VIII

MANUEL EL ZORRO

Cuando empece a escuchar, me extrano que ya el tema no fuera aquel tan favorito de caballos que habia absorbido la atencion durante la noche. El tio Anselmo se dilataba ahora en un elogio de los meritos de la ginebra, licor al que profesaba una aficion muy particular.

- La ginebra es, sin duda -dijo-, la flor de tuitos los licores. Siempre he sostenido que no hay nada que se compare con ella, y es por eso que acostumbro tener un poco en casa en un porron; pues, una vez que he tomao mi cimarron por la manana y, en seguida, echao uno, dos, tres o cuatro tacos de ginebra, ensillo mi pingo y salgo con el estomago reposao, el corazon contento y en paz con tuito el mundo.

"Pues, sinores, me fije aquella manana que quedaba muy poca ginebra en el porron, porque aunque no podia ver cuanta habia, siendo de barro y no de vidrio, lo malicie por el modo en que tuve que empinarlo. Hice un nudo en el panuelo pa ricordarme que tenia que trair mas ese mesmo dia, y montando en mi caballo, enderece al galope pal lao en que se dentra el sol, sin pensar por un momento que algo muy estraordinario habia de pasarme ese mesmo dia. Pero ansina sucede con fricuencia, pues naides, por muy letrao que sea y capaz de ler el almanaque, puede saber lo que va a pasar durante el dia.

Anselmo estaba tan atrozmente prosaico, que estuve por irme a la cama a sonar con la hermosa Margarita; pero la buena crianza no lo permitia, y ademas, tenia curiosidad de saber que cosa tan extraordinaria le habria sucedido en ese dia tan portentoso.

"-Por suerte - prosiguio Anselmo, habia ensiyao ese dia al mejor de mis malacaras, pues puedo decir sin temor a que naides me retruque, que en aquel pingo estoy montao y no a pie. Lo llamaba el Chingolo, nombre que Manuel, a quien tambien llaman el Zorro, le habia puesto, porque era un pingo que prometia mucho y capaz de volar con su jinete, Manuel tenia nueve redomones, todos malacaras, y voy a contarles como jue que habiendo pertenecido primero a Manuel, pasaron a ser mios. El pobre diablo acababa de perder tuito cuanto tenia al naipe; tal vez no seria gran cosa la plata que perdio, pero como jue que tenia alguna, era un misterio pa todo el mundo. Pa mi, sin embargo, no lo era, pues cuando me mataban mis animales y los cueriaban durante la noche, tal vez podria haber ido ande la Justicia, que anda a tientas como un ciego en busca de algo ande no esta, y haberla endilgao en direcion del rancho del culpable; pero cuando no puede hablar y sabe al mesmo tiempo que sus palabras cairan como un rejucilo de un cielo despejao sobre el rancho de un vecino, riduciendolo a cenizas y matando a tuitos dentro,?vaya, pues, sinores, en tal caso, el guen cristiano prefiere quedarse cayao! Pues,?por que ha de valer mas un hombre que otro pa que se arrogue el lugar de la Providencia? Tuitos somos carne, es verda que algunos somos solo carne de perro y guena pa nada, pero a tuitos nos duele el golpe del rebenque, y ande cai, ay brota la sangre. Eso lo digo, sinores, pero acuerdensen que yo no he dicho que el Zorro me haiga robao, pues por nada empanaria yo la reputacion de naides, ni la de un ladron, ni tampoco quisiera que naides sufriera por causa mia.

"Pues, sinores, volviendo a lo que iba diciendo, Manuel perdio tuito; entonces le dio la fiebre a su mujer y?que podia hacer el pobre sino vender sus malacaras?, ansi jue que yo mesmo se los compre, pagandole cincuenta pesos por ellos. Es cierto que eran tuitos redomones y que estaban sanos, pero era un precio alto, y no los pague sin haber pensao bien la cosa antes, porque en negocios de esta laya, si uno no saca cuentas de anticipao,?ande, sinores, iriamos a parar a fin de ano? Se lo llevaria a uno el mesmo diablo con tuita la hacienda que heredo de sus padres, o que hubiese podido juntar a juerza de su propia inteligencia y trabajo.

