtener información útil sobre los secuestros pero todo ha sido un error. Siento no haberte informado, no quería molestarte sin tener nada concreto.

De momento tema toreado con una verdad a medias. Sabía que Jules notaría sus vagas explicaciones pero confiaba en él y no lo presionaría sin necesidad. Si llegaban preguntas más concretas ya vería qué hacer, por ahora zanjaría el asunto.

―Jules, ¿qué está pasando? Jon parecía bastante preocupado, todos parecen a punto de estallar.

―No lo sé hijo, no hay manera de solucionar las desapariciones y por lo visto tenemos dos visitantes non gratos.

―¿Dos? ―frunció el ceño― ¿Qué sabemos de eso?

―No mucho. Hace unas semanas el clan de Colin Trout encontró un cuerpo a las afueras, al inspeccionarlo detectaron la marca de un vampiro. No llevaba mucho tiempo allí y pudieron distinguir un pequeño rastro de su esencia. La han estado siguiendo… No han tenido mucho éxito así que han decidido ponernos a todos al corriente.

Yvan apenas pudo mantenerse impasible. ¿También tenían su esencia?

Él presenció esos actos sin hacer nada, sería uno de esos días o por desgracia había más. Mierda, prefería ser descubierto a que Alix hubiese cometido más asesinatos.

Observó cómo Jules se levantaba y se dirigía al mueble bar para servir dos copas. Su aspecto era paternal y magnánimo. Tenía el pelo tan rubio que parecía blanco y siempre lo recogía en una corta coleta. Su cuerpo descomunal, preparado para la lucha, siempre era camuflado por la ropa. Ese día llevaba una camisa y pantalones blancos lo bastante anchos como para parecer rechoncho. Nunca usaba colores oscuros para intentar suavizar sus naturales rasgos agresivos.

La admiración que sintió por él llenó a Yvan de culpabilidad. Casi eran padre e hijo, después de tanto tiempo nunca se habían fallado, le debía tantas cosas… y sin embargo le estaba traicionando. ¿Acaso tenía otra opción?

―¿Y por qué dices que hay dos? ¿Tenéis otro aroma?―observó su reacción con cautela.

―No. Hace poco más de un mes llegaron dos vampiros desde Viena, por lo visto una de ellas es la que estamos buscando así que no es difícil deducir que la otra también esté en el ajo.

―¡¿Cómo has conseguido esa información?! ―Jules le echó una mirada de advertencia.

―Yo tengo mis recursos.

―Lo sé, perdona mis impulsos, sabes cuánto los odio.

―No te preocupes, por eso quiero que te hagas cargo de las patrullas. Desgraciadamente mis recursos no saben su dirección―le ofreció el vaso―. Nos hemos dividido las zonas, tú te encargas de los distritos dieciséis, diecisiete y dieciocho. No puedo confiar en nadie más para esas zonas, son las más transitadas.

¡Bingo!, ni siquiera tenía que esforzarse. El distrito dieciocho pertenecía a la zona de Montmartre lleno de turistas y gente con ganas de juerga, sería su primer destino les llevaría bastante tiempo peinar todos los locales. El diecisiete no se quedaba atrás, rastrearían discoteca por discoteca y edificio por edificio, no era difícil encontrar vampiros viviendo allí. Para cuando terminasen habrían pasado un par de días y luego irían a la zona del bosque. Allí ya no podría hacer nada más. Solo esperar a que la suerte le acompañara.

―Sin problema, ¿quién está en mi equipo? ―se levantó y bebió el licor de un trago antes de dejarlo en la bandeja del mueble bar.

―Un momento Yvan. Extra oficialmente te ocupas del centro. Elige a alguien de tu confianza y ves rastreando las zonas más antiguas, no me fio del todo de los demás clanes y quiero tenerte buscando pistas sobre las desapariciones.

¿Podía tener más suerte?

―Entendido ―se dirigió a la salida. Por fin algo a su favor.

