Carta de la autora
Queridos lectores:
Añado esta nota para aquellos de vosotros que siempre preguntáis cuánto hay de cierto. Los personajes principales son objeto de mi imaginación, los nombres, los clanes, etc. En cuanto a lo demás, explicaré a continuación algunos de los datos más básicos:
Tras el fracaso del levantamiento jacobita de 1745 (el último intento por devolver el trono británico a los Stewart), la auténtica tragedia a la que tuvieron que hacer frente los habitantes de las Tierras Altas escocesas no fue la derrota de los clanes, sino lo que vino después cuando el gobierno inglés, tras su victoria, puso en marcha una serie de medidas destinadas a evitar cualquier riesgo de recuperación jacobita pisoteando el espíritu de las Tierras Altas y destrozando su propia forma de vida.
La ley del desarme de 1746 imponía varias sanciones por portar o poseer armas y por llevar prendas de vestir de tartán. También se prohibieron las gaitas por ser consideradas instrumentos de guerra y entre los encargados del cumplimiento de estas políticas sí que hubo miembros de clanes no jacobitas como el de los Campbell y los MacKenzie, quienes se sirvieron cruelmente de su posición privilegiada para saldar cuentas pendientes.
Las tierras de los simpatizantes jacobitas más célebres fueron entregadas a la Corona y a continuación concedidas o vendidas a terratenientes ausentes que no sabían nada acerca de sus arrendatarios de las Tierras Altas, y mucho menos se preocupaban por ellos. Más tarde, empezó a surgir poco a poco un culto por el estado de la caza, y grandes áreas de tierra que habían sustentado a tantos miembros de los clanes fueron destinadas a las ovejas y se asignó a un puñado de pastores el cuidado de los rebaños, mientras el resto de los desafortunados habitantes del lugar eran desahuciados.
El joven pretendiente visitó, efectivamente, la ciudad de Londres en el mes de septiembre de 1750. Es cierto que fue a la Torre de Londres y a la iglesia. También se dejó ver en un baile celebrado por lady Primrose en la calle Essex. No sé qué atuendo lució para la ocasión, pero su actitud sí que coincide, lamentablemente, con la que he descrito.
Entre 1740 y 1824 el whisky se convirtió en la industria más importante de las Tierras Altas. La destilación ilícita era aceptada por todos como la única fuente de ingresos para hacer frente al pago de las rentas y la extremada dificultad a la hora de recolectar los injustos impuestos y las tasas terminó por hacer que el gobierno del sur se diese por vencido.
Durante la investigación que realicé para escribir este libro, recopilé muchas anécdotas relacionadas con el contrabando de whisky, por lo que casi todo lo que hace MacDrumin de MacDrumin para burlar a los recaudadores de impuestos y los regidores fue hecho por alguien en algún momento. Y la declaración de Rothwell de que si fracasaba todo lo demás solicitaría que eximiesen a MacDrumin del pago de las tasas también está basada en hechos reales. De hecho, una destilería, Ferintosh, quedó eximida de dichos pagos durante más de cien años. Entre el resto de marcas cuya historia se remonta a esta época cabe destacar Glenlivet, Laphroaig, Walter y Seager Evans. La primera destilería lícita de las Tierras Altas, Glenlivet, no obtuvo su licencia hasta 1824.
Espero que hayáis disfrutado de Amor de traición.
Atentamente,
Amanda Scott