"Pues ansina es la cosa, sinores. Yo tengo malasa cabeza pa lo que son cuentas; tuito lo demas no me cuesta nada aprender, pero como sumar cuando estoy apurao, es algo que hasta aura no me ha dentrado en la mollera. Pero cuando yo encuentro que no puedo sacar mis cuentas, ni se lo que debo hacer, basta que consulte el asunto con la almua y me quede dispierto pensandolo. Pues, cuando hago eso, me levanto tempranito a la manana siguiente, sintiendome tan despejao y fresco como uno que acaba de comerse una sandia; y veo tan claro lo que debo hacer, y como hacerlo, como si juera este mate que tengo aqui en la mano.

"En este trance resolvi llevar el asunto de los malacaras conmigo a la cama y decirle: "Aqui te tengo y no te me vas a escapar", pero como a la hora de cenar dentro Manuel a fregar la pava, y se sento junto al jogon con la cara larga como un condenao a muerte.

"-Si la Providencia esta enoja con tuita la humanida -dijo Manuel-, y quere hacer una vitima, no veo por que ha elegido una persona tan inofensiva y insinificante como yo.

"-?Que queres, pues, Manuel -retruque yo-. Asigun nos dicen los letraos, la Providencia nos manda alversidades pa nuestro bien.

"-Estoy conforme -dijo el-; no sere yo el que lo ponga en duda, pues,?que se diria de un soldao que criticase las medidas que tomara su comendante? Pero vos sabes, Anselmo, la laya de hombre que soy yo, y es amargo que estas alversidades le caigan encima a uno que jamas le ha hecho mal a naides, sino en ser pobre.

"-El carancho -dije yo- siempre hace presa a los enfermos y enclenques.

"-Primero, pierdo tuito lo que tengo -continuo el-; en seguida ha de darle la fiebre a esa mujer, y aura debo creer que ni hasta credito tengo, ya que no puedo conseguir emprestao la plata que necesito. Los que mejor me conocian han cambiao de repente, y aura me tratan como si juera un estrano.

"-Cuando lo ven a uno en la mala -dije yo-, hasta los cuzcos escarban la tierra pa echarsela encima.

"-Ansi no mas es -retruco Manuel-, y dende que me han pasao estas desgracias,?que se han hecho la pila de amigos que yo tenia? Porque nada jede pior que la pobreza, asi es que tuitos los hombres cuando la ven, se tapan las narices o juyen como si juese la peste.

"-Es la pura verda, Manuel, lo que vos decis -retruque yo-, pero no digas tuitos los hombres, porque,?como sabes vos -ya que hay tantas almas en el mundo- que no le estas haciendo una injusticia a alguien?

"-De vos yo no digo nada -contesto el-; al contrario, si alguien se ha compadecido de mi, has sido vos, y esto no solo lo digo en tu presencia, sino delante tuito el mundo.

"Estas eran solo palabras. "Y aura -continuo Manuel- la mala suerte me obliga a deshacerme por dinero de mis malacaras; y por eso he venido esta noche pa saber tu decision".

"-Manuel -dije yo-, soy un hombre de pocas palabras y honrao, como vos lo sabes, y por consiguiente no habia necesida de andar con tantas gueltas conmigo, ni que vos me echaras primero tantos rodeos; pues ansina no me tratas como amigo.

"-Tenes razon -dijo el-, pero no me gusta apiarme antes de parar el caballo y sacar los pieses de los estribos.

"-Eso es como debe ser -retruque yo-; pero vos sabes que cuando se llega al rancho de un amigo, no hay necesida de apiarse tan lejos de la tranquera.

"-Te agradezco lo que vos decis -dijo Manuel-, ya se que tengo mas defeutos que manchas tiene un gato pajero, pero el andar apurao no es uno de ellos.

"-Eso es lo que me gusta -dije yo-, porque no soy aficionao a rumbiar por ay como un borracho abrazando a estranos. Pero nuestra amista no es de ayer, pues nos hemos conocido y mirao hasta las tripas y el caracu,?por que, entonces, hemos de tratarnos como estranos, puesto que jamas hemos tenido disputas ni motivos pa hablar mal uno de otro?

"-?Y por que -dijo Manuel- habiamos de hablar mal, puesto que nunca ni en suenos se nos ha ocurrido insultarnos uno al otro??Hay algunos que malqueriendome, te llenarian la cabeza como un buche de mentiras si pudieran, haciendome no se que cargos, cuando sabe Dios si no seran ellos mesmos los autores de lo que me acusan, puesto que estan tan pronto pa echarmelo encimal "-Si vos te referis a la hacienda que he perdido -dije yo-, no te incomodes por tan poca cosa; porque si los que hablan mal de vos por ser ellos mesmos malos, estuviesen escuchando, podrian decir: Este hombre empieza a sacarse el lazo cuando naides ha pensao en acusarlo.

"-Tenes razon -dijo ‘Manuel-, pues no hay nada, por malo que sea, que no digan de mi, y por consiguiente me quedo mudo, porque nada se gana con hablar. Ya me han bautisao de antemano, y a ningun hombre le gusta que lo tomen por embustero.

"-En cuanto a mi -dije yo-, nunca te he sospechao, sabiendo que sos un hombre honrao, gueno y trabajador. Si me hubieses ofendido en algo ya te lo habria dicho, pues ansina soy yo de franco con todo bicho.

- "Creo de fijo en lo que vos decis -dijo el-, porque se que vos no sos de aquellos que se escuenden bajo la carona como hay muchos. Por eso, confiando en tu franqueza en todo, he venido a verte respeuto a mis fletes, porque no me gusta tratar con aquellos que con cada grano de maiz le echan una fanega de maslos.

"-Pero, Manuel -retruque yo-, vos sabes que yo no. soy hecho de oro, ni que me han dejao por herencia las minas del Peru. Vos pedis demasiao caro por tus redomones.

"-No sere yo el que lo niegue -dijo Manuel-, pero vos no sos de los que se tapan las orejas cuando habla la razon y la pobreza. Mis redomonos son mi unica riqueza y felicida, y solo de ellos me vanaglorio.

"-Entonces -dije yo-, te digo francamente que manana te dare la contestacion de si o de no.

"-Como queras; pero mire, amigo, si arreglamos el negocio esta noche, bajare el precio.

"-Si queres rebajar algo -dije yo-, que sea manana, pues tengo algunas cuentas que arreglar esta noche, y de yapa, tengo que pensar en mil cosas.

"Despues de eso, Manuel monto en su caballo y se jue. La noche estaba escura y llovia, pero el nunca habia necesitao ni farol ni de la luz de la luna pa encontrar lo que buscaba de noche, bien juese su propio rancho o alguna vaquillona gorda…?quien sabe si suya!

"Entonces me jui a la cama. Lo primerito que me pregunte, una vez apagada la vela, jue: "?Tendre bastantes capones gordos en mi majada pa pagar los malacaras?" Entonces pense: "?Cuantos capones necesitare al precio que me ofrece no Sebastian -un maldito tramposo, dicho sea de paso-, pa completar la suma que necesito?"

"Esa era la cuestion; pero, amigos, yo no podia calcularlo. Por ultimo, como a eso de medianoche resolvi encender la vela, tomar una espiga de maiz y desgranaria; entonces, arreglando los granos en montoncitos, cada monton del valor de un capon y contandolos despues tuitos juntos, podria sacar la cuenta.

"Jue guena la idea. Estaba tanteando con la mano debajo de la almua ande tenia los mistos pa encender la vela, cuando me acorde de repente que se habia dao todo el maiz a las gallinas. "No importa -dije yo pa mis adentros-, he evitao levantarme al nudo de la cama. Pues jue solo ayer -dije yo, siempre pensando en el maiz- que cuando me servia la comida na Pascuala, la cocinera, me dijo:

"Patron,?cuando va a comprar maiz pa la gallinas??Como quere que este guena y sabrosa la sopa cuando no hay ni un guevo pa echarle adentro? Y ay esta ese gallo negro, el del dedo chueco, ?sabe? el de la segunda cria que empollo la gallina bataraza el ano pasado, a pesar de que los zorros se llevaron a lo menos tres gallinas de los mesmos matorrales ande estaban empollando… Pues, ha estado rumbiando por ay tuito el dia con las alas muy caidas como si juera a tener el moquillo. y si hay una epidemia entre las gallinas como hubo el ano antepasao entre las de la vecina Gumersinda, puede estar siguro que sera debido a la falta de maiz. Y lo mas curioso del caso, y es la purita verda, aunque uste no lo crea, pues la vecina Gumersinda me lo conto ayer cuando vino a pedirme un poco de perejil, porque como uste muy bien sabe, el suyo lo arrancaron los chanchos cuando dentraron en la quinta en otubre pasao; pues, sinor, ella dice que la epidemia que le mato veinte y siete gallinas de las mejores en una semana, comenzo por un gallo negro que tenia un dedo roto y que empezo como el nuestro a dejar cair las alas como si tuviera el moquillo."

"-?Que todos los diablos se lleven a esta maldita mujer -grite, botando al suelo la cuchara que habia estado usando- con su moquillo, la vecina Gumersinda y que se yo que mas!?Pucha! ?Creeras vos, mujer, que no tengo otra cosa que hacer que andar galopiando por todas partes buscando maiz, sobre todo aura que no se puede conseguir ni a peso de oro, y tuito por una gallina bataraza que esta enferma y pueda tener el moquillo?

- "Yo no he dicho tal cosa -contesto Pascuala, levantando la voz, como hacen las mujeres-. O uste no ha parao la oreja a lo que estoy diciendo, o se hace el que no compriende. Nunca en mi vida he dicho que la gallina bataraza juera a tener el moquillo; y si es la gallina mas gorda de la vecinda, debe agradecermelo a mi, despues de a la Virgen santisima, como tantas veces me lo ha dicho la vecina Gumersinda, porque nunca dejo de darle carne picada tres veces al dia, y por eso es que nunca sale de la cocina, ansina es que hasta los gatos tienen miedo de dentrar a la casa, porque se les va encima como una juria. Pero uste siempre toma lo que le digo por las patas; y si dije algo de moquillo, no jue la gallina bataraza sino el gallo negro con el dedo chueco el que dije que podia tenerlo.

"-?Anda al mesmo diablo con tu galIo y tu maldita gallina bataraza! -grite yo, levantandome de repente del banco, pues habia perdido la paciencia y la mujer me estaba ya volviendo loco con su cuento del gallo con el dedo chueco y de lo que decia na Gumersinda-.?Y que tuitas las maldiciones caigan sobre esa bruja que esta siempre llena como un diario de las cosas de sus vecinos!?Ya se la laya de perejil que viene a buscar na Gumersinda en mi quinta!?No basta que vaya por tuitas partes dandole importancia a los versos que le cante a la hija de Montenegro cuando baile con ella en lo del primo Teodoro despues de la yerra, cuando bien sabe Dios que nunca me ha importao un pito la muchacha??Pero habrase visto nomas ande han venido a parar las cosas, cuando ni un gallo que tiene el dedo roto puede enfermarse sin que meta su pata en ello la vecina Gumersinda!

"Jue tanto lo enojao que estaba con na Pascuala cuando ricordaba estas y otras muchas cosas, que de guenas ganas le hubiera tirao la juente con la carne asada a la cabeza.

"Justamente en ese momento, mientras pensaba en estas cosas, me quede dormido. A la manana siguiente me levante y sin calentarme mas la cabeza, compre los malacaras y le pague a Manuel lo que pedia. Porque tengo esta guena cualida, que cuando tengo alguna duda sobre una cosa, la noche lo aclara todo, y a la manana siguiente me levanto reposao y con mi resolucion tomada."

Aqui termino el cuento de Anselmo sin que hubiese pronunciado ni una sola, silaba de aquellos asuntos maravillosos que empezo a contar, y temiendo que fuera a lanzarse a un nuevo tema, le dije pronto "buenas noches" y me fui a la cama.