―¡Espera! Sabes que nunca me meto en tus estrategias, siempre confío en ti, pero esta vez me gustaría que me hicieses un favor… me gustaría que empezases por el bosque. Allí el equipo de Colin la tuvo a tiro hace solo una noche. Quizá tú encuentres algo fiable antes de que desaparezca todo rastro.

«Maldita sea»

―Jules… perdona mi atrevimiento pero si desapareció de repente seguro que fue porque detectó el peligro, ya sabes lo ruidosos que son esos chuchos de mierda. Sería lógico pensar que se mantendrá alejada de la zona durante un tiempo, aunque encontrase algo han pasado muchas horas como para poder seguirlo hasta el final. Se refugiará por un tiempo, me gustaría empezar por los edificios…

―Tienes razón. Ves, por eso te necesito tanto. Hazlo como tú creas conveniente.

―Gracias Leader.

Yvan salió sin mirar atrás, respirando con alivio, por un momento pensó que la suerte desaparecía de golpe.

 

 

MANSION DE COLIN TROUT

 

 

―Jefe, llevamos todo el día rastreando y de momento no tenemos nada. Ni indicio de exquisita fresa por ningún lado.

―Paciencia chico, no puede estar muy lejos. Tarde o temprano volverá a atacar. Siéntate a reponer fuerzas.

En el centro de un gran salón victoriano lucía una gran mesa repleta de todo tipo de manjares y en ella una veintena de licántropos reponían fuerzas después de un largo día de rastreo. El jefe Colin les había llamado para informarles de las nuevas directrices. En muy raras ocasiones se aliaban con otros clanes y más raro aún eran las asociaciones con los vampiros. Debía insistir mucho en este punto, tregua total, era prioritario resolver los incidentes y quería a los vampiros de su parte, sobre todo al clan de Jules. Sabía que no sería nada fácil, los licántropos no eran los seres más tranquilos del planeta precisamente. Su mal genio y falta de paciencia eran conocidos por todos pero esta vez debían hacer un gran esfuerzo, la vida de Chloé estaba en juego. Ya era bastante duro ver así a su gran amigo… si no la encontraban... ¿Se dejaría morir?

Se sentó en un extremo de la mesa y observó en silencio como todos sus hombres disfrutaban de la comida. Pasados unos minutos miró hacia la derecha y se dirigió a Eric casi en un susurro:

―¿Cómo te encuentras, amigo?

―Hoy un poco más animado, creo que dentro de poco tendremos buenas noticias, ahora somos más poderosos.

―¿Crees que funcionará? Tenemos unos miembros muy jóvenes en este momento, me da miedo que no sepan controlarse, ya sabes lo susceptibles que son con nosotros, sobre todo los chupasangres…

―No te preocupes, son grandes chicos, lo acatarán. Saben que no es el momento de ir formando bronca por ahí.

 

A pesar de la tregua que existía entre inmortales eran bastante habituales “pequeñas” peleas en clubs, bares y puntos clave de los territorios. Generalmente no ocurría nada grave aunque sin duda sí mantenían la rivalidad entre clanes y ayudaba a liberar tensiones. Los chicos de Colin eran muy activos al respecto, les encantaba alardear de su “súper fuerza” y las anécdotas siempre suponían una gran diversión en las cenas. No obstante, en estos momentos, la cosa cambiaba radicalmente y Colin no estaba muy seguro de que lo entendiesen.

Después de acabar con unos cuantos muslos de pavo y una gran cantidad de cerveza, Colin se levantó y alzó la voz hacía sus invitados.

―Bien chicos, quiero agradeceros el gran trabajo de estas últimas semanas. A pesar de todos los inconvenientes y los pocos resultados que hemos obtenido no habéis bajado la guardia ni perdido la esperanza.

―¡La encontraremos jefe! ―gritó uno de los chicos levantando una jarra para proponer un brindis que todos aceptaron con entusiasmo.

―¡Lo sé, lo sé! Por eso quiero comunicaros el nuevo plan a seguir: todos los clanes trabajaremos unidos por esta vez ―un murmullo inundó la sala―. No nos queda otra opción tal y como están las cosas, y sabéis que no es la primera vez que colaboramos. Os pido que tengáis paciencia y no llaméis la atención. Nos hemos dividido por distritos y tareas. Eric os dará el plan a seguir.

―¿Tendremos que trabajar juntos? ―preguntó uno de los más veteranos.

―De momento no. Cada clan se ocupa de una zona o tarea distinta. Las alianzas no son muy fuertes y no nos podemos permitir ningún conflicto. Así que se acabó molestar, insultar, perseguir… a nadie. Ya sabéis que nuestro carácter no es muy bien valorado y no quiero que rompan el pacto. ¿Está claro?

―¡Sí jefe! ―gritaron todos al unísono sin demasiado entusiasmo.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Soy quien soy
titlepage.xhtml
CR!NFT4V770VN47967SPAY4PVJ96ZTB_split_000.html
CR!NFT4V770VN47967SPAY4PVJ96ZTB_split_001.html
CR!NFT4V770VN47967SPAY4PVJ96ZTB_split_002.html
CR!NFT4V770VN47967SPAY4PVJ96ZTB_split_003.html
CR!NFT4V770VN47967SPAY4PVJ96ZTB_split_004.html
CR!NFT4V770VN47967SPAY4PVJ96ZTB_split_005.html
CR!NFT4V770VN47967SPAY4PVJ96ZTB_split_006.html
CR!NFT4V770VN47967SPAY4PVJ96ZTB_split_007.html
CR!NFT4V770VN47967SPAY4PVJ96ZTB_split_008.html
CR!NFT4V770VN47967SPAY4PVJ96ZTB_split_009.html
CR!NFT4V770VN47967SPAY4PVJ96ZTB_split_010.html
CR!NFT4V770VN47967SPAY4PVJ96ZTB_split_011.html
CR!NFT4V770VN47967SPAY4PVJ96ZTB_split_012.html
CR!NFT4V770VN47967SPAY4PVJ96ZTB_split_013.html
CR!NFT4V770VN47967SPAY4PVJ96ZTB_split_014.html
CR!NFT4V770VN47967SPAY4PVJ96ZTB_split_015.html
CR!NFT4V770VN47967SPAY4PVJ96ZTB_split_016.html
CR!NFT4V770VN47967SPAY4PVJ96ZTB_split_017.html
CR!NFT4V770VN47967SPAY4PVJ96ZTB_split_018.html
CR!NFT4V770VN47967SPAY4PVJ96ZTB_split_019.html
CR!NFT4V770VN47967SPAY4PVJ96ZTB_split_020.html
CR!NFT4V770VN47967SPAY4PVJ96ZTB_split_021.html
CR!NFT4V770VN47967SPAY4PVJ96ZTB_split_022.html
CR!NFT4V770VN47967SPAY4PVJ96ZTB_split_023.html
CR!NFT4V770VN47967SPAY4PVJ96ZTB_split_024.html
CR!NFT4V770VN47967SPAY4PVJ96ZTB_split_025.html
CR!NFT4V770VN47967SPAY4PVJ96ZTB_split_026.html
CR!NFT4V770VN47967SPAY4PVJ96ZTB_split_027.html
CR!NFT4V770VN47967SPAY4PVJ96ZTB_split_028.html
CR!NFT4V770VN47967SPAY4PVJ96ZTB_split_029.html
CR!NFT4V770VN47967SPAY4PVJ96ZTB_split_030.html
CR!NFT4V770VN47967SPAY4PVJ96ZTB_split_031.html
CR!NFT4V770VN47967SPAY4PVJ96ZTB_split_032.html
CR!NFT4V770VN47967SPAY4PVJ96ZTB_split_033.html
CR!NFT4V770VN47967SPAY4PVJ96ZTB_split_034